BARCELONEANDO

"Me cagué de risa con tu libro"

Barcelona reúne a los amigos del desaparecido historietista y escritor Roberto Fontanarrosa con un seductor Valdano a la cabeza

Homenaje a Roberto Fontanarrosa con Gerardo Pisarello, Jorge Valdano y Joan Manuel Serrat, entre otros, en la mesa, y un auditorio a rebosar.

Homenaje a Roberto Fontanarrosa con Gerardo Pisarello, Jorge Valdano y Joan Manuel Serrat, entre otros, en la mesa, y un auditorio a rebosar. / periodico

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Confieso mi ignorancia: desconocía la figura de Roberto Fontanarrosa (Rosario, Argentina, 1944-2007). Fue hasta el jueves. Día de la revelación. Algunos de sus amigos se reunieron para recordarlo. Salí del homenaje con un solo propósito: llegar a la librería más cercana. No fue fácil, pero ahora dos de sus antologías de cuentos descansan sobre mi mesilla de noche. Me desternillo y me sumo a su clan de seguidores. En Argentina son legión. Aquí no tantos. Había otra posibilidad tras la sesión de risoterapia que fue el encuentro, que a una le agarraran unas ganas incontrolables de ir a la cancha de fútbol. O de largarse con el seductor Jorge Valdano. No pasó. Ni lo uno ni lo otro. Aunque sí aprendí mucho sobre el homenajeado, y dos cosas básicas del deporte rey: no es lo mismo jugar a la pelota que al fútbol; y en Rosario hay 'leprosos' y 'canallas', los seguidores del Newell’s y del Central. Hinchadas irreconciliables. Y es que el Negro, así le llamaban sus amigos, era un historietista y escritor dotado de un gran sentido del humor al que le apasionaba, como buen argentino, mucho, muchísimo, el fútbol.

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El humor era un asunto vital para él: "No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: 'Me cagué de risa con tu libro'". Una de sus frases más conocidas, como se encargó de recordar el campeón del mundo del 86 (o sea, Valdano, otra cosa que aprendí), no sin antes recitar algunos de los cuentos de Fontanarrosa y rendir, con su elegante porte y cautivadora labia argentina, al auditorio. Eran amigos y enemigos. Veamos. Eran cercanos, muy cercanos, y compartían su amor por la pelota. "Ningún escritor ha querido tanto al fútbol como el Negro. Fue sin duda el que mejor lo ha analizado porque en sus cuentos no hay solo humor, hay también una capacidad extraordinaria de sacar lo simbólico y llevarlo al territorio de lo real. Tenía una imaginación para sobresaltar que resultaba extraordinaria". Palabra de Valdano.

UN 'LEPROSO' EN EL REINO DE UN 'CANALLA'

Ahí está el cuento del niño que silba a una pelota: "Cuando el pibe llega a la esquina, gira la cabeza, silba, y la pelota se dirige hacia él. ¡Ese es el sueño de todo argentino, que la pelota te obedezca hasta ese punto! Los argentinos somos jugadores de pelota por eso adoramos a Maradona. El fútbol llega después. Y Fontanarrosa te descubría esa verdad desde la ficción". Más palabra de Valdano. Amigos, si, y enemigos, también, en lo deportivo. "Hoy me siento un poco culpable porque soy un madridista en el reino del barcelonista, y porque soy un 'leproso' en el reino de un canalla'". Pero lo dicho, el llamado filósofo del fútbol (eso sí lo sabía antes del encuentro) sedujo a todo culé, leproso o porteño que se le puso a tiro.

Lo de porteño no es baladí. Pues Fontanarrosa ejerció siempre de rosarino. Sus tardes eran tardes pasadas en la mesa de los galanes del bar El Cairo, el rincón donde se reunía con sus amigos para hablar de fútbol, cómo no, y de los otros temas que le interesaban: la amistad, el sexo y la política. Desde ahí veía el mundo que plasmaba en sus cuentos e historietas y oía el lenguaje coloquial que tanto utilizaba. En este punto, lo suyo fue recordar su intervención en el Congreso Internacional de la Lengua Española del 2004. El tema: las palabras malas. "¿Eran malas porque pegaban a las buenas?", se preguntaba el Negro. El porqué no importa. Lo esencial es que para él había algunas de irreemplazables, como pelotudo. "El secreto de la palabra pelotudo, su fuerza, está en la t. No es lo mismo decir sonso que peloTudo", afirmaba.

RISAS Y PELOTUDECES

A esas alturas del encuentro, la risa era la norma y las pelotudeces, también. Se dijeron tantas como veces sonaron las palabras asado, cancha y pibe. Normal, los argentinos eran mayoría, entre ellos Gerardo Pisarello. El teniente de alcalde habló de fútbol pero, como en política se aprende rápido, no reveló sus preferencias en esta parte del planeta:  "Primero es el fútbol y luego los equipos". Buen intento para mantener contentos a periquitos y culés. Una intuye, como Joan Manuel Serrat, otro de los colegas presentes del Negro, que Fontanarrosa no era tan diplomático a la hora de defender los colores del Central. El cantautor no tuvo que revelar los suyos. Ya se conocen. Así que pudo apelar a "la gran generosidad" del homenajeado, "una persona muy querida por la gente".

"Y un genio con algo de filósofo que por haber escrito de fútbol y ser humorista se ha tendido a subestimar". Última palabra de Valdano.