Los guiris del quinto
La artista colombiana Violeta Ospina ultima una exposición sobre los pisos turísticos

icoy36046789 ospina161028172222 / periodico

Olga Merino
Olga MerinoPeriodista y escritora
Escritora y periodista. Master of Arts (Latin American Studies) por la University College of London (Beca La Caixa/British Council). Fue corresponsal de EL PERIÓDICO en Moscú en los años 90. Profesora en la Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès. Su última novela: 'La forastera' (Alfaguara, 2020).
OLGA MERINO / BARCELONA
“Benvolguts veïns i veïnes, l’Ajuntament de Barcelona treballa per garantir que l’activitat turística sigui compatible amb un model urbà sostenible…, Bla, bla, bla”. Así empieza la carta con que el consistorio bombardeó este verano los buzones invitando a los barceloneses a denunciar “actividades ilegales” en los inmuebles, una misiva firmada por la Direcció de Serveis d’Inspecció. A pesar de los resabios soviéticos del nombrecito y su llamada a la delación, resulta loable que las autoridades se hayan decidido al fin a tomar cartas en el asunto, solo que la iniciativa llega demasiado tarde.
Podría contarles muchas cosas sobre los pisos turísticos. Podría hablar de las fiestas hasta las cinco de la mañana. Podría describir el patio de luces convertido en un vertedero donde arrojan colillas, rodajas de salchichón volante, los restos del mojito (vaso de plástico incluido) y arena, paladas de arena, de las toallas sacudidas cuando los guiris del quinto vuelven de la playa. En fin, podría referir incidencias mucho más graves, como si hubiese realizado un concienzudo reportaje de investigación sin moverme de casa.
{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El montaje da voz,\u00a0","text":"dice Ospina, a las clases medias que se hacen un sobresueldo arrendando una habitaci\u00f3n"}}
COMO PARDILLOS
Resulta que mis sufridos convecinos y una servidora padecemos las consecuencias no de uno, sino de dos pisos turísticos, el primero legalizado --nos lo envainaron, como pardillos, al principio del principio-- y el segundo en vías de serlo por el método infalible del 'fait accompli'. ¿Qué hacer cuando el apartamento ya tiene marchamo legal? ¡Ay, con qué ligereza se dispensaron las licencias!
Con estas cavilaciones y el temor de que mis jefes me regañen por escribir un pliego de lamentaciones en lugar de una crónica, me encamino hacia el Poblenou para conocer a una artista colombiana que está ultimando un montaje sobre los pisos turísticos. Un trabajo que ha titulado 'Postals sonores' y se enmarca dentro del proyecto de JISER Reflexions Mediterrànies.
GUERRA DE ALMOHADAS
El encuentro sorprende a Violeta Ospina Domínguez (Bogotá, 1986), que así se llama la artista, aguja en mano, bordando palabras sobre algodón egipcio impoluto, en concreto el contenido de la carta consistorial que encabeza estas líneas, letra por letra. En otro lienzo, ha bordado la réplica que la plataforma de alojamiento colaborativo Airbnb hizo pública denunciando la ofensiva de las administraciones contra los pisos turísticos, en lo que supone, a su entender, un perjuicio a las “familias de clase media que comparten su casa”. 'Home sharing' llaman al invento.
Se hace difícil desentrañar los textos blanco sobre blanco pero, como están bordados con hilo fotoluminescente, podrán leerse en la más completa oscuridad cuando esté listo el montaje. En realidad, la artista está confeccionando fundas de almohada para simbolizar la invasión del espacio doméstico por un desconocido, el turista de ocasión. Pocos objetos habrá más íntimos que una almohada.
VUELVE EL 'RELLOGAT'
Ospina ha entrevistado a varios ciudadanos que han acogido en sus casas a visitantes foráneos y ha grabado su voces, sus experiencias y opiniones, sus sueños y pesadillas mientras los inquilinos permanecieron bajo su techo. De ahí lo de 'Postales sonoras' y las almohadas. Se trata de estudiantes y artistas sin un duro, pensionistas y parados, miembros de una supuesta clase media que sobrevive en esta ciudad cada vez más inasequible metiendo a un extraño en casa. Serían, por así decirlo, una versión posmoderna del 'rellogat' de los años 40 y 50.
{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"La muestra,\u00a0'Postals sonores',\u00a0","text":"La muestra,\u00a0'Postals sonores',\u00a0se inaugura el pr\u00f3ximo viernes en el Centro C\u00edvic Fort Pienc"}}
“No he querido --confiesa-- convertirlos ni en víctimas ni en héroes. Tampoco hay drama alguno; simplemente, me apetece hablar de realidades que nadie quiere ver”. La misma artista ha tenido que echar mano del subarriendo como alternativa laboral, porque desde que llegó a Barcelona, hace un par de años, no ha encontrado un trabajo lo que se dice real.
En general, las experiencias de sus entrevistados han sido buenas, salvo algún que otro roce y el caso de una pareja de turistas que pillaron tal cogorza que acabaron arrojando los colchones por el balcón. El problema, claro, sobreviene cuando el titular del piso se larga a casa de la hermana mientras se hace el sobresueldo. En su trabajo artístico, afloran también las empresas camufladas entre esas clases medias. ¿O acaso son la mayoría?
En fin, si la misión del arte es remover conciencias, provocar, hablar de lo que sucede en la calle, la polémica está servida. La exposición de Violeta Ospina se inaugura el 4 noviembre, a las 19.30 horas, en el centro cívico Fort Pienc, junto con los montajes que hayan realizado también otros dos artistas residentes en JISER, la tunecina Nourhene Ghazel y el argelino Lyes Karbouai (LMNT).
- El tráfico de fármacos para crear la 'droga de los pobres' se expande en la zona más vulnerable de Barcelona
- 270 padres y madres piden dimisiones en una escuela de Terrassa por su deriva ultracatólica
- Telefónica desmantela la central de cobre de su histórica sede de Fontanella y el Ayuntamiento recalifica el edificio
- Barcelona proyecta los primeros derribos para empezar a construir 3.360 pisos en torno a la Sagrera en 2029
- El Govern adjudica el proyecto constructivo de la nueva estación de autobuses de la plaza de Espanya de Barcelona
- IMÁGENES | Así serán las nuevas estaciones de la L8 de FGC en el Eixample
- Estos son los 5 mejores restaurantes de Vilanova i la Geltrú, según Tripadvisor
- Una semana de disturbios en Mataró: cinco claves para entender qué pasa en el barrio de Cerdanyola