Alejandro Cuenca, actor: "Me quedo con lo bueno de la Prosperitat de mi infancia"

Alejandro Cuenca (Barcelona, 1975) era el típico niño que en el cole -el Santiago Rusiñol, de Nou Barris- solía demostrar su destreza caminando sobre las manos. Sus volteretas, en clase de gimnasia, no tardaron en llamar la atención de sus profesores. "Les dijeron a mis padres que tenía cualidades especiales para la acrobacia, que veían mucho potencial en mí -recuerda Cuenca-. Éramos una familia trabajadora y apuntarme al gimnasio supuso un sacrificio para mis padres, pero hicieron caso del profesorado, y me apuntaron a un gimnasio en el distrito, Ipon, donde conocí al que sería mi entrenador, José Salvador", explica.

"Salvador fue como un segundo padre para mí. Al día siguiente de conocerlo, ya me llevó a la Fuixarda, en Montjuïc. Fue la primera vez que vi un gimnasio con aparatos. Y niños y niñas saltando sobre ellos. Era mi sueño hecho realidad", rememora.

AFICIÓN CON MEDALLAS

Solo ocho meses después de empezar a entrenar, Cuenca se proclamó campeón de España infantil de trampolín. "Arrasé, cuando yo fui con la idea de que todos serían mucho más buenos que yo", dice. Y, a partir de entonces, fue campeón de España cinco años consecutivos, desde 1990, con 14 años, ya como miembro del equipo nacional. Con ellos quedó campeón de Europa junior en trampolín y cama elástica. Cuenca compitió 20 años en citas europeas e internacionales, entre ellas, los Juegos Olímpicos de Atenas, en el 2004.

"Mi afición a las acrobacias me encantaba. Fue como una droga para mí durante muchos años. Los fines de semana, en lugar de salir con los amigos, me ponía vídeos de competiciones que me pasaba mi entrenador. A cámara lenta, me fijaba en la técnica de los brazos de los atletas. Mi ídolo era el ruso Alexander Moskalenco, al que conocí en el 91 y acabamos siendo amigos. Era el mejor, y nada creído. Eso me encandiló mucho más, al conocerle", dice Cuenca. "Mi entrenador vivía en la plaza de Virrei Amat, y en su casa mirábamos campeonatos del mundo de los años 80. Era como mi segundo padre", asegura el vecino que brincaba en la plaza de Ángel Pestaña. "Me gustaba que los amigos me pidieran saltos. Ellos fueron mi primer público", reconoce.

DE LA FP AL CIRQUE DE SOLEIL

En La Prosperitat su infancia fue "superhumilde, pero muy amigable, acogedora y familiar", recuerda. "Eso sí, la droga estaba demasiado al alcance. Yo prefería las golosinas, iba y voy a los bares (La Torrada, el Tasquita...) por la relación con la gente, porque nunca he bebido alcohol. Yo me quedo con lo bueno de mi Nou Barris de infancia", resume el vecino quien aún vive en la Prospe.

Desde allí preparó su despegue a los EEUU, siguiendo su otro sueño como actor especialista. De un brinco, la vida alzó a este niño de Nou Barris en podios de citas deportivas internacionales y en una de ellas, un cazatalentos del Cirque du Soleil se fijó en él. "El 1 de diciembre del 2008 pisé por primera vez los estudios de la compañía, en Montreal. No lo olvidaré nunca", dice. "Aprendí a actuar de los payasos del circo", quienes acompañaron sus acrobacias durante cinco años y medio, y de quienes se llevó el apodo de Toro, por ser el más fuerte de los acróbatas.Cuenca es parte del elenco de películas como la pendiente de estreno All I see is you, de Marc Forster, o la reciente Secuestro, con Blanca Portillo y José Coronado. Pero este acrobático actor que también toca la batería, ha rodado otros filmes y apariciones en series como La Riera (TV3) en la que encarnó a un mosso d'esquadra.