La peste se esfuma sin que la Generalitat pueda explicarla

el olor pestilente que se extendió durante la tarde del miércoles por numerosos barrios de Barcelona y varios municipios metropolitanos, y que posteriormente reapareció muy atenuado a las mismas horas del jueves en un área más limitada, se esfumó ayer sin dejar rastro, coincidiendo con un cambio meteorológico caracterizado por la llegada de vientos del norte. Para satisfacción de los olfatos refinados, no llegó un tercer episodio: no hubo llamadas a Protecció Civil, ni comprobaciones de pisadas molestas, ni chistes en Twitter. Así que la peste se despidió de los barceloneses sin que nadie haya sido capaz de certificar de dónde procedía y cómo se formó.

Atendiendo a los barrios de Barcelona y las zonas metropolitanas afectadas y la dirección de los vientos, que fueron durante los dos episodios pestíferos de suroeste (lebeche), el origen del olor se situó en el Parc Agrari del Llobregat, donde también hay una fuerte actividad industrial, o en alguna zona próxima. Sin embargo, ni los expertos del Departament de Territori ni los de Agricultura encontraron alguna instalación industrial o alguna finca agraria sospechosa de haber originado un aroma tan penetrante y con tanto alcance, ya que llegó a detectarse incluso en Badalona.

LA FINCA INOCENTE / La finca de tres hectáreas del Parc Agrari del Llobregat motivo de la discordia, señalada en un principio como origen del olor por estar empleando abonos orgánicos, quedó descartada como foco del mal olor porque, como insistió la Conselleria d'Agricultura, un terreno tan pequeño no puede causar un efecto tan grande a más de 10 kilómetros de distancia, donde se encuentran algunos de los barrios barceloneses más afectados.

Fuentes de ambas conselleries insisten en que el episodio, al que no han podido dar ninguna explicación, ha sido anecdótico, una molestia sin problemas para la salud, y recuerdan que en cuestión de olores puede ser muy difícil determinar la fuente de emisión.