El jefe de la Guardia Urbana asegura que son "los más interesados" en aclarar lo que pasó el 4-F

Evelio Vázquez recomienda "leer detenidamente la sentencia" para entender que Rodrigo Lanza "lanzó la piedra" contra el agente herido

MAYKA NAVARRO / BARCELONA

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El intendente Evelio Vázquez, actual responsable de la Guardia Urbana de Barcelona, ha negado rotundamente esta mañana que haya existido ningún tipo de complot en relación a los sucesos del 4 de febrero del 2006 en la calle de Sant Pere més Baix de Ciutat Vella. "Ciutat Morta es una película muy bien hecha, pero con un final que conduce a una conclusión incierta". En una entrevista en TV-3, el intendente ha recomendado "a los que dudan de la versión oficial de los hechos" que lean detenidamente la sentencia de la Audiencia de Barcelona "porque desmonta una a una todas las sombras que sugiere el documental".

Como ya hizo el miércoles el gerente de la Guardia Urbana, Joan Delort, Vázquez ha negado que la policía municipal elaborar la madrugada del 4-F ningún informe dirigido al alcalde en el que se avalara la tesis de que fue una maceta la que hirió al guardia urbano. Pero no hubo informes dirigidos a Joan Clos, ni avalando la maceta, ni la piedra. "Los únicos informes que elaboró la Guardia Urbana fueron el atestado de los hechos que se enviaron a la juez" que estaba ese fin de semana de guardia y que instruyó una investigación, que ahora se ha puesto en tela de juicio tras el pase en el Canal 33 del documental 'Ciutat Morta'. "En esos primeros momentos de confusión, quizás alguien pudo hablar de una maceta, pero es una tesis que no queda reflejada en ningún informe de la Guardia Urbana".

El intendente ha comentado que la instrucción fue "compleja" pero que los investigadores contaron con el relato de "tres guardias urbanos" que identificaron a Rodrigo Lanza como el joven que "lanzó la piedra que hirió a Juan José Salas". Vázquez ha querido aclarar que aquella madrugada, la Guardia Urbana había desplazado al edificio okupado de Sant Pere més Baix una patrulla de tres agentes y un cabo para controlar, de manera preventiva, porque las fiestas que celebraban los inquilinos que la habían okupado generaban muchas quejas vecinales. "La Guardia Urbana no estaba allí para desalojar el edificio".

Evelio Sánchez ha reconocido que durante los incidentes y después de que "un primer grupo lanzara piedras, vallas y botellas contra los cuatro guardias, hiriendo a Salas, se lanzó de todo desde los balcones, incluidas macetas, pero en ese momento, el guardia urbano ya estaba inconsciente en el suelo".

En relación a las lesiones que presentaba el guardia urbano en la cabeza, Sánchez ha recogido la tesis de la audiencia en el sentido de que las lesiones en la parte trasera del cráneo eran "incompatibles" con el impacto de una maceta. Sin embargo, es cierto que en esa misma sala se escucharon a otras voces de péritos que aseguraron que no hay humano capaz de lanzar una piedra a una velocidad que provoque una lesión de esas características.

Más seguridad para los agentes

La Guardia Urbana tomo buena nota de las cosas que "debía mejorar" tras los hechos del 4-F, ha reconocido el intendente. Por ejemplo, se incremento la seguridad de los agentes en determinados servicios y desde entonces se "protegen" con más celo los escenarios de un delito, y no se limpian, a la espera de la llegada de la policía científica, para realizar su trabajo. Ciutat Morta evidencia que nunca se encontró la piedra o la maceta que golpeó al guardia urbano porque los servicios de limpieza municipal limpiaron toda la calle en cuanto terminaron los incidentes. Sobre estos hechos el que entonces fuera concejal de Ciutat Vella, Carles Martí, aseguró a El Periódico que se ordenó limpiar "para recuperar en cuanto fuera posible la normalidad en el barrio".

En relación a las denuncias por torturas en las dependencias de la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra denunciadas por tres de los detenidos, el jefe de la policía municipal las ha negado rotundamente. "Eso no ocurrió". Y ha justificado las lesiones que presentaba Rodrigo Lanza por la violenta detención que se produjo aquella madrugada. "Aquel día fue la primera vez en la historia de la Guardia Urbana que un agente tenía que hacer un disparo al aire, intimidatorio, por miedo a ser agredido al estar rodeado por una treintena de personas". Vázquez ha reconocido que en aquella época no habían cámaras de seguridad en las dependencias policiales, solo en la puerta controlando los accesos. "Ahora hay cámaras en los pasillos, las celdas y revisamos continuamente todos los procedimientos de actuación", ha dicho.