PRIMERA JORNADA DEL CONGRESO DE LA GENTE CURIOSA

El museo de los horrores

El Museo Roca surgió en la Barcelona de 1900 como una feria donde la gente hacía cola para ver cuerpos desnudos. Un millonario belga compró la colección y la exhibe en Amberes

La Venus anatómica. Una de las figuras de cera desnudas que se exhibían en el Museo Roca.

La Venus anatómica. Una de las figuras de cera desnudas que se exhibían en el Museo Roca.

CRISTINA SAVALL / Barcelona

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Fenómenos de feria ambulante como el hombre mono, la araña gigante de Japón, las hermanas siamesas, monstruos, fetos humanos auténticos, primeros planos escalofriantes de genitales deformados por enfermedades venéreas. Todo ello y muchas más imágenes tremebundas formaban el Museo Roca, fundado por Francesc Roca, de profesión ilusionista y promotor de espectáculos, en la calle Nou de la Rambla en 1900.

Los barceloneses hacían cola para ver lo que se exhibía en esas salas: figuras de cera desnudas abiertas en canal para mostrar el interior del cuerpo humano, imágenes sorprendentes y escalofriantes que despertaban la morbosidad por encima del interés médico o didáctico. «Absténganse personas impresionables», advertía un cartel en la entrada del museo, que años después se trasladó al Paral.lel, donde terminó durante décadas con todas las piezas almacenadas en un trastero.

Venta y traslado

«Francesc Arellano, coleccionista y vendedor de antigüedades, adquirió la colección completa. Nadie en Barcelona se interesó por ella y en 1995 acabó en manos de un millonario belga que la exhibe en su residencia privada en Amberes», desvela Enric H. March, autor del blog Bereshit, que ayer en la primera jornada del Congreso de la Gente Curiosa, que se celebra hasta el 2 de marzo en Barcelona, protagonizó una ponencia sobre la historia de los museos anatómicos durante los siglos XIX y XX, entre los cuales destaca el Roca.

«Era una exposición de figuras de cera que representaban el cuerpo humano, su fisiología y mostraban los estragos de las enfermedades, especialmente las venéreas», define March. «Era la época en la que las exposiciones universales desvelaban los avances científicos. Fue cuando los museos empezaron a exhibir lo que hasta entonces eran colecciones particulares. Entre 1849 y 1938 se exhibieron 26 colecciones anatómicas en Barcelona», contextualiza March, para quien la historia del Museo Roca tiene una vertiente sociológica interesante, ya que en esos años surgió el interés por la salud y la higiene.

El Museo Roca nació apoyado por la alta burguesía, pero no tardó en convertirse en un espectáculo popular. «Entró en declive cuando el cine llegó a Barcelona», dice. Ya no interesaba ni la famosa Venus anatómica, que no solo mostraba sus órganos sexuales femeninos, también el vello público. «Algo impensable en cualquier expresión gráfica de la época, ni si quiera en las representaciones artísticas».