La ruta del móvil robado

Piezas robadas y halladas por la Guardia Urbana en la operación.

Piezas robadas y halladas por la Guardia Urbana en la operación.

ANTONIO BAQUERO / Barcelona

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En una ciudad donde diariamente se roban 100 teléfonos móviles de última generación ha de existir por fuerza un mercado negro donde se dé salida a toda esa mercancía. ¿Qué ocurre con esos aparatos? ¿Quién los adquiere? ¿Cuánto cobran los carteristas por cada smartphone? ¿Se venden aquí o se exportan al extranjero? ¿Cómo se sacan de territorio español? La detención en los últimos meses de cuatro peristas, uno de ellos la última semana, especializados en comprar a carteristas los móviles robados, ha permitido a la Guardia Urbana dar respuesta a esas preguntas y conocer qué ocurre con esos dispositivos una vez entran en esa zona de sombra.

La clave fue una detención el pasado 23 de enero. Aquella noche, un hombre avanzaba presuroso por la calle de Ruiz de Padrón, en el Clot. Miraba a su alrededor visiblemente nervioso, intentando escanear aquella estrecha calle para detectar cualquier peligro. En la mano llevaba una gran bolsa de cuero que, por el esfuerzo que parecía costarle transportarla, debía de pesar lo suyo.

Sin embargo, dos guardias urbanos de paisano lograron seguirle permaneciendo por debajo del radar de aquel individuo hasta que estuvieron lo bastante cerca como para pararle y pedirle que se identificara. Cuando los urbanos le dieron el alto, el hombre se quedó paralizado. Tras identificarse, los policías le pidieron que les mostrara el contenido de aquella bolsa.

EL COFRE DEL TESORO / El hombre accedió. La abrieron y aquello parecía el cofre del tesoro. En su interior, los urbanos encontraron 32 smartphones -tres iPhone 5, dos iPhone 4, 14 Samsgung, tres HTC, dos Sony xpreia, cuatro Hwawei, un LG y un Nokia-, cuatro tablets -un iPad, tres tabletas Samsung-, y cuatro portátiles -dos Mac, un Acer y un Assus-. También había dos discos duros, una cámara digital, cinco cargadores de móviles, además de 11 joyas de oro. En total, la mercancía tenía un valor de unos 25.000 euros.

Cuándo le preguntaron de dónde salía todo aquello, el hombre empezó a dar respuestas confusas. «Me acaba de dar la bolsa una chica para que se la guarde, no la conozco de nada», contestó poco antes de ser detenido. Durante el cacheo, los urbanos descubrieron que llevaba encima 4.430 euros en metálico.

La detención no fue casual. Los urbanos, un sargento y un agente, habían recibido informaciones de que ese individuo, identificado como Driss I., de 38 años, era uno de los principales peristas de artículos robados de la ciudad. Su actividad, según fuentes cercanas a las pesquisas, consiste en comprar a los grupos de carteristas que operan en Barcelona, especialmente en Ciutat Vella, esos artículos robados para luego distribuirlos en el mercado negro.

Los otros tres peristas que han sido detenidos por la urbana en los últimos meses son también marroquís. Tienen su propia tabla de precios. Así, por un iPhone 4 o 4S y por un Samsung Note o S4, este individuo pagaba a los carteristas unos 80 euros. Por un iPhone 5, pagaba unos 60. Sí, han leído bien. En el mercado negro, el iPhone 4 se cotiza mejor que el 5. «La razón es que el iPhone 5 aún no lo pueden liberar, con lo que no pueden revenderlo a otra persona. Por el momento, estas redes siguen robándolos y los van almacenando a la espera de que sus hackers logren liberarlos y ellos puedan revenderlos», comenta un urbano especialista en el robo de móviles. Para las tabletas, también hay tarifas. Así, los peristas suelen pagar unos 150 euros por los iPad.

A MARRUECOS Y A PAKISTÁN / Los policías también han podido determinar que la mayoría de los móviles robados en Barcelona acaban en el extranjero, especialmente en Marruecos y Pakistán, según explicó a este diario un agente experto en ese delito: «Para hacer llegar esa mercancía robada a esos países lo que hacen esos peristas es comprar electrodomésticos de segunda mano y vaciarlos por dentro, quitándoles todo el mecanismo».

Luego, rellenan ese hueco con la mercancía robada y «vuelven a sellar el electrodoméstico», explica el policía, que añade: «Esas lavadoras y neveras llenas de smartphones son luego cargadas en furgonetas, con las que los peristas emprenden su viaje hasta cruzar la frontera marroquí.