El mantenimiento del patrimonio histórico

Una fachada polémica

C. S.
BARCELONA

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La fachada de la Catedral de Barcelona se terminó contra reloj en el siglo XV cuando las arcas para las obras ya estaban vacías. El interior del templo era una maravilla gótica que no tenía nada que ver con lo que había puertas afuera.«Un muro con cuatro ventanas mal colocadas», describe Judith Urbano, subdirectora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universitat Internacional de Catalunya, que en mayo publicará su tesis doctoral sobre el arquitecto August Font i Carreras (1845-1924) quien, tras el fallecimiento de Josep Oriol Mestres, terminó la fachada y el cimborrio más elevado de lo previsto por el banquero Manuel Girona.

El ensayo sobre el autor del Palau de les Heures y de la plaza de toros de Las Arenas dedica un capítulo a la polémica suscitada en 1882 después de que el esbozo de Girona, que solo cursó Arquitectura un año, ganara el concurso.«En contra de la voluntad de los barceloneses, que estaban entusiasmados con el proyecto neogótico de Joan Martorell, la Real Academia de Bellas Artes se decantó por el plan de Girona, ya que era quien aportaba el dinero». Martorell, autor de la restauración del monasterio de Pedralbes, fue maestro de Antoni Gaudí.

A finales del siglo XIX se expusieron en el templo las cuatro propuestas. Mestres, que ostentaba el cargo de arquitecto jefe de la catedral, participaba en tres: una junto a su primer ayudante, Font i Carreras; otra en equipo con Girona, que no podía firmar sus planos, y la última, solo.

El proyecto de Martorell, por su belleza y ambición, fue el que más gustó. Se encendió la pólvora cuando no fue elegido. En 1880, Gaudí intervino en una sesión de la Associació d'Arquitectes de Catalunya para apoyar a Martorell. Él y otros arquitectos como Lluís Domènech i Montaner defendían su opción,«lo que provocó discusiones en la prensa y en las tertulias artísticas».

Marcha atrás

Urbano encontró en la biblioteca del Ateneu Barcelonès una recopilación de artículos periodísticos editada en 1882 que destacan la superioridad del plan de Martorell, con una felicitación de apoyo firmada por Gaudí. Aún así, Mestres siguió las coordenadas de Girona.«Cuando quitaron los andamios, los barceloneses pusieron el grito en el cielo». Fallecido Mestres, Font volvió a tapar los muros, añadió detalles y alzó a 90 metros el cimborrio, por lo que la fachada se acercaba cada vez más al proyecto inicial de Martorell.