INSÓLITO CASTIGO A UN EMPLEADO DEL TRANSPORTE PÚBLICO

La multa más rara del mundo

Un conductor de TMB recibe una sanción por estacionar el autobús en el carril bus-taxi

Multado 8 Fontaneda, junto al bus sancionado, el pasado miércoles.

Multado 8 Fontaneda, junto al bus sancionado, el pasado miércoles.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Alberto Fontaneda tanto se ríe como se cabrea. Es conductor de TMB y cada día le pueden ver al volante de uno de los vehículos de la línea 19, que va del Port Vell a Montbau. El 16 de noviembre del 2010, a las 17.27 horas, se detuvo en la parada de la calle de Trafalgar que está frente al número 64. Subieron pasajeros, se bajaron; cerró puertas y prosiguió la escalada hacia Sant Genís. Dos meses después le llegó a casa una sanción de 200 euros -la mitad si pagaba con premura- por aparcar en el carril bus. La sanción, para despejar cualquier duda, adjuntaba una foto del bus de Alberto. Efectivamente, estaba estacionado en el carril bus-taxi.

No hay una única versión sobre lo que ha pasado con la que podría ser la multa más rara del mundo. El conductor dice que a los tres días de recibirla hizo un recurso a través de internet del que nunca obtuvo respuesta.«No sé si es que la página web no funciona, o si solo va bien cuando hay que pagar, pero a día de hoy todavía espero que alguien del ayuntamiento me diga si me la quitan o no», sostiene.

Parece que se salva. Según fuentes del Instituto Municipal de Hacienda, Alberto«no deberá pagar la multa porque ya ha sido anulada».«Pues mira qué bien. ¿Pero cuándo tienen previsto notificármelo?»,responde con el humor un poco arrastrado. El ayuntamiento argumenta que lo sucedido se debe a un«cúmulo de errores»,puesto que, según su versión de los hechos, el conductor no interpuso queja alguna, contradiciendo el relato de Alberto, sino que fue la empresa pública la que presentó alegatos el 21 de febrero. Como la sanción iba a nombre del trabajador y no de TMB, no fue posible cruzar los datos. Y es por ello que todo se ha demorado hasta hoy.

Fotos a discreción

Elarma del delitoes un coche que se dedica a fotografiar todo lo que circula con matrícula por el carril bus-taxi. Ese disparo indiscriminado pasa luego por un filtro humano que se encarga de eliminar los vehículos que sí pueden usar este vial. En esta ocasión-«y por primera vez»,según señalan los entendidos municipales en la materia-, el sistema falló. Al colarse el bus de Alberto se inició el mecanismo habitual de estos casos. Mediante un sistema informático, se solicitó a TMB el nombre de la persona que el 16 de noviembre a las 17.27 horas conducía el bus de la línea 19 por Trafalgar. La empresa, a la que no se informa sobre la presuntas imprudencias de sus empleados, aporta los datos y se queda al margen, dado que el castigo lo recibe la persona como ente individual, no como integrante de un colectivo profesional. Al parecer, este modus operandi se aplica con otras grandes empresas que disponen de flotas, ya sea de alquiler de coches, de furgonetas de reparto y mensajería o, como es el caso, de transporte público, incluido el taxi metropolitano.

Fuentes de TMB argumentan que este es el«procedimiento habitual»y que la Guardia Urbana«no está obligada a notificar el motivo de la denuncia».Cuando la situación de Alberto llegó a oídos de los responsables de la empresa, se buscó en el archivo la horaHy el díaD para confirmar que el conductor estaba en una parada recogiendo y dejando pasaje y no tomando unas cañas o haciendo un recado en la esquina. El 21 de febrero, la compañía presentó un recurso del que tampoco han recibido respuesta alguna, aunque un portavoz opta por suavizar la cosa recordando que se trata«de una máquina que va haciendo fotos y que aquel día captó la matrícula que no tocaba».

De la gracia al cabreo

Alberto dice que hizo recurso y el ayuntamiento asegura que no consta. La hacienda municipal sostiene que la multa está anulada pero nadie se lo ha dicho al interesado.«Cuando se lo cuento a la gente se ríen y a mi también me hace gracia, pero cuando lo piensas y ves que te tienen seis meses sin decirte nada, dejas de sonreír»,resume.

Los recovecos de la ley son infinitos. Con la nueva ordenanza que prohibe la desnudez, no les extrañe que algún día se castigue a los gorilas del zoo por mostrar sus atributos en público.