la definición del oeste del municipio en el alero

El freno al plan del Miniestadi deja a Hereu sin otro logro que la Sagrera

Manifestación vecinal contra la recalificación, en los alrededores del Miniestadi del FC Barcelona, en julio del 2009.

Manifestación vecinal contra la recalificación, en los alrededores del Miniestadi del FC Barcelona, en julio del 2009.

XABIER BARRENA / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La renovación ideológica que acompañó a Jordi Hereu en la última campaña conllevó el ascenso de las políticas sociales al nivel de máxima prioridad. Dicho de otro modo, el PSC abandonó la piedra, entendida esta como sinónimo de grandes obras. Pocos contaban sin embargo que, por una razón u otra, fuera la piedra la que, finalmente y casi como una maldición, abandonara a Hereu. De todos los grandes proyectos que se preveía realizar o al menos empezar en este mandato, Hereu culminará su gestión sin otro trofeo que las obras de la estación de la Sagrera. Obra homérica, sin duda, pero, al mismo tiempo, éxito compartido -como ya pactara Joan Clos- con la Generalitat y el Estado que, a fin de cuentas, es el que pone el dinero.

El parón a la recalificación del Miniestadi, anunciado por el FC Barcelona el miércoles, añade, además, una componente casi sentimental. El paso en falso en la reordenación del poniente municipal, un trozo de no ciudad en el centro de la urbe metropolitana, es especialmente doloroso para alguien que no solo se impuso acabar con la actual imagen, desértica, fantasmagórica y posible escenario de películas arrabaleras

-según el momento del día-, sino que también fue concejal de distrito y es vecino de la zona. Hereu tampoco ha sido profeta en su barrio.

Y eso que el parón del Barça era algo anunciado e incluso adelantado por este diario el mismo día en que se aprobaba en el pleno municipal. Y además, el club ha estado exquisito en las formas pues ha permitido al bipartito una salida inmediata airosa. La junta de Sandro Rosell sabe que es con el ayuntamiento con quien deberá sentarse a negociar y no dudó un segundo en comunicar a Hereu cuándo y por qué iban a echar el freno, acogiéndose a una cláusula del convenio firmado en su día.

MESES PERDIDOS / Los meses que se perdieron buscando un pacto político, innecesario si Hereu hubiera tenido mayoría en el pleno pero indispensable en la actual situación de inferioridad numérica que tanto ha lastrado este mandato, ha sido finalmente determinante. Si la comisión de Urbanismo hubiera recibido antes el plan, habría adelantado su visto bueno mientras Joan Laporta era presidente. No fue así.

La lista maldita de Hereu está encabezada, por supuesto, por el fracaso de lo que tenía que ser el santo y seña del mandato, la reforma de la avenida Diagonal. También incluye el barrio de nuevo cuño de la Marina del Prat Vermell, en Sants-Montjuïc, que esta hibernadosine dieen espera de que la crisis mengüe. Y el zoo marino, el faraónico proyecto paralizado en mayo, a cuenta del plan de ajuste, y gracias al cual algún alto cargo municipal viaja por todo el mundo, para enfado de no pocos compañeros de administración.

A este podio de honor se le pueden juntar otros muchos proyectos que si han salido adelante ha sido porque algún partido de la oposición ha dado apoyo a cambio de remodelar a su gusto el plan. El mismo plan del Miniestadi (apoyo de CiU y ERC) sería un ejemplo. Hay más.

Por ejemplo la perrera, propuesta por ICV-EUiA en Collserola y desplazada, finalmente hasta Montjuïc por ERC. Y los nuevos Encants, modificados por CiU. Y el uso del castillo de Montjuïc, esta vez con la ayuda del PP. Y la reforma del Carmel, paralizado hasta obtener el sí de ERC...

A todo esto cabe recordar que Hereu se halla en pleno esprint, o eso se le supone, por remontar antes de diciembre las encuestas más que contrarias que le sitúan como cuarto líder de los cinco del pleno municipal y a su partido a más de siete puntos por detrás de CiU. A Trias no le alcanza con el retrovisor para ver a Hereu.

Hace más de un mes, Hereu, animado por la federación de Barcelona del PSC, se postuló y se dejó aclamar como candidato. Desde entonces y tras su omnipresencia en los festejos de la Mercè, desde Belle & Sebastian a gigantes y cabezudos, poco se sabe del alcalde. Ni un gesto que permita adivinar que sí, que esta vez el cambio del cambio va en serio. Ni un mal cese, ni una propuesta atractiva, ni una oleada ordenada de ataques a Trias.

COHERENCIA / Incluso dentro del ayuntamiento hay quien cree que está preparando algo realmente gordo, porque si no, no se entiende tanta quietud cuando precisa de lo contrario. Todo son formas de verlo. Por ejemplo, con los mismos mimbres se puede argüir que Hereu es coherente. Ayer mismo resucitó la candidatura olímpica del 2022, cuando lo fácil, visto el panorama, hubiera sido dejarlo languidecer hasta mayo. Y si se tercia.