INCIVISMO
El botellón playero crece e irrita a los vecinos de la Barceloneta
Una plataforma denuncia el aumento de molestias y robos nocturnos en el barrio
Botellón en la playa, robos y ruidos en el barrio. Los vecinos de la Barceloneta han comenzado a impulsar una campaña para denunciar las consecuencias negativas que la práctica del botellón ha traído con más fuerza este verano a las calles y plazas de la zona. La recién creada plataforma Veïns i Veïnes de la Barceloneta, que se reúne cada semana para debatir los problemas de civismo y seguridad, ha comenzado a desplegar carteles y pancartas en los balcones para alertar del crecimiento de este problema con la llegada de la temporada turística. «Cada año crece y ya se está desbordando. Hay más botellón, ruidos por la noche y a primera hora de la mañana», explica un portavoz de la asociación que organizó una actividad de creación de pancartas el lunes pasado.
El rápido crecimiento de los colmados en el barrio también ha encendido las alarmas entre los vecinos que llaman al boicot de este tipo de comercios por vender alcohol hasta pasada la medianoche. «No hay ningún tipo de control de los establecimientos. Donde abre uno, comienzan los problemas para los vecinos porque allí acuden todos los turistas que hacen botellón en la playa y que después dejan el barrio lleno de orines y basura», dice Fernando Prieto.
El botellón playero es una práctica cada vez más extendida entre los turistas e inmigrantes como una forma de ocio económica, aunque también como nueva modalidad de celebraciones informales. «Venimos para festejar el cumpleaños de un amigo y la semana que viene haremos lo mismo con un aniversario de bodas», dijo Luis Francis, un estudiante brasileño que organizaba una ceremonia con globos y decoración elaborada en medio de la playa el lunes pasado. El botellón nocturno se repite cada noche desde el atardecer hasta la madrugada y se dispara los fines de semana.
CRISTALES ROTOS / Los vecinos aseguran que la masificación de turistas en el barrio ha provocado que la playa tenga un uso casi ininterrumpido las 24 horas y que los servicios de limpieza no dan abasto. «Cada mañana que voy a a trabajar me encuentro botellas, latas, portales meados. Además, ese tipo de turista gamberro se hospeda en pisos del barrio y causa muchos problemas. Los más recientes son que los invitados a las fiestas rompen los portales para entrar y salir sin tener que llamar por interfono», explica otra vecina.
La enorme afluencia de viajeros al barrio también atrae a grupos de carteristas y ladrones. Los vecinos ya han denunciado que las bandas operan en todo el barrio, generalmente con bicicleta y aprovechando la distracción. «Hay locales donde llegan con la mercancía robada y se reparten el botín. Lo vemos cada día», explica un joven vecino del barrio.
La plataforma que lidera la campaña contra el botellón y los robos fue creada en Facebook por un grupo de vecinos que consideran que las otras dos asociaciones (la histórica de vecinos y la de L'Òstia) no luchan por resolver estos problemas.
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