En el centro de su mundo

El cantautor siciliano Franco Battiato llenó el Auditori hasta la bandera a pesar de llevar años sin grabar en castellano y coincidir su actuación con la de Police

LUIS TROQUEL / BARCELONA

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Aun luchando contra gigantes, Franco Battiato encuentra siempre su propio centro de gravedad. Parecía que en Barcelona no existiera otra cosa que el concierto de Police. Y sin embargo, el mismo día y a la misma hora, Battiato llenaba la sala grande del Auditori hasta la bandera (blanca, por supuesto, como reza el estribillo de una de sus más conocidas canciones). Y de un público no tan distinto. A fin de cuentas, aunque lleve en activo casi 40 años, su momento de gloria en nuestro país coincide con el apogeo en solitario de Sting: a mediados de los años 80 ambos se convirtieron en iconos de la posmodernidad para todo tipo de públicos.

A pesar de haber siempre mantenido una febril y multidisciplinar actividad creativa (o quizá debido a ello), Battiato olvidó hace mucho el mercado español. No actuaba en Barcelona desde hacía cinco años, y entonces rompía una ausencia de más de 10. Eso no fue obstáculo para que el pasado jueves recuperara muchos de sus éxitos en castellano, y bastantes incluso sin necesidad de leerlos. En cambio, sí cantó leyendo varias piezas italianas menos conocidas, como las dos con que abrió el concierto, a un lado del escenario, acompañado únicamente por el piano. Vestía traje oscuro, cuello de camisa claro y dos indisimulados auriculares modelo cascos. Parecía un sesudo conferenciante atento a la traducción simultánea.

Pero en Battiato hasta el detalle más clásico tiene algo de extravagante (y viceversa). La tercera canción, la antológica Povera Italia, fue recibida ya con salvas de aplausos mientras, al otro extremo del escenario, un teclista proclive a la new age alternaba intimismo y grandilocuencia. Las dos horas de concierto fueron un constante ir y venir de músicos. En su enésima reinvención, el cantautor siciliano se presentó acompañado por dos grupos de rock que bien podrían ser sus nietos: un trío de chicos de pose grunge (llamados FSC) y cuatro féminas entre punk y metaleras (MAB) cuya cantante ejercía de gótica mezzosoprano a tiempo parcial.

En conjunto parecía un intento un poco desesperado por seguir siendo moderno, con sus luces y sus sombras, y que en realidad no le hace ninguna falta. Presentó varios temas de su nuevo disco y hasta anunció que uno de ellos daría título a su tercera película. Versionó La chanson des vieux amants de Brel, el Ruby Tuesday de los Stones y hasta un pasaje coral de Bach. Cantó alternando dos micros (y sus correspondientes pies) dispuestos uno al lado del otro y encandiló con éxitos como El animalNómadas o su permanente Centro de gravedad como explosivo bis final.