Juan Carlos Martel Bayod: Director inquieto

Director teatral

Barcelona, 1976

Debuta en el Grec con 'God is a DJ'

Ha colaborado con Carme Portaceli y Lluís Pasqual, entre otros.

Juan Carlos Martel es una de las nuevas caras del Grec. El joven director barcelonés, que en su día hizo las oposiciones al Institut del Teatre en paralelo a las de La Caixa, ha debutado en la Nou Ivanov con God is a DJ. Escrito por Falk Richter, actor, director y dramaturgo vinculado a la Schaubühne de Berlín, plantea el dilema de una pareja que convierte su vida en un escaparate público para alcanzar la fama.

"La obra se ha estrenado en las principales capitales europeas. Fue escrita antes del fenómeno Gran hermano", explica este devorador de textos que ha desarrollado un olfato especial para descubrir dramaturgias contemporáneas. En realidad lo que le impactó a Richter fue ese "punto premonitorio" de la obra que, en realidad, parte del debate suscitado sobre qué es arte tras la presentación en Londres de The bed.

Carme Portaceli, su principal valedora, le descubrió en la Beckett en una lectura dramatizada de Atemptats contra la seva vida, de Martin Crim, en el 2005. Después montó Push up 1-3, de Roland Schimmelpfennig. "Teatralmente España se está recuperando de los 40 años de franquismo. Ha habido un desfase entre lo que se hacía fuera y aquí. Se ha imitado mucho", dice Martel, que ha sido ayudante de Lluís Pasqual y Toni Casares, entre otros.

God is a DJ supone un gran desafío, tanto desde el punto de vista técnico como actoral. Por una parte, la coordinación de las imágenes filmadas: en escena hay una gran pantalla de fondo, tres cámaras y 28 monitores de televisión. Por otra, dosificar la montaña rusa de sentimientos de los protagonistas, un discjockey (Albert Triola) y una presentadora de televisión (Elena Fortuny).

Muchas son las reflexiones con las que uno sale de la Nau Ivanov. Martel solo espera no defraudar: "Odio que me timen en el teatro. No quiero que nadie salga creyendo haber perdido el tiempo y el dinero".