Rexach, el descubridor de Messi, le sugiere a Leo que no vuelva

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Me escribe uno de los culés más impresionantes que he conocido en mi vida. No hay color, lo juro, entre él y todos los demás. Él sí que siente los colores. Me dice que haga un artículo «sobre lo que piensan dos acérrimos culés; uno, optimista porque piensa que la reunión en casa de Joan Laporta con Jorge Messi, eso sí, con luz y taquígrafos, es decir, me temo que con toda la prensa, radio y TV convocada para presenciar el ‘paripe’, es el inicio del regreso de Leo, y otro, pesimista, que piensa que, en 30 minutos, que es lo que duró ese encuentro, no se arregla nada, ni se firma nada, ni se pacta nada, pues llegas, saludas, '¿qué, un café?', te lo sirven, te lo tomas y te vas; sobre todo si eres Jorge Messi, que aún lleva clavada la puñalada de hace un año».

Le digo que el artículo, si quiere, me lo puede dictar. Y, sí, empiezo a tomar nota. «A Leo», me sigue escribiendo en el WhatsApp (el tío, pese a ser mayor, es un puto lince con las yemas de los dedos), «no le interesa tener al barcelonismo en contra y el Barça, bueno Laporta, quiere recuperar el tiempo perdido y quedar bien». Me dice que interrumpe la instructiva charla porque entra en una videoconferencia con no sé cuántos países. Es un ‘crack’ el tío, en serio.

Fortuna inmensa

Vuelve sonar la señal del WhatsApp. «Mira, Leo debe tener, como poco, 2.000 millones en el banco. Tiene un montón de patrocinadores personales fuera del fútbol. Es imposible que su familia, sus hijos y sus nietos se acaben la fortuna que atesora, ¡imposible! No necesita el dinero de Arabia, Emilio. Si, finalmente, se va Arabia, me llevaré una decepción impresionante. A Arabia se puede ir dentro de dos o tres años, para el fútbol que hacen allí y la manera que tiene él, prodigiosa, inteligentísima, única, imposible de imitar, pues juega andando, le sobra calidad para ir cuando quiera. Si se va a Miami, le entenderé un poco más, no mucho más, pero le entenderé. Irse a Arabia es estar loco, loco».

Leo Messi con Jan Laporta el 18-9-09 firmando su renovación

Leo Messi firma, delante de Joan Laporta, su contrato el 18 de septiembre del 2009. / SPORT

Casi ni le respondo, porque estoy muy pendiente de su exposición. Que, por supuesto, continúa. Ya les digo que me hizo el artículo (éste es gratis para El Periódico, fijo, no pienso cobrarlo). «Ni Leo ni Antonela Roccuzzo, su esposa, han sido, nunca, de ostentar, de enseñar lo que tienen, de retransmitir en las redes sociales cómo se patean el dinero. Eso, ¿verdad?, le pega mucho más a Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez, su esposa. Si Leo se va a Arabia será el ‘Ronaldo bis’. Insisto no creo que sea nada ejemplar. Leo, en Barcelona, lleva una vida normal, nada estridente. Siempre ha intentado pasar desapercibido. En el campo, le han pegado mucho más que a Vinicius Jr. y le han insultado un montón, fijo, pero él siempre ha sido ejemplar, por eso todo el mundo le respeta».

Y se despide, feliz. Ya me ha contado lo que quería contarme. Sé que cree que soy incapaz de publicarlo. Antes de despedirnos, le recuerdo que Charly Rexach, el técnico azulgrana que viajó a Rosario (Argentina) a dar el visto bueno al fichaje de Leo Messi cuando 'La Pulga' tenía 12 años, acaba de escribir, en el ‘Mundo Deportivo’, que, si fuese Leo, no volvería. Es decir, que le ha recomendado que se quite al Barça de la cabeza, que ya no toca, que pasó.

Charly, aunque ahora no cuente para muchos, es un grande, un mito, tiene un ojo único, el más pillo del mundo culé ¡vaya que sí! Recuerdo que un día me dijo «yo fui a ver a Leo, siendo niño, y te juro que hasta un marciano se habría dado cuenta de que era muy, muy, muy especial». Es más, «Emilio, si hubiese viajado a Barcelona para una prueba de 15 días, nos hubiesen sobrado 14 días 23 horas y 50 minutos».

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