ANÁLISIS

La contracrónica del United-Barça: Los cambios de Ten Hag ganan

CABECERA FUTBOL CONTRACRONICA MANCHESTERUNITED

CABECERA FUTBOL CONTRACRONICA MANCHESTERUNITED / EPC

Marcos López

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El protagonista

Estaba Old Trafford en silencio tras ver cómo su equipo se había ido apagando tras un arranque lleno de optimismo. Pero necesitaba el United agitar su estructura táctica de tal manera que apostó por jugar con extremos (puso a Antony tras el descanso, sacó luego a Alejandro Garnacho) situando a Rashford en el centro del ataque. O sea, de puro nueve y no de extremo zurdo como en los primeros 45 minutos. Pronto tuvo la respuesta el técnico neerlándes que estaba buscando con el gol del empate.

Había hecho tres cambios Ten Haag justo a la hora de partido. Pero Xavi no movía nada hasta que decidió quitar a Sergi Roberto (m. 70) para colocar a Ferran Torres en la banda izquierda. El United encontró la vida a través de los extremos porque resultaron decisivos para remontar el partido después de una primera mitad donde se sentía gobernado y hasta sometido.

El problema

El 1-1 llegó tras una pérdida de Kessié. El 2-1 tras otra pérdida, en este caso de Raphinha. En menos de media hora de la segunda mitad, y víctima de su errático control del balón, el Barça se desplomó porque no supo desactivar ni descifrar los cambios que había introducido Ten Hag. Cambios que sí cambiaron y, de manera absoluta, la noche para desgracia azulgrana. 

Esas pérdidas resultaron finalmente la condena porque dejaron en nada el gol de penalti de Lewandowski y devolvieron, de nuevo, al equipo a los viejos fantasmas del pasado. 

La táctica

No estaba Pedri (lesionado) ni Gavi (sancionado). Pero Xavi no modificó su plan inicial de cuatro centrocampistas, aprovechando, además, el retorno de Busquets al once inicial. Con el capitán, escoltado por Frenkie de Jong y Kessié, le tocó a Sergi Roberto actuar tal si fuera Gavi. Parecía que empezaba en la banda izquierda. Siempre de fuera hacia dentro porque ese era el hogar de Balde y no debía ocuparlo sin su permiso.

Frenkie se movía también por ese costado, el zurdo; Franck lo hacía por el diestro. En la primera parte, el neerlandés ofreció un curso para esquivar la presión, que resultó angustiosa para el Barça hasta el minuto 10. Luego, De Jong estuvo lúcido, al igual que valioso era el trabajo de Kessié, erigido en un todocampista porque apareció por todos los rincones del campo. Hasta que falló en el origen del 1-1 del United.

Marcaje a...

Era lateral. En la pizarra. Lateral zurdo. Pero, en realidad, Alejandro Balde era un jugador que valía por tres. Incluso por cuatro. Ejerció de defensa, eso es evidente, pero se proyectó con tanta energía y acierto en ataque que se transformó en interior zurdo hasta acabar siendo extremo izquierdo, llegando al área del United con mucho peligro.

Tanto peligro que provocó hasta el penalti de Bruno Fernandes, quien le agarró del brazo justo cuando el joven azulgrana se estaba girando. Turpin, el árbitro francés, no tuvo dudas de que el balón tenía que acabar a 11 metros de David de Gea. Y eso es mérito de un joven tenaz, atrevido, profundo, descarado, que dispone, sobre todo, de una tremenda personalidad. Por su carril se coló, precisamente, Bruno Fernandes nada más iniciarse el partido quedándose solo ante Ter Stegen. Paró el alemán, resopló Balde y a partir de ahí exhibió un indiscutible ejercicio de personalidad. Personalidad y madurez.

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