EL ESPÍRITU DE LAS VEGAS
La apuesta de Laporta: el Barça se lo juega al todo o nada
El presidente rescata la tesis del círculo virtuoso: solo desde la inversión habrá recuperación

Cartel gigante de Laporta en Las Vegas / VALENTÍ ENRICH / SPORT


Roger Pascual
Roger PascualPeriodista
Periodista de Deportes. Antes en Cultura y Política. Libros publicados: Desaparecidos en España (Premio 9 de Marzo), Les sectes a Catalunya y L'ombra de les sectes
No hay mejor lugar que Las Vegas para empezar a calibrar la apuesta de Joan Laporta. La capital mundial del juego acoge el primer Clásico de este curso, una temporada en la que el Barça ha decidido jugárselo al todo o nada. Tras una mísera Copa en tres temporadas, el club azulgrana necesita como sea empezar a ganar títulos para iniciar otro círculo virtuoso.
En 2003, cuando llegaron al club, Laporta y su junta apostaron por lo que llamaron "círculo virtuoso", una estrategia que planteaba que solo a través de la inversión en el equipo se generarían ingresos para lograr la recuperación. El presidente ha heredado unas cartas tan malas de Josep Maria Bartomeu como las que le dejó Joan Gaspart. Con el añadido de que las reglas del juego han cambiado y el 'fair play' hizo que el pasado verano el Barça se quedara sin Messi, la joya de la corona. La Superliga fue una apuesta fallida y la economía de guerra llevó al club a quedar casi fuera de la Champions de este curso, lo que habría sido una debacle económica.
Por eso, y en contra de la prudencia que recetaba Pep Guardiola ("con la situación que hay no se pueden hacer grandes cosas"), Laporta ha decidido cambiar de palo y hacer un 'all-in' este verano vendiendo parte de las joyas de la abuela para cambiar su suerte.
De momento ha activado dos palancas, vendiendo un 25% de los derechos televisivos de la Liga por 25 años, que le han reportado 537,5 millones. El año pasado el club ingresó 165,6 millones por este concepto, por lo que supondría dejar de ganar unos 41 millones este año y 1.025 en este cuarto de siglo. A cambio, el club ha podido mejorar su colección de ases, reclutando a Kessié, Christensen, Raphinha y sobre todo a Lewandoski, el 'joker' que Laporta espera que le devuelva la sonrisa al club, igual que hizo Ronaldinho hace 19 años.
Llenar el Camp Nou
Las arcas de la entidad necesitan atraer no solo patrocinadores sino también espectadores. Antes de marcharse a Montjuïc la temporada que viene, por las obras del Camp Nou, el Barça anhela volver a llenar el estadio. La asistencia en Liga el año pasado fue de 53.982 espectadores, 20.000 menos que antes de la pandemia (75.208). Estrellas como Lewandowski son el mejor reclamo para un Barça huérfano de ilusión y goles tras la traumática marcha de Messi.

Lewandowski, presentación singular en Miami / VALENTI ENRICH
"Tranquilos, merengues. Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas", rezaba el anuncio en la ciudad norteamericana del Barça-Madrid (madrugada del domingo, 5.00 h, Tv-3). Un mensaje que recordaba a la lona del Bernabéu que ayudó a Laporta a ganar las elecciones. Desde que fue investido, solo ha celebrado una Copa del primer equipo masculino, mientras que el Madrid levantaba una Supercopa, una Liga y una Champions. Y los triunfos, como bien apuntaba la tesis del círculo virtuoso, se traducen también en dinero: mientras que el Barça cayó en la fase de grupos, el conjunto blanco se embolsó 67,7 millones de euros más por sus victorias en la máxima competición europea.

Gerard Piqué, en las World Series of Poker Main Event en Las Vegas /
Ases para la defensa
Tras gastar 103 millones (más variables) en Lewandowski y Raphinha, el club tirará de cartera para robustecer la zaga con más refuerzos. Azpilicueta, Marcos Alonso y Koundé eran los elegidos, aunque de los tres el primero es el que parece más cercano, mientras que el último parece cada vez más difícil a no ser que Laporta suba su apuesta en el último momento para ver los 60 millones que ha puesto el Chelsea sobre la mesa. De lo contrario deberá buscar otro central (como Íñigo Martínez, que acaba contrato en el Athletic el año que viene) para demostrarle a Piqué, que había competido en su día en el Mundial de póquer de Las Vegas, que Xavi no iba de farol cuando le decía que este año no sería titular.
Laporta ha decidido que para ganar hay que arriesgar y el tiempo dirá si la apuesta es ganadora, como lo fue en su primer mandato.
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