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Setién: "El vestuario del Barça no era feliz"

El extécnico azulgrana muestra a las claras el desgaste que le produjo su etapa en el club en una entrevista a Jotdown

Quique Setién gesticula en la banda el FC Barcelona-Atlético.

Quique Setién gesticula en la banda el FC Barcelona-Atlético. / Jordi Cotrina

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Quique Setién ha ofrecido una entrevista larga a Jotdown Magazine en las que ofrece algunas pinceladas de su paso por el Barça y su vestuario. "Un vestuario que no era feliz", subraya.

El cántabro se encuentra sin equipo y esperando aún la indemnización que le debe el Barça. "Ofertas ha habido y oportunidades ha habido, aunque no aquí en España. Lo que pasa es que he decidido no aceptarlas porque los equipos no me estimulaban lo suficiente y económicamente no eran interesantes", dice. 

Tan desgastado acabó de su etapa azulgrana que hasta "he estado deseando que no me llamaran", señala. "He tenido un momento de reflexión profunda en cuanto a las últimas experiencias que he vivido, tanto futbolísticas como personales, que me han hecho ver la vida de otra manera. Ya tengo sesenta y dos años, y son demasiados viviendo del fútbol. Además, el fútbol que yo he estado viviendo en los últimos años no es el fútbol que a mí me gustaba". 

"Yo soy perfectamente consciente cuando voy a Barcelona de que voy porque no tienen a nadie más, pero lo que no puedes es renunciar a ir al Barcelona y entrenar a los mejores jugadores del mundo, entre ellos, al mejor"

— Quique Setién, exentrenador del Barça

Setién recuerda que no pudo resistir la tentación de sustituir a Ernesto Valverde cuando recibió la oferta. "A ver, yo era perfectamente consciente de que llegaba al Barcelona en un momento muy complicado… pero era la única oportunidad que iba a tener en mi vida. Por tendencia, siempre soy optimista y pienso que me voy a quedar toda la vida en los sitios en los que estoy, porque si piensas que te van a echar ya empiezas a preocuparte y a pensar «tengo que poner a este, tengo que hacer tal cosa…», y no haces lo que crees que debes hacer. Yo soy perfectamente consciente cuando voy a Barcelona de que voy porque no tienen a nadie más, pero lo que no puedes es renunciar a ir al Barcelona y entrenar a los mejores jugadores del mundo, entre ellos, al mejor".

Enseguida se encuentra, admite, un panorama que no había visto jamás en su carrera. "Llegas ahí y te encuentras con lo que te encuentras. Un montón de cosas que realmente te llaman la atención porque, primero, desconoces ese nivel y, segundo, porque nunca he vivido un vestuario así, ni en la selección ni en el Atlético de Madrid. Era otra cosa. Y eso sí que me ha provocado un shock".

"En mis 40 años de carrera nunca he vivido un vestuario así, ni en la selección ni en el Atlético de Madrid. Era otra cosa. Y eso sí que me ha provocado un shock"

¿En qué sentido?, le pregunta el periodista. "Pues que hay muchas cosas que tú no puedes controlar, que es imposible que puedas controlar. Te encuentras un vestuario que no es feliz, no sé si era por la trayectoria, pero no veía un vestuario como el que yo he vivido en la mayor parte de mi trayectoria deportiva. En Sevilla, había una tensión de la hostia fuera, pero en el trabajo diario nos lo pasábamos de maravilla. Disfrutábamos yendo a trabajar cada mañana. Daba gusto". No es lo que ocurre en el Barça. "Es que lo que yo me encuentro ahí, ya te digo, no me lo he encontrado en 40 años que llevo metido en el fútbol".

Regeneración necesaria

Y luego llegó lo de Lisboa, el 8-2 ante el Bayern. "Los primeros 20 o 25 minutos de partido el equipo está bien ante un equipazo, y hay incluso una oportunidad de ponernos por delante, pero a partir del cuarto gol, el equipo se viene abajo, se derrumba. Se dan cuenta de las limitaciones que tienen, porque nosotros ya sabíamos que el equipo estaba cogido con alfileres. No para ganar al Mallorca, pero para ese nivel… Ya lleva muchos años el Barcelona sufriendo, no hay más que verlo. Ya se sabía que se necesitaba una regeneración tremenda en el club, si es que ahí lo sabía todo el mundo, pero no había capacidad, ni siquiera económica, de hacer nada. Y había renovaciones ahí por medio, promesas incumplidas, y un estado de cabreo en el equipo tremendo… y eso es lo que nos llevó por delante".

Setién señala que el club jamás le dijo que no seguía. "Le escuché al presidente por la televisión hacer un comunicado y el director deportivo, Abidal, quedó para comer conmigo al día siguiente y me quiso convencer para que les perdonara el dinero. Nos llevábamos muy bien y habíamos tenido mucho trato, era un tío cojonudo, y le dije: «Mira, mejor que en esto no te metas, yo tampoco voy a entrar, van a ser los abogados…», así que nadie me llamó nunca, nadie oficialmente me dijo que estaba despedido, a los 40 días recibí una carta de despido porque se cumplían los plazos y ahí ya puse una denuncia que está en el juzgado a la espera de que comience el juicio".

Sin propuesta sobre el finiquito

Con la nueva directiva no ha cambiado nada. "Pues, después de las elecciones, les di un mes y llamé por teléfono a Carlos Naval para que le dijera al presidente que quería hablar con él. Al día siguiente, me llamó el vicepresidente y le dije que, si querían entrar en una negociación antes del juicio, yo estaba dispuesto a negociar no ya el dinero sino los plazos. Me estuvo intentando volver a convencer de que les perdonara el dinero y volví a decir que no. Estuvo muy simpático conmigo y tal, y después de tres o cuatro conversaciones en un mes, me dijo: «Bueno, mañana te paso una oferta». Y hasta hoy. Han pasado dos meses.