14 PUNTOS VUELAN DEL CAMP NOU

Barça, relato de una frustración

La derrota con el Granada deja al equipo en estado de shock al desperdiciar la oportunidad de ser líder de la Liga

Koeman, que fue expulsado, no supo activar al Barça en la segunda mitad donde tuvo una letal combinación: errores defensivos y falta de eficacia

De Jong se lamenta del error de Piqué en el área del Granada.

De Jong se lamenta del error de Piqué en el área del Granada. / Jordi Cotrina

Marcos López

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Cuando más cerca está del objetivo de ser dueño de su destino en la Liga, más profundo cae. Tras firmar una espectacular reacción en el 2021, la derrota ante el Granada, que jamás había ganado en el Camp Nou, ni siquiera en Les Corts, devuelve al Barça al punto de partida.

No lo tiene todo perdido, pero se acercaba al momento de ganarlo dependiendo de sí mismo, hasta que la letal combinación de dos errores defensivos (Mingueza en el 1-1 y Piqué y Umtiti en el 1-2) unida a un desplome tan imperdonable como irracional del equipo en la segunda mitad -ni un disparo a puerta- le provocaron una herida que tiene pinta de irreparable, a no ser que la locura de esta Liga pandémica le abra otra puerta.

Todo el caos quedó resumido en la expulsión de Koeman, quien vio la tarjeta roja, según recogió luego el acta del colegiado González Fuerte, por llamar “vaya personaje” al cuarto árbitro. El técnico se subió al palco, cogió el móvil y cruzó mensajes sin parar con Alfred Schreuder, su ayudante, el hombre que dirigirá al Barça este domingo en Mestalla. Pero dio la sensación de que la conexión se había roto.

Tanto en la defensa, solo dos remates a puerta necesitó el Granada para marcar los goles de Machís y Jorge Molina, como en ataque, donde exhibió el Barça la peor imagen posible en uno de los momentos más decisivos del campeonato. Se quebró de manera inesperada.

Laporta, acompañado de sus directivos, en el palco del Camp Nou en el último minuto del Barça-Granada.

Laporta, acompañado de sus directivos, en el palco del Camp Nou en el último minuto del Barça-Granada. / Jordi Cotrina

Derrumbe en la segunda mitad

Después de una más que correcta primera mitad del Barça (ni un disparo del Granada en los primeros 45 primeros minutos a la meta de Ter Stegen), se desmoronó en la segunda. Estaban todas las vacas sagradas sobre el césped, pero faltó gobierno futbolístico para mantener bajo control el partido y cambios desde el banquillo para activar a un equipo que entró en pánico con el 1-1.

Con tres centrales encajó el Barça el 1-1; con una línea de cuatro defensas recibió el 1-2

Estaba Messi, autor del gol que debía ser el gol del liderato, acompañado por Busquets, soberbio en el reparto de pases que no fueron aprovechados por sus compañeros, junto a Sergi Roberto, tímida ala derecha de la endeble zaga, y jugaba también Piqué, primero ejerció de central, después actuó de 'nueve' de emergencia, pero sin eficacia en ninguna de las dos áreas. 

Alba, abatido en el Camp Nou tras la derrota ante el Granada.

Alba, abatido en el Camp Nou tras la derrota ante el Granada. / Jordi Cotrina

Con los tres centrales encajó el Barça el gol de Machís. Y con una línea de cuatro recibió el tanto de Jorge Molina. "Sus goles vienen por nuestra falta de concentración defensiva", denunció después Koeman, que fue incapaz para cortar esa hemorragia que tanto daño le ha hecho a su equipo. No encontró respuestas para mantener el equilibrio que requería el Barça cuando había hecho lo más difícil: batir al Granada.

Ni agotó los cinco cambios Koeman. Solo hizo tres. Amontonó delanteros. Pero a más atacantes, menos peligro creó el Barça

A Koeman, que hizo las dos primeras correcciones en el minuto 72 (Pedri por Ilaix Moriba y Dembélé por Mingueza para deshacer la línea de tres centrales), se le hizo un nudo en la garganta con el planteamiento del Granada, al que no supo el Barça atacar con la paciencia y velocidad de balón necesaria.

Ni agotó los cinco cambios el técnico, cuya última modificación (Trincao por Busquets) solo hizo que amontonar delanteros y más delanteros en el salón de estar de Aarón, el meta del conjunto andaluz, que vivió una plácida segunda mitad, sin sentirse amenazado prácticamente en ningún momento. A más delanteros, menos peligro. 

Dos derrotas (Madrid y Granada) y cuatro empates (Sevilla, Valencia, Eibar y Cádiz) delatan el agujero azulgrana en su estadio

Y así, atrapado por la desesperación y paralizado por la frustración, el Barça veía como el Camp Nou se ha convertido en un estadio donde se le puede escapar esta Liga en la que ni creía en diciembre y ahora, en abril, podía rozar con los dedos si hubiera estado más preciso en ataque y, sobre todo, más fiable en la defensa. Dos derrotas (Madrid y Granada) más cuatro empates (Cádiz, Valencia, Eibar y Sevilla) certifican la extrema debilidad del equipo de Koeman. Hasta 14 puntos ha dejado escapar de su casa y aún así pelea por la Liga.

Piqué se lamenta en el Camp Nou tras la derrota con el Granada.

Piqué se lamenta en el Camp Nou tras la derrota con el Granada. / Jordi Cotrina

Tras perder, Koeman se reunió con los jugadores más veteranos para instarles a levantarse ante "la crucial" cita del domingo en Valencia

Pero pelea con la autoestima tan dañada (“es un golpe durísimo”, dijo Koeman) que no sabrá si tendrá la capacidad para levantarse de forma inmediata. Mestalla le espera el domingo con un Valencia, que ya ganó al Madrid, instalado en una crisis cíclica, tan solo separado seis puntos de los puestos de descenso.

“Es un partido crucial”, apuntó el técnico, quien nada más consumarse la tragedia del ‘Granadazo’ tuvo una reunión de urgencia “con varios jugadores, los más veteranos” con un triple objetivo: “Asumir la derrota, poner energía y aprender de las cosas que hemos hecho mal, sobre todo en la segunda parte”.

Koeman da instrucciones a Schreuder, su ayudante, desde el palco del Camp Nou durante el Barça-Granada.

Koeman da instrucciones a Schreuder, su ayudante, desde el palco del Camp Nou durante el Barça-Granada. / Jordi Cotrina

Una desastrosa segunda parte que, tal vez, le prive del doblete, aunque nadie queda libre de culpa en este enloquecido campeonato. El Madrid cedió cuatro puntos con dos empates (Getafe y Betis), el Atlético caía en San Mamés con el Athletic y el Barça se estrellaba contra sus angustias en su propia casa.

Laporta está volcado en reorganizar el club y encontrar dinero y proyecto para seducir a Messi, mientras mantiene silencio sobre Koeman

Un equipo que topa con los grandes (no ha ganado al Madrid en la Liga ni al Atlético, pendiente de la cita del Camp Nou del próximo 8 de mayo), obligado a demostrar que la rebeldía que mostró en la Copa es el camino que le queda para pelear hasta el último suspiro por una Liga que ya había dado por perdida hace meses. Muchos meses.

Mientras, Laporta intenta reorganizar el club, apremiado en la búsqueda de dinero para construir un proyecto que seduzca a Messi y le permita abandonar la tentación del Paris SG. Tras su reunión con Jorge Messi, desvelada por TV-3, tiene el capitán más opciones de acabar en el Camp Nou, pero necesita de títulos que alimenten esa esperanza.

El presidente, entretanto, continúa sin pronunciarse aún abiertamente sobre el futuro de Koeman, a pesar de que ganó la Copa, ni presentar tampoco de forma pública las claves de su proyecto deportivo, pilotado, eso sí, en los despachos por Mateo Alemany.

Y cada derrota supone un chasco para un club que necesita de la victoria para reconstruirse con calma, por lo que cada derrota, y más las del Granada, le devuelve a un estado de shock.