PERFIL DE LA VICEPRESIDENTA AZULGRANA

Elena Fort, vínculo inquebrantable con Laporta

Vuelve al Barça para ocupar una de las cinco vicepresidencias de la nueva directiva y ejercer de portavoz de la junta

Su primer paso se saldó con una estresante acción de responsabilidad que amenazó su patrimonio

Abogada de 50 años, es la única mujer del equipo de Laporta y eso le da mayor visibilidad

Se toma la vida de otra forma después de los acontecimientos que la han puesto a prueba en los últimos años

Elena Fort, en el balcón de su despacho en la Rambla de Catalunya.

Elena Fort, en el balcón de su despacho en la Rambla de Catalunya. / MÒNICA TUDELA

Albert Guasch

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Cuando presentó uno por uno a sus directivos durante la toma de posesión, Joan Laporta dijo, en el turno de Maria Elena Fort, que cuando era joven quiso casarse con ella. Era broma, claro, aunque mantienen lo que ella define como «un vínculo indestructible».

Se conocen ciertamente desde hace muchos años. De cuando Laporta iba con la candidatura de Ángel Fernández en las elecciones de 1997 y ella se presentó voluntaria como interventora. Luego, Fort y su padre se unieron a la llamada del Elefant blau, espoleados por el antinuñismo común.

La etapa, breve pero intensa, como directiva en la recta final del primer mandato de Laporta y la resistencia ante la dolorosa acción de responsabilidad acabaron de reforzar un afecto plasmado ahora en esta segunda parte en el FC Barcelona. Fort no es solo la única mujer del equipo directivo. Es la única con dos carteras: vicepresidenta de Relaciones Institucionales y primera portavoz de la junta.

Fort, de 50 años, es la socia más antigua de toda la mesa directiva, Laporta incluido. La 8.297. Tras salir de la clínica, su padre pasó antes por las oficinas del FC Barcelona que por el registro civil. Nunca se ha dudado en su casa que había que ser del Barça. Ella integra la cuarta generación de socios de una familia azulgrana hasta el tuétano. Ya lo eran sus bisabuelos.

Fort, abogada con bufet propio especializado en derecho público y urbanismo, llega a esta segunda era en el club con una actitud ante la vida muy cambiada. Dice que se toma las cosas de forma distinta, con más sosiego. Comprensible si se analizan los acontecimientos que le han puesto a prueba en los últimos años.

Pérdidas de otros

Entró en la junta en el 2008, cuando Laporta acababa de superar con apuros una moción de confianza, y en el 2010 se la hizo responsable por el global de siete años de mandato con una acción de responsabilidad iniciada por la junta de Sandro Rosell y mantenida sin indulgencia por Josep Maria Bartomeu. A ella y los demás directivos se les puso en la mochila las pérdidas generadas antes de su entrada en el club, como las que dejó la gestión de Joan Gaspart.

Hasta el 25 de mayo del 2017, cuando se produjo la sentencia eximente y liberadora de apelación, arrastró toda la angustia que conllevaba que le reclamaran 2,9 millones de euros más intereses. «Tener colgada esa espada encima no se paga ni con dinero ni con perdón. Además, no tienen que perdonarnos de nada, no hicimos nada malo», declaró a este diario en el 2016. Por eso siempre se negó a pactar.

Una semana antes de la primera sentencia absolutoria los médicos desahuciaron a su marido Jordi Sirera, víctima de un cáncer. No tenía ánimos para celebrar nada. Laporta, en su condición de concejal del Ayuntamiento de Barcelona, los casó en una ceremonia civil en el Saló de Cent un mes antes de que falleciera en abril del 2015. El vínculo indestructible del que habla con el presidente barcelonista tiene cemento por situaciones así.

Fort, en su despacho de Barcelona.

Fort, en su despacho de Barcelona. / MÒNICA TUDELA

Entonces, cuando enviudó, sus dos hijos tenían 12 y 4 años y siempre les mantuvo al margen del sufrimiento que le causó la acción de responsabilidad. Ya tenían bastante con su tragedia familiar. Ahora, con 18 y 10 respectivamente, ven a su madre volver al club con un espíritu optimista pese a lo sucedido en el pasado. «Creo que lo haremos bien», ha dicho Fort, tan independentista, cruyffista y guardiolista como Laporta.

Paso por el Parlament

Deja atrás una incursión en la política, a la que entró, ha asegurado, sin ánimo de perdurar. Fort se presentó en la lista de Junts x Cat en las elecciones del 2017 por Barcelona en el número 23. Inicialmente no logró asiento en el Parlament, pero en mayo del 2019 acabó obteniendo el acta como diputada tras la renuncia de algunos parlamentarios.

Una experiencia que ha valorado como positiva, por lo que tiene de escuchar y negociar con personas que piensan distinto, ponerse en el punto de vista de alguien alejado ideológicamente, y siempre pensando en mejorar la vida de la ciudadanía. Una tarea que compatibilizó con su profesión, como ha empezado a hacer ya en el Barça, donde se invierten muchas horas sin cobrar, como es bien sabido.

Infrarrepresentación

Por su experiencia en el reordenamiento del área del Camp Nou en su primera etapa como directiva y sus conocimientos en urbanismo, Fort participará también del impulso del Espai Barça, cartera que dirige el directivo Jordi Llauradó.

Pero, aparte de ejercer una de las cinco vicepresidencias, será portavoz de la junta y también portavoz de toda una colectividad, al ser la única mujer en la junta. Una clara infrarrepresentación en un club con el 26% de socias. Se la mirará ante cada salida de tono o gesticulación paternalista que pueda surgir de la entidad. 

Pero que nadie espere una huida intempestiva: recuérdese que el vínculo con Laporta es a prueba de tempestades. Por algo este la llama de forma cómplice como «la presidenta de facto».