El dilema Coutinho

Tres entrenadores, cero títulos, la derrota europea más humillante en la historia del club que provocó que Leo Messi casi se fuera y que Josep Maria Bartomeu dimitiera forzado por la moción de censura con más apoyo en los 121 años de historia, dejando un solar deportivo y económico como herencia. Los azulgranas despidieron uno de los años más negros de la historia del club saliendo en Valladolid con tres centrales. Si ante la duda la alma de centrocampista Guardiola poblaba el medio del campo, la de zaguero de Ronald Koeman le hace tirar de centrales en situaciones extremas: lo hizo para intentar aguantar el resultado ante el Levante, para deshacer el empate ante el Valencia y para lograr en Pucela la segunda victoria fuera de casa en Liga.

Además de 'El colapso' (en la que el Barça de Bartomeu podría haber hecho algún cameo), la otra gran serie francesa del año ha sido 'Recursos inhumanos', en la que Eric Cantona se sale. «Los expertos en gestión dicen que en cada acción hay un momento de la verdad: ante la dificultad algunos renuncian, otros doblan la apuesta y algunos cambian de estrategia. yo hice las tres a la vez», sentencia el exfutbolista, reconvertido ahora en actor, en una serie con mucho más ritmo que el sincopado inicio del proyecto de Koeman.

El técnico holandés no va a tirar la toalla, aunque ha redoblado su apuesta por los jóvenes y ha intentado cambiar de estrategia: el 4-2-3-1 que parecía intocable mutó en el clásico 4-3-3 hasta llegar al 3-5-2, que probó en el tramo final ante el Valencia y sacó de inicio en Valladolid. El destino quiso que fuera precisamente un central, Lenglet, el que abrió el marcador, aprovechando un centro de Messi. Cambian los entrenadores, cambian los sistemas pero el argentino, que la semana que viene ya será libre de negociar con quien quiera, sigue siendo el origen de casi todo el juego ofensivo. El central francés, inesperado abrelatas, se lo dedicó a otro zaguero azulgrana: Moussa Wagué, cedido al PAOK de Salónica, que estará nueve meses de baja.

Coutinho lo vio, junto a Griezmann, desde el banquillo. Parecía que iba a ser un fijo para el técnico holandés, que quería recuperar al fichaje más caro de la historia del club tras su erasmus en Múnich. Pero la irrupción de Pedri (brillante de nuevo en Valladolid y de las pocas luces junto a Ansu Fati en este 2020 repleto de sombras), no solo ha vuelto a generar dudas sobre el brasileño sino que ha hecho aflorar un dilema. Si juega un partido más debería el Barça pagar cinco millones más por él al Liverpool, justo lo que el Lyon pide por Depay, el delantero por el que suspira Koeman. De momento el técnico le dio a Cou 10 minutos (en los que mandó un balón al palo), con lo que está el club está a un paso de pasar de nuevo por caja.

Braithwaite y el 9 de Ronaldo

A la espera de ver qué pasa con Coutinho y Depay, Ronaldo vio como Braithwaite, el hombre que lleva el 9 que lució el brasileño el año del 4-2-3-1 de Robson, lograba el segundo y rozaba el tercero ante el club que hoy preside El Fenómeno, que firmó finalmente Messi para superar a otra leyenda brasileña, Pelé, como máximo goleador de la historia con un solo club. "Cuando empecé a jugar al fútbol jamás pensé que rompería algún récord. Y menos aún el que logré hoy que tenía Pelé. Solo puedo dar las gracias a todos los que me ayudaron en estos años, mis compañeros de equipo, mi familia, mis amigos y todos los que me apoyan cada día. ¡Abrazo!", escribió Leo en Instagram.