LA CRISIS AZULGRANA

Un año de malabares en el Barça

La continuidad de Messi y las razones expuestas por el jugador condicionan la situación de Bartomeu y afectan también a Koeman, cuyo proyecto despeja una incógnita crucial

Thiago, Mateo y Ciro Messi, tras salir de casa este sábado.

Thiago, Mateo y Ciro Messi, tras salir de casa este sábado. / periodico

Albert Guasch / Joan Domènech

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Messi, liberado, se va de excusión

Como si no hubiera sucedido nada, o acaso precisamente por todo lo que ha sucedido, los Messi franquearon las puertas de su casa y salieron de excursión.

Después de días de enclaustramiento, cercados por muros y periodistas, de tensión por si el Barça cedía y permitía su marcha y de emotividad -"fue un drama bárbaro, con toda la familia llorando"-, Leo y Antonella se llevaron a Thiago, Mateo y Ciro a dar una vuelta. A los críos se les vio risueños en la fotografía colgada en las redes sociales. Ellos, que no querían marcharse de Barcelona, han logrado su propósito.

El caso del padre es distinto, porque era quien deseaba irse. Desde el jueves Leo anda mentalizándose para seguir un año más en el Barça. Se queda a desgana para cumplir el contrato hasta el 2021 porque Bartomeu no cumple la promesa de liberarle.

Leo sale de casa con la familia tras días de tensión antes de volver a los entrenos

A Messi le toca reprogramarse anímicamente para recuperar las ganas de jugar en el Barça, sabiendo que amigos como Luis Suárez y Arturo Vidal, negociando sus salidas a la Juve y al Inter de Milán -a ellos sí que Bartomeu les quería traspasar-, dejarán de convivir con él en los entrenamientos. Con ellos entraba en el campo y con ellos solía salir de él. Luego, tendrá que reprogramarse tácticamente. 

Messi no se queda solo (continúan Piqué y Alba, también Pepe Costa), pero sí se queda más expuesto. El foco que siempre le ha perseguido será mucho más escrutador y severo. "Mi actitud no va a cambiar por más que me haya querido ir, voy a dar lo máximo», aseguró en la entrevista donde oficializó su continuidad.

Los culés analizarán esa actitud en el campo como no lo hicieron antes midiendo cuánto corre y cuánto se entrega recordando que no quería seguir y que se va a ir en cuestión de meses.

Bartomeu salva un lío, más por venir

No hay pistas de que Josep Maria Bartomeu salte a la palestra y ofrezca su versión del pulso que ha sostenido a Leo Messi y su entorno. No quiere, no le conviene, no necesita el Barça, que el presidente entre en una dialéctica pública con el más poderoso capital del club, pese a las lacerantes acusaciones que le lanzó y escuchó todo el mundo. Su versión queda de momento para su círculo íntimo. No han sido agradables para el mandatario estos últimos días, con alguna escaramuza callejera incluida y rematados con unas críticas feroces del argentino. Pero al final se ha salido con la suya.

Por una vez se le ha visto clavar los pies en el suelo y no sucumbir a las presiones de la estrella. Hace valer su versión del contrato, también su mirada deportiva (Koeman quiere a Messi, recalca) y por supuesto el cálculo comercial. Pese a todo, pese a la desgana con que permanece el 10, el desenlace es lo mejor para el Barça, considera, y ahora es el turno del técnico holandés adaptarle a su plan de trabajo.

El dirigente  añade al desdén del astro, la cita de la asamblea en octubre y los ajustes económicos del covid-19

Paralelamente, a él le toca supervisar el cierre del ejercicio anterior y el presupuesto del próximo, números que deberán ser aprobados por una Asamblea de Compromisarios, en principio en octubre, que servirá de termómetro del estado de opinión de la masa azulgrana. A ver qué ocurren con las votaciones. Antes ya sabrá si ha prosperado una moción de censura improbable. Calculan los promotores que suman 3.500 firmas, aún lejos de las 16.000 necesarias.

Si cruza indemne estos dos túneles, Bartomeu va a ser vapuleado durante la campaña electoral, mientras a su vez tratará de culminar su último año de mandato adaptando el club a la dura realidad del Covid. Lo hará sin el alivio en las cuentas salariales que habría supuesto el adiós del argentino. No le espera un camino de rosas. Sin duda. Y encima con el desdén de Messi.

Koeman y la virtud de tener tacto

Vuelve a ser todo como estaba previsto. Igual que cuando le describieron el proyecto que iba a dirigir. Después de varios días de incertidumbre, Ronald Koeman sabe con certeza que puede contar con Leo Messi y que el Barça, su Barça, se articule en torno al futbolista más influyente del equipo. No solo es el capitán.

Han hablado ya Koeman y Messi. De la primera conversación, el entrenador dedujo que el delantero estaba «más fuera que dentro», <strong>como le confesó el 20 de agosto</strong> y como aseguró Leo el sábado al cerrar la gigantesca crisis con el anuncio de que se quedaba en el Barça.

Desde aquella charla, cuando entrenador y jugador se encontraron en una cita privada, Koeman ha sido testigo de excepción, como millones de culés y no culés, del proceso mental que se producía en la cabeza de Messi, que aún no había manifestado de forma clara y oficial –solo a Bartomeu- que deseaba marcharse. Testigo pasivo y preocupado, porque la continuidad de Messi marca  la hoja de ruta. 

El técnico necesitará mano izquierda para guiar la integración de Leo al proyecto

Cinco días lleva el equipo entrenándose sin la estrella. A diferencia de Bartomeu, Koeman deberá tratar cada día con Leo. A partir del lunes, cuando todo vuelva a la nueva normalidad. Al técnico le corresponde revertir la cara decadente del equipo. Tiene tiempo, con entrenamientos y amistosos, hasta el 27 de septiembre, cuando el Barça debute ante el Villarreal.

Pero le tocará lidiar también con Messi, que  se queda a su pesar. C7ntra su voluntad. Lo hará con su carácter cerrado, inexpresivo, desganado y malhumorado, tal vez al principio. De Messi se ha dicho que condicionaba las decisiones de todos los entrenadores que ha tenido. Ahora lo comprobará Koeman, que necesitará grandes dosis de mano izquierda y paciencia para guiar al 10, un material muy sensible en la última temporada de contrato.