LAS CLAVES DEL CLÁSICO

Análisis táctico: más miedo que respeto

El Barça arriesgó con mesura, sin osadía, pero el Madrid copió al ultradefensivo Nápoles con un exagerado repliegue

Marcelo reza después de que Mateu Lahoz pitara el final.

Marcelo reza después de que Mateu Lahoz pitara el final. / periodico

Joan Domènech

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1. Casemiro solo mira a Messi

Casemiro ejerció de pivote en el Madrid, por delante de  los cuatro defensas y por detrás de los cuatro centrocampistas. Su misión era estar pendiente de Messi, el máximo goleador de los clásicos. El objetivo era tenerle siempre enfrente para que fuera la primera roca a desbordar por el capitán azulgrana y para evitar que los centrales -sobre todo, Ramos- salieran de su posición y la perdieran. Sucedió una vez con Griezmann. En otra pudo escaparse Messi en un magnífico servicio de Busquets.

Casemiro fue el futbolista que más duelos afrontó de su equipo: 14, comoSemedo, pero el azulgrana ganó más (11 a 6). Fue también quien más faltas cometió para impedir las llegadas de Messi. La prudencia del Barça en sus ataques pausados le ayudó, tanto como el excepcional repliegue del Madrid, digno de las épocas de José Mourinho. Casemiro no vio ninguna tarjeta. La vio Messi por una entrada que le hizo por detrás en los momentos de mayor impotencia, cuando el duelo se escapaba (m. 85).  

2. Más centrocampistas para protegerse

Cundió entre los dos entrenadores la idea de resguardarse un poco más de lo normal para protegerse de las cualidades del rival. Los tres puntas se redujeron a dos en el caso del Barça (Messi y Griezmann) y a uno en el Madrid (Benzema). Zidane y Setién apostaron por llenar el campo de centrocampistas.

El Madrid se defendía en 4-1-4-1 mientras que el Barça utilizó el mismo 4-4-2 empleado en el campo del Betis. Setién sigue confiando en Arturo Vidal. Pero no de extremo como en los últimos partidos, sino como interior. El chileno se adelantaba al ataque cuando Messi retrocedía a buscar la pelota. Al lado de Vidal se situó Arthur para poder garantizar la posesión en esa zona del campo, mientra que De Jong vigiló todo el flanco izquierdo con el apoyo de Alba, pero sin profundidad alguna.

3. Courtois conserva otra vez el cero

Las precauciones adoptadas por Zidane no evitaron que Courtois tuviera que multiplicarse para detern los remates del Barça. El meta belga estuvo portentoso en sendos mano a mano con Arthur (m. 33) y Messi (m. 37). Antes detuvo un inofensivo tiro con la derecha de Messi y después otro mano a mano con Braithwaite escasos segundos después de que el delantero danés entrara en el campo. Al sustituir a Vidal, el Barça empezó a jugar con tres puntas. Braithwaite se situó en la derecha y con la aparición de Fati pasó al centro.

Courtois, con sus cuatro paradas, devolvió el cero a la portería blanca (13 de las 26 jornadas sin encajar) tras unos partidos de zozobra, pero la gran parada, la más bonita del duelo, fue la de Ter Stegen al desviar un tiro parabólico de Isco. Al meta azulgrana solo le superó Piqué por una fatalidad. El 2-0 fue un remate en semifallo de Mariano, que venció en carrera a Umtiti.

4. Vinicius pasa de villano a héroe

Todo el juego del Madrid se decantó hacia Vinicius, erigido en la gran (y única) esperanza blanca por el mal momento de Benzema y la ausencia de otro delantero.

Vinicius se expresó con el descaro habitual, pero también con su contrastada inocencia. Lógica, con 19 años. Todas las arrancadas fueron jaleadas y todas las decisiones finales, las últimas, las cruciales, fueron repudiadas por la grada por el error reiterado del brasileño. El gol vino por el rebote en la pierna de Piqué que despistó a Ter Stegen. Vinicius fue siempre a por Semedo, pero en el uno contra uno estático no le desbordó. Solo se escapó con metros por delante en los contrataques para acabarlos con una candidez que exasperó a la hinchada. Pero se marchó investido como héroe.