Deportistas e ingenieros: los universitarios de La Masia

Sergio González, jugador de las categorías inferiores del Barça de fútbol sala, en una de las aulas de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí.

Sergio González, jugador de las categorías inferiores del Barça de fútbol sala, en una de las aulas de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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ciudad deportiva del Barça 610 deportistas de cinco secciones profesionalesuniversidadproyecto Masia 360

SERGIO GONZÁLEZ (Fútbol sala)

"El míster me ayuda mucho"

Lo ves y dices «¿jugador de fútbol sala? ¡imposible!» Alero, tal vez. Modelo de pasarela. Estudiante, sí, desde luego. Y de varias carreras. De dos, ADE y Derecho, porsiaca. Pero, ¿jugador de fútbol sala? No. Pues sí, Sergio González es jugador de fútbol sala. Y bueno. Y prometedor. Y ganador. Y premiado. Con 19 años y 1,87 metros, Sergio no parece, y lo sabe, el típico jugador de fútbol sala. El mejor del mundo, el portugués Ricardinho, ¡mide 1,67 metros!

«Tienes razón, no es muy normal ver en las pistas jugadores altos. Lo normal, aunque esa palabra no se ajusta a la realidad, es ser pequeñito, robusto, fuerte, con el centro de gravedad bajo, pues así eres más explosivo al tener la potencia más cerca del suelo», señala Sergio, que carga con una mochila repleta de libros y su inseparable portátil, cuyo documento principal contiene los horarios de entrenamiento, las fechas de viaje y, cómo no, las horas de clase de las dos carreras que está dispuesto a terminar: «Aunque, lógicamente, en ningún momento me he propuesto acabarlas con el ritmo de un estudiante normal».

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Sergio es de Montcada i Reixac, pero también pasó por Les Corts y Santa Coloma, que lo premió como uno de sus mejores deportistas del 2016. Adora el fútbol sala, «deporte que nace en la calle», y le encanta que sea tan estratégico «porque me gusta todo lo que se puede programar». Agradece «infinitamente» tanto al Barça como a la universidad que le ayuden a poder compatibilizar deporte y estudios y reconoce «estar en el club ideal para poder hacerlo». Cuenta que sin la ayuda de Xavi Closas, técnico del filial, ni hubiese podido estudiar ni hubiera ascendido, a ratos, al equipo grande.

¿Se considera un modelo? «¿Yo un modelo? Quita, quita, el que es un modelo es mi hermano Iker, de 15 años, discapacitado físico de nacimiento, que practica más deportes que yo. ¡Él sí es un modelo para todos!».

JORDI TUR (Fútbol)

"Hay que salir de la burbuja"

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Jordi Tur, ibicenco, 18 años, desde los 16 en el juvenil del Barça, se acaba de llevar un palo de cuidado al haber sido eliminado su equipo en las semifinales de la Champions, pero sabe que está en el lugar ideal, en el sitio donde les gustaría estar a todos los juveniles del mundo, a todos. «En efecto, aquí es donde, si vales, te convertirás en futbolista profesional, aunque todos, todos, somos conscientes de que eso es muy difícil. ¡Ya ni te cuento jugar en el Barça grande!» Solo el fútbol garantiza ofrecerte una vida profesional. Aun y así, Tur no piensa dejar los estudios «porque te ayudan a ser mejor en todo».

Jordi está siendo utilizado un poco de comodín este año. Hasta ha jugado de lateral, pero su puesto suele ser centrocampista. Habla maravillas de Ana Merayo, su educadora en La Masia y una de las responsables del proyecto Masia 360. «Gracias a Ana he podido organizarme la vida y estudiar ADE por las tardes, que es la franja horaria que tengo libre».

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«Estudiar mientras entrenas y compites es muy importante, mucho, no solo para formarte profesional e intelectualmente, sino para cambiar de aires, moverte en otros ambientes y, sobre todo, salir de la burbuja que es el fútbol», señala Jordi, que prefiere «desconectar» en la universidad y compartir su otra vida «con gente normal». Eso sí, en cuanto saben que ha subido a entrenarse con los grandes, aunque solo sea una mañana, todos sus compañeros de aula quieren saber cómo es Leo Messi. ¿Y cómo es Messi? «Pues un tipo la mar de normal, que, en cuanto te ve que saltas a entrenar, te pregunta cómo te van las cosas».

Jordi elogia el interés del club por seguir «muy atentamente» los estudios de sus deportistas y recuerda que él, que a menudo tiene problemas con las mates, siempre tiene a mano la posibilidad de tener un profe de refuerzo para salir adelante.

TERESA MORATÓ (Fútbol femenino)

"Estudiar te hace crecer"

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Ella no lo cuenta (bueno, ella cuenta pocas cosas, poquitas), pero ya se lo cuento yo. Papá Josep Maria Morató y Tere, su esposa, perseguían una niña. Ahí estaban Narcis, Carles y Pep dándole a todo tipo de deporte, triatlones, vela, lo que fuese, pero los papis, que son de Andorra, querían una niña. Y va y nace Teresa. ¿Y qué ocurre? Pues que, rodeada de tantos machitos, va y, desde los cinco años, se empeña en jugar a fútbol. Y ahí está ella, tras superar una seria lesión, aportando sus golitos en el lujoso Barça femenino, uno de los mejores equipos europeos del momento.

Teresa, por desgracia, no ha podido este año echarles una mano a sus compañeras, que, recientemente, cayeron en las semifinales de la Champions frente al PSG, pues se rompió el ligamento cruzado de su pierna derecha, operada, cómo no, por el mismo doctor Cugat, que sana a los mejores cracks del mundo. «Estar estudiando en la universidad, estar metida en las aulas de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte [CAFE, antigua INEF], me ha ayudado mucho, muchísimo, a superar la operación y la recuperación, pues jamás he estado sola», reconoce Teresa, que agradece «enormemente» a su tutor lo mucho que le ha ayudado en estos duros meses.

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«Estoy en el mejor equipo del mundo para aprender, mejorar y sentirme futbolista, desde luego», señala Morató, que también ha tenido, por si la necesitaba durante todos estos meses, una psicóloga a su disposición. «Entre las compañeras de clase y las compañeras de vestuario, todo ha sido más sencillo de llevar y superar. Una nunca puede decir que va a vivir de esto, así que estudiar, ir a la universidad, siempre te ayuda a crecer, a ser mejor y, sobre todo, te abre los ojos a otro mundo. A mí, desde luego, una vez dejada la alta competición, me encantaría seguir vinculada al deporte, de ahí que estudie CAFE, pues es lo que me encanta, ahora y en el futuro». 

VÍCTOR TREMPS (Balonmano)

"Muy pocos viven de esto"

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Papá Julio, casi máster en electrónica; mamá Pepi, enfermera mimosa; Cristina, su hermana, doctora anestesista; Sara, su pareja, ¡ojito!, National Account Manager y él, Víctor Tremps, de 31 años, jugador de balonmano del Barça, licenciado en Educación Física, por la Universidad Autónoma de Madrid, también en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFE) por la Blanquerna y Máster en Gestión Deportiva por el Johan Cruyff Institute, gracias a una beca ¡yupiiiii! que le concedió EL PERIÓDICO.

Es evidente que Víctor no ha perdido el tiempo. Sara, que ha sido una de las personas que más le ha ayudado en su empeño de prepararse, no uno sino varios planes B por si acaso no podía vivir del balonmano, se siente, como los papis, superorgullosa de que Víctor, no solo siga en la universidad, sino que haya convencido a un montón de inquilinos de La Masia para completar su vida deportiva con una carrera universitaria.

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«Yo lo que le digo a los jóvenes es que están en el club ideal para poder compatibilizarlo todo. Muy pocos viven del balonmano, poquísimos, y tenemos que prepararnos para la siguiente vida, que empezamos superjóvenes». Tremps llegó a empezar Ingenieria antes que Magisterio, «pero enseguida me di cuenta de que no era lo mío y lo dejé».

Víctor ha estado jugando en Alcobendas, Huesca y Gadalajara. «Para nosotros, la universidad es un complemento muy importante. No tienes necesidad de hacer la carrera en los años que toca, pues tanto el club como la facultad siempre te apoyan para que te tomes tu tiempo». Tremps es consciente de que el Barça tiene un imán especial y puede, sin duda, provocar expectativas que, a veces, no se cumplen. «De ahí que el papel de los tutores del programa Masia 360 es vital, ayudándote a tener siempre los pies en el suelo, conocer la realidad y prepararte para el futuro, con o sin deporte».

ALEIX FONT (Baloncesto)

"Los profes te amparan"

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Mejor no pensar que uno va a ser la bomba. 'La Bomba' Navarro, quiero decir. Así que Aleix Font, de 19 años y 1,95 metros de altura, del barrio de Sants, pegadito al Palau Blaugrana, jugador de baloncesto y que debe su amor a la canasta a su profesora del colegio Josep Tous, ha decidido hacer dos carreras: deportista y Medicina, en el Clínico. Y para las dos cosas se ha impuesto una norma: sin prisas, pero sin pausas. «Voy a tardar algo más que mis compañeros de aula, pero acabaré siendo médico, entre otras cosas porque eso, estudiar, formarte, es una obligación en mi casa. ¿Lo otro? Lo otro está muy bien, pero hay que estudiar una carrera». Y eso vale, me cuenta, para el otro gigante de los Font, su hermano David, de 16 años y ya 1,92 metros de altura.

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Papá, que lleva las finanzas de una multinacional, ha movido a la familia mucho, pero en la maleta jamás han faltado las zapatillas y la pelota de baloncesto. Hasta Dublín se lo llevaron y ahora, en plena crisis del básquet culé, le toca reforzar al equipo en entrenamientos e, incluso, algún que otro partido. «Es muy gratificante, porque se trata de un paso más, pero duele verlos tan preocupados, tan pendientes de salir adelante, intentando superar una temporada que todos ellos quieren olvidar cuanto antes».

De momento ha escogido siete de las diez asignaturas en las que se ha matriculado este año. «No puedo con todas». Se entrena por la mañana, con 'la Bomba', y estudia por la tarde. «Los profes de la facultad te amparan mucho y siempre te echan una mano. Yo me he tenido que saltar exámenes, me los han hecho otro día e, incluso, he llegado media hora tarde a alguno y me han dado media hora más. En ese sentido, la colaboración del Barça y la universidad es magnífica. De lo contrario, metido ya en un equipo profesional, sería imposible», sentencia Aleix.

MANEL ROMÁN (Hockey sobre patines)

"Es una locura, pero soy feliz"

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Manel Román y Conchi, los papis, tienen de todo. Y felices. Sheila es ingeniera química y Jennifer, enfermera y fisioterapeuta. Y aquí está Manel, de 18 años y jugador de hockey sobre patines del Barça, todo el día liado, pues vive en Igualada, estudia Ingeniería en Tecnologías Aeroespaciales («sí, sí, los que construyen aviones») en Terrassa y se entrena y juega en el Barça, es decir, en Barcelona, en Sant Just, donde sea. «Estoy loco, voy de cabeza, pero soy muy, muy feliz».

La verdad es que a Manel no le gustaba el hockey «un deporte donde es vital patinar de maravilla, ser veloz, muy veloz, pensar rápido y coordinar a la milésima de segundo tu pensamiento, el stick, la bola, lo que quieres hacer y tener una vista fina». Pero Daniel, su cuñado, le animó y se apuntó. Y le fue de maravilla, tanto que, hace cuatro años, dio el salto del Hockey Club Montbui al Barça. «Fichar por el Barça fue todo un acierto. En todo, no solo deportivamente. Tanto el club como la universidad te ayudan mucho, mucho, a compatibilizar deporte y estudios».

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Si alguien sabe que no vivirá del deporte, ése es Manel. «Yo y todos mis compañeros, no solo los del Barça. Todos los que practicamos el hockey sabemos que de esto viven tres. O cuatro. No más». De ahí que se apuntase a una carrera difícil (la nota de acceso es 12,2), que, nada más acabarla, ya tienes trabajo.  «Sí, sí, hasta te intentan coger antes de acabar».

Pero una carrera muy esclava de las clases, de la presencia. Mucho. «Es muy interesante y muy dura. Debes ir a clase, porque has de entender las cosas. Si no vas a clase, no lo entiendes y, por más apuntes que te presten, vas muy perdido». Claro que Manel tiene la suerte de tener un entrenador maravilloso, Jordi Camps, que le ayuda en todo y que comparte lo que le dijo Benjamín Roger Corral, uno de sus primeros maestros: «Pelea duro que, seguro, vas a conseguir todo lo que te propongas».