LOS AJUSTES EN EL DIBUJO
Leo viajó del centro a la banda
En el cambio de posición de Messi se sustentó la mutación táctica del Barça
Dio el Barça un paso al lado y, al mismo tiempo, muchos al frente con un simple cambio. Cuando debutó Suárez (3-1 en el Bernabéu ganó el Madrid, 25 de octubre), Messi ejerció de falso delantero centro y Suárez, el nueve que costó 81 millones de euros, jugó pegado a la banda derecha. El disfraz táctico que le puso Guardiola a la estrella argentina -lo sacó de la banda derecha donde empezó con Rijkaard y lo convirtió en el «nueve mentiroso», como diría el mismo Messi- estaba a punto de ser colgado en el armario. Justo un mes después, y coincidiendo con el Apoel-Barça (25 de noviembre), Leo emprendía el viaje a la banda, abandonando casi para siempre el centro del ataque.
Ahí, en ese cambio, se sustentó la mutación táctica del Barça, un equipo que, como ha dicho Piqué, ha «evolucionado mucho» su manera de jugar. Juega igual, pero distinto. Aunque, en realidad, no tiene nada que ver el actual Barça de Luis Enrique actual al inicial Barça de Luis Enrique. Era entonces un equipo que reunía a sus los delanteros por dentro (ver gráfico del duelo con el Levante) dejando las bandas para la profundidad de los laterales. Eran entonces Alves y Alba, los elegidos por el técnico, más extremos que defensas. Siempre teniendo a Messi, y su posición, como eje del juego.
DE DENTRO A FUERA
Antes, el 10 ejercía de 9 y, en ocasiones, de media punta para suministrar balones a sus colegas de ataque (al principio Neymar, Munir y Sandro a la espera de que Suárez cumpliera su sanción de cuatro meses). Ahora, en cambio, el 10 ejerce de 7 -inolvidable resultó su disciplina táctica en el Barça-Atlético del 11 de enero cuando se enganchó a la banda derecha como si estuviera pegado con cal-, además de asumir los otros roles. Y el Barça se mueve, como dice Luis Enrique, en «función de la libertad que tiene Leo». Antes dentro; ahora, fuera.
DIFERENTE Y SINGULAR
Es, por lo tanto, otro Barça diferente al de Guardiola. Posee idénticos rasgos esenciales -juego de ataque, presión extenuante para robar el primer balón al rival, solidez defensiva-, pero tiene rasgos singulares, «Mantenemos la filosofía de tener el balón, la filosofía del Barça», recordó Messi ya en febrero, cuando se observaban los matices del profundo cambio que estaba llegando, aunque sin tener entonces la dimensión de ahora. «Pero también nos gusta llegar rápido al arco con contragolpes, algo que no hacíamos tanto antes», recalcó el 10, disfrutando de ese nuevo encaje táctico donde el foco que irradia la luz del ataque ya no está en el centro sino en la banda derecha.
Messi lo es todo. Pero no todo el Barça de Luis Enrique es solo Messi. Hay mucho más detrás. Hay cosas que se detectan a primera vista -excelente el trabajo de estrategia defensiva y ofensiva, la frescura de las piernas, la química del grupo ha estallado, y para bien, en los últimos meses- y otras, que no se ven en la superficie, pero resultan igual de valiosas. El Barça volvió al campo de entrenamiento y se hizo adulto y maduro. Como Leo.
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