Una gran imagen perica

MANEL LUCAS

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El cabreo de Abraham, captado por las cámaras de televisión, al retirarse al banquillo, es la evidencia de la intensidad que ayer puso el Espanyol en el derbi, y que fue merecedor de algo más que salir derrotado por un único titubeo defensivo en más de 90 minutos. El jugador de Cornellà expulsaba sus nervios lamentando probablemente que, a pesar del juego ordenado y de haber neutralizado durante todo el partido a las estrellas millonarias del Barça, el equipo iba a irse a casa de vacío.

El Espanyol mereció que el remate de Víctor Sánchez por detrás de Mascherano o el de Sergio García en los minutos finales hubieran entrado, y haberse podido llevar un premio del Camp Nou. Pero nadie dijo que el fútbol sea justo, y lo cierto es que un año más los periquitos salen derrotados del derbi. Derrotados por los números, no por la imagen ni moralmente, pero de eso no se vive.

Las crónicas hablarán de un Barça flojo, de baja intensidad y sin las ideas claras. Pero eso será solo una interpretación parcial de la realidad. Algo tuvo que ver en ello un Espanyol muy bien posicionado en defensa y concentrado hasta el final. Cuando Raúl Rodríguez le quita limpiamente la pelota a Neymar, o Fuentes frena a Messi, es mérito de los blanquiazules, indiscutiblemente. Y paren atención en los nombres que estamos comparando. Es como para sentirse orgulloso de ser periquito.

Alguien en Twitter respondía a ese orgullo con un «os conformáis con poco». Se trata de un comentario lanzado desde la falta de perspectiva que a menudo aqueja a los seguidores de los equipos poderosos. Visto a ras de suelo, con el panorama más amplio que se tiene desde aquí, es evidente que hay que elogiar al Espanyol de ayer. No siempre el resultado responde a la imagen dada. Incluso muchas veces se puede ganar jugando mal. Tenemos muchas pruebas recientes.

El hecho es que el Espanyol volvió a motivarse ante un grande, como el día del Atlético de Madrid, y que Aguirre acertó la táctica esta vez. Thievy Torje dejaron buen sabor de boca y cierta esperanza. Entonces, pregunto: ¿Tenemos derecho a pedir que estas condiciones se den también cuando los partidos parecen más asequibles? Plantar cara a los gigantes esta muy bien y nos permite mantener vivo ese orgullo del que hablábamos, pero ese mismo nivel de intensidad ante rivales de menos calibre, además, suele dar resultados prácticos. A ver si ocurre en las jornadas venideras.

Permítanme antes de terminar una nueva mención entusiasta a Kiko Casilla. Se merece todos los elogios y todas las hipérboles por sus actuaciones domingo tras domingo. Ayer, por cierto, me acordé de los días en que debutó con el Espanyol, sustituto ocasional, con algunas comprensibles inseguridades. En ese momento, muchos se reían de él. Probablemente ayer ya no se acordaban de ello.