Mirotic, 66; Barça, 0
El Palau se vuelca con Mirotic en la final Barça-Madrid
El Barça gana la primera batalla ante el Madrid
Mirotic confirma su adiós al Barça antes de la final de Liga ante el Madrid
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Es muy posible, dada la situación del FCBarcelona, demostrado, con excesiva evidencia, el escaso control informativo, comunicativo y de imagen que posee la entidad sobre todo lo suyo (entre otras razones por el tremendo protagonismo y ego de un Joan Laporta, incontrolable en ese sentido), que ni siquiera se hayan percatado de la paliza, el escandaloso tanteo, el ridículo al que les ha sometido tanto Nikola Mirotic, el pivote montenegrino despedido 24 horas antes de que se disputase la final de LaLiga frente al Real Madrid, como su hábil e inteligente entorno.
Mirotic, con contrato en vigor, se irá, sí, y, sin duda, encontrará otro club que le pague los millones que le ha pagado el Barça (por cierto, fichado por Josep María Bartomeu para ganar la Euroliga y no se ha ganado), pero, de momento, ya ha recibido el homenaje que se le negó al mismísimo Leo Messi.
Nada que ver, ¡por favor!, por supuesto, pero el ídolo del Palau se va con una de las mayores ovaciones de la historia de una instalación que, de momento, no tiene ni siquiera sustituta, pues nada se sabe del pabellón (perdón, pabellones) que, en teoría, figuraban en el plan inicial del Espai Barça.
Hábil filtración
Si es cierto lo que cuenta el Barça, Mirotic sabía desde hace semanas que sería despedido, que el ‘hombre de negro’ azulgrana, que parece estar desvinculándose de Audax para preparar las primarias a la presidencia azulgrana, había bajado el dedo cual César, no solo con respecto a él sino a otras estrellas de las secciones profesionales, y sería despedido.
Sospecho, por el enfado de la ‘Bomba’ Navarro, que la sorpresa ha sido mayúscula en el ‘camarote’ de Laporta y que ha sido Mirotic quien ha medido los tiempos de su despedida. No me jugaría ni un euro que la filtración de su despido procediera de su entorno para, como así ocurrió, prepararse el mejor de los homenajes en el primer partido de la final, que, encima, se disputaba en un repleto Palau.
De ahí el abultado tanteo en el pulso club-jugador. De ahí la serie de triples consecutivos que Mirotic endosó al Barça, al presidente, al vicepresidente económico y al departamento de comunicación superados, todos, por la habilidad del montenegrino y sus asesores, que supieron rematar la jugada con una entrevista exclusiva en 'Mundo Deportivo', que lavó, de forma definitiva, la imagen del pobre millonario despedido de repente.
El Palau Blaugrana ha sido siempre un reducto del más puro barcelonismo, donde buena parte de su público, de su gente, representa el amor más hermoso y profundo, no solo hacia el ‘més que un club’ (hasta la explosión del fútbol femenino, el basket era la sección que mejor definía esa idea, la de club polideportivo más importante del mundo) sino hacia el Barça, puro y duro.
Es posible, no digo que no, que la ovación interminable, el homenaje perfecto, que el público del Palau dedicó a Mirotic sea solo, o nada más y nada menos, que eso: un homenaje al ídolo que se va. Puede, sí, que algunos interpreten también que es una respuesta a un despido que se considera injusto, feo, mal ejecutado y peor comunicado.
Victoria de Nikola
Y los habrá, ¡claro que los habrá!, que consideren que, frente a la complicidad del Camp Nou, frente al conformismo y felicidad absoluta de los habitantes del ‘estadi’, frente a la anestesia que parece sufrir la afición del fútbol, la tribu del Palau también lanzó un “así no, presidente, así no” con el espontáneo homenaje al montenegrino.
Personalmente pienso que debió producirse una gran pitada, de aquellas antiguas y críticas, para poder interpretar, con justicia, que el Palau maltrató a su presidente y junta por el despido improcedente de su ídolo. No la hubo, no, solo hubieron vítores y aplausos para el pivot despedido. Veremos qué ocurre si Laporta acude mañana al segundo partido en el Palau.
Una cosa queda clara y no es solo exclusiva de Laporta, sus directivos, ejecutivos de escaso nivel, asesores, amigos y familiares: el Barça continúa despidiendo a sus ídolos de la peor manera imaginable. Esta vez, la anotación ha sido escandalosamente favorable a Mirotic.
La valoración de un jugador de baloncesto se establece a partir de los puntos, rebotes, asistencias y recuperaciones conseguidas, faltas recibidas y tapones efectuados; a la suma total, se le restan tiros fallados, pérdidas de balón, tapones recibidos y faltas cometidas. Cuentan que el récord de la ACB lo mantiene Arvydas Sabonis, con 66 de valoración, en 1995. Pues eso, Mirotic, 66; Barça, 0.
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