El Barça se rinde en Milán a la fortaleza del Armani

En la lista de tareas pendientes del Barça de Jasikevicius esta temporada sobresale una por encima del resto: la necesidad de dar uno o dos pasos adelante en dureza física. Al menos, en la puesta en escena. En ese apartado, suele iniciar los partidos en inferioridad frente a rivales que se dejan el alma en la cancha y se vacían por cada posesión. No es así en el caso de los azulgranas. Su perfil es mucho más académico. Virtud y talento aparecen en su carta de presentación. Pero cuando el juego se espesa, cuando la adrenalina y el músculo se imponen ya desde el inicio, los partidos se convierten en un dolor de cabeza. Suele reaccionar, porque Jasikevicius ha inculcado a sus jugadores dureza mental. Pero ya sin tener la iniciativa. Y eso lo complica todo más de la cuenta. Es una lección que los barcelonistas, que acabaron quedándose en la orilla frente al Armani Milán y sumaron su segunda derrota en la competición europea (75-70), aún deben interiorizar.

"No estuvimos ni cerca de ganar en los 40 minutos. Nos faltó la mentalidad. Solo hemos conseguido que el partido fuera más interesante", aseguró Jasikevicius, visiblemente enfadado con la prestación de su equipo.

Fue una imagen similar a la de hace unos días frente al Maccabi, aunque en ese caso existiera el atenuante del cansancio. Y volvió a comprobarse frente al Armani Milán, con el añadido de que el equipo de Messina le tenía ganas. El 3-0 de la pasada temporada y, sobre todo, el deseo de revancha por la derrota en la pasada ‘final four’, hizo que los italianos salieron con el cuchillo en la boca. En seis minutos, el Barça y había encajado 22 puntos, cuando pasa por ser el mejor equipo defensivo de la competición. Devon Hall, Datome y Shields estuvieron muy inspirados. No había formado de cerrar la zona frente a un Armani que anotó de tres, reboteó mejor, y sumó alguna canasta fácil de contrataque, pero además defendió con fiereza y motivación, desconectando a las piezas principales azulgranas.

Reacción azulgrana

El 28-21 del primer cuarto ejerció de despertador para el Barça, que consiguió reducir la pegada del Armani. La entrada de Oriola dio más fortaleza reboteadora, intensidad y movilidad a la defensa azulgrana, que por momentos desconectó al Armani e igualó el pulso (32-29). Pero el equipo de Messina ha dado varios pasos adelante respecto a la pasada temporada. Es mucho más consistente en defensa. No concede tantas ventajas en superioridad al rival. Y, sobre todo, tiene mucha más pólvora con la llegada de Hall, Mitoglou o Melli. Lo ha demostrado sometiendo a CSKA, Maccabi o Efes. Esa fortaleza es lo que le permitió mantener las riendas durante tres cuartos de partido y abrir una brecha más considerable para iniciar el último periodo (61-49), que parecía definitiva.

En ese escenario de máxima exigencia fue cuando el Barça recuperó cierta credibilidad. Un parcial de 0-14 en una salida inmejorable de cuarto le llevó a darle la vuelta al marcador (61-63) Fueron minutos prodigiosos de Davies en la zona y muy solventes de Hayes, dominante en sus penetraciones. Por unos momentos, el Armani pareció groggi. Pero con un banquillo tan sobresaliente, acabaron apareciendo dos jugadores fundamentales: Shields, con un triple, y Datome con un 3+1 para firmar un parcial de 8-0 para los italianos que hizo añicos las últimas esperanzas azulgranas y deja al equipo de Milan como líder en solitario de la Euroliga.