EUROLIGA

El Barça acerca su condena con otra derrota en Kaunas

La agresividad del Zalgiris tumba al equipo azulgrana, que ve alejarse la clasificación (89-85)

Claver, que se lesionó en el segundo cuarto, en una acción del partido de Kaunas

Claver, que se lesionó en el segundo cuarto, en una acción del partido de Kaunas / periodico

LUIS MENDIOLA / BARCELONA

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Dos pérdidas en ataque de Navarro y Doellman en Kaunas cuando el partido entraba en su fase decisiva y podía decantarse hacia cualquier bando, reflejan mejor que nada lo que sucede con el Barça en la Euroliga: es un querer y no poder. Una historia que se repite una y otra vez lejos del Palau y que no parece tener fin. 

Volvió a nadar el equipo azulgrana en Lituania. Pero combinó minutos esperanzadores con acciones desesperantes. Y, al final, como ha ocurrido durante buena parte de la temporada, volvió a morir en la orilla, superado por la ambición y las ganas del Zalgiris de Sarunas Jasikevicius (89-85), al que también le iba la vida en el encuentro.

En Lituania encajó el Barça su octava derrota consecutiva como  visitante en la Euroliga. La derrota supone poco menos que una condena anticipada para el equipo de Bartzokas, incapaz de levantar cabeza y cambiar su dinámica negativa. Es un equipo sin consistencia, que acaba siendo víctima de sus dos caras.

La clasificación europea, aunque las matemáticas la hagan aún factible, se antoja un milagro a estas alturas. Y lo que es peor, el equipo regresará de Lituania con una nueva lesión: la de Víctor Claver, que sufrió una lesión en la espalda en el segundo cuarto (lumbalgia aguda) y no volvió a salir a pista. Una baja más, a la espera de pronóstico, que se une a las de Oleson y Renfroe, y que el club intenta paliar con la llegada de un base en las próximas horas que de frescura a la plantilla .

MALAS DECISIONES

Se condenó el Barça con varias malas decisiones en los últimos minutos, a los que llegó con una mínima ventaja (73-74, m. 36). Trabajó y, después de una buena salida de último cuarto, con una espléndida actitud defensiva, pareció que estaba en condiciones de romper el encuentro (64-70, m. 32) con un Navarro renacido, dispuesto a liderar la apuesta barcelonista.

Pero, una vez más, el equipo azulgrana fue víctima de sus apagones. De su inconsistencia. Pagó el cuadro de Bartzokas sus malas decisiones en ataque y también su falta de contundencia para cerrar el rebote, con el que concedió demasiadas segundas oportunidades al Zalgiris. Esa concesiones se pagan caras en Europa. 

Navarro, con 17 puntos, incisivo en ataque, intentó asumir la responsabilidad pero muy pocos consiguieron seguirle. Los 12 puntos de Rice y Koponen cuando el partido parecía ponerse muy cuesta arriba, llegaron demasiado tarde.

El Barça aguantó el paso del cuadro lituano durante 35 minutos, pero siempre un paso por detrás, incapaz de imponer su teórica superioridad dentro de la zona y servir balones a Faverani (solo dominó en el primer cuarto con 10 puntos) o a Tomic (muy apagado) para conseguir equilibrio en su juego.

Entró el equipo de Bartzokas en la guerra de de guerrillas que planteó Jasikevicius, un partido a campo abierto en el que el Zalgiris se siente muy cómodo y en el que Lekavicius, autor de 17 puntos, buscando siempre el desequilibrio en defensa frente a Rice, fue la figura con sus penetraciones y su agresividad.

El Zalgiris contó con tres piezas fundamentales: Lekavicius, convertido en la pesadilla de la defensa barcelonista, que estuvo bien respaldado por Ulanovas (17 puntos) y Milaknis (14). Pero todo el equipo lituano se aplicó con más intensidad y ganas. Y eso marcó las diferencias.

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