Iniciativa pionera

Regar con agua del mar: una solución contra la sequía probada en Badalona

Claves de una crisis que llegó para quedarse. ¿Por qué es tan grave esta sequía?

¿Por qué una fuga en Badalona sigue perdiendo miles de litros de agua al día en plena sequía?

El jardín ornamental del Centre Joan Maragall, fotografiado este jueves

El jardín ornamental del Centre Joan Maragall, fotografiado este jueves / CEDIDA

Gerardo Santos

Gerardo Santos

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Dicen las crónicas de la época que fue el general romano Escipión Emiliano quien, después de tomar Cartago al término de la Tercera Guerra Púnica, ordenó destruir la ciudad hasta los cimientos, marcar surcos en el suelo y sembrarlos con sal. Todo ello para maldecir la tierra del archienemigo y asegurarse que nada pudiera crecer de nuevo ahí. No es de extrañar entonces que en el imaginario común resista la idea de que ninguna planta puede crecer si se riega con agua de mar. Sin embargo, ya hace cinco años que un irreductible jardín ornamental en Badalona crece y luce verde y sano, siendo regado únicamente con agua salada.

El lugar, el centro de estudios secundarios Joan Maragall, en el barrio del Progrés de Badalona. Los impulsores, la empresa Seawater Irrigation Systems, creada con la colaboración de la fundación Aquamaris de Badalona, el Centro de investigación en seguridad y control alimentario (CRESCA) de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), y el centro de formación universitaria ISMET. "Los agricultores del Prat de Llobregat nos dicen las plantas se les mueren cuando el agua supera los 7 gramos de sales por litro, nosotros en Badalona regamos con un agua que tiene 27 gramos de sales por litro", explica Àlex Badrena, gerente de Seawater Irrigation Systems.

¿Cómo funciona?

Oriol Arnal, jefe de proyectos de Aquamaris Badalona, asegura que el agua que usan no está desalinizada: "Simplemente hacemos circular el agua por debajo de las raíces, a través de una especie de filtro para que la humedad que genera el agua de mar se pueda transmitir hacia las partes más superficiales de un jardín, o de un sustrato". Así, se trata de un riego freático, por capilaridad, "similar a una jardinera auto-regante", explica Arnal.

En el caso del centro Joan Maragall, se trata de un jardín ornamental. Sin embargo, la verdadera revolución la están ensayando desde hace tiempo en los laboratorios del centro CRESCA, de la UPC. Ahí están plantando, con éxito, lechugas o acelgas, entre otras hortalizas de hoja, aptas para el consumo humano, siempre con agua salada: "Sabemos que funciona a pequeña escala, y estamos buscando un lugar donde hacer una prueba piloto a escala real, queremos salir del laboratorio y probarlo en hectáreas", propone Oriol Arnal.

Reticencias

El problema más grande que se están encontrando tiene que ver con la poca confianza en poder regar con agua salada: "Es algo que choca incluso tanto a los agricultores, a los que se les ponen los pelos de punta cuando se lo explicamos, como a los expertos, que no se lo creen", asegura Àlex Badrenas.

Imagen del jardín ornamental, tomada este jueves

Imagen del jardín ornamental, tomada este jueves / CEDIDA

Así, Badrenas trabaja insistentemente en conseguir nuevos socios. Trabajan junto a la Asociación Científica de Economía y Dirección de la Empresa (ACEDE): "nos promociona y abre puertas en empresas, organizaciones e instituciones, o entidades políticas". Una de las puertas que se ha abierto es la del Ayuntamiento de Platja d'Aro: "Quieren remodelar el paseo marítimo y esperamos disponer un espacio donde hacer una prueba piloto que nos aporte una certificación que confirme que el sistema funciona", sostiene Badrenas.

Ahora bien, ambos emprendedores explican que se han encontrado muchas puertas cerradas, entre ellas, las del mismo Ayuntamiento de Badalona, que nunca respondieron a su propuesta: "Nos parece ilógico, y más aún en un contexto de sequía como el actual, que impide a muchos agricultores regar sus campos, y con fugas de agua tan graves en el sistema. No lo entendemos, y creo que nadie lo entiende", sentencia Badrenas, en referencia a la fuga del barrio de Canyet, que sigue malgastando 180.000 litros cada día.

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