Opinión

El 'Trampismo'

"¿Qué habría pasado si Donald Trump fuera el alcalde de Badalona?"

Fachada del Ayuntamiento de Badalona.

Fachada del Ayuntamiento de Badalona. / periodico

Rubén Guijarro

Rubén Guijarro

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El asalto al Capitolio de los Estados Unidos durante el Día de Reyes pasará a la historia de norteamérica como uno de los episodios más preocupantes de su democracia y de la democracia en general por su simbolismo. Los estadounidenses hablaron en noviembre y convirtieron a Joe Biden en el presidente más votado de la historia del país. Pero Donald Trump, un personaje populista, mentiroso, xenófobo e involucrado en todo tipo de escándalos, sigue haciendo trampas para quedarse instalado en el 'trampismo'. Engaña a la ciudadanía gritando a los cuatro vientos falsedades con el objetivo de generar miedo y caos. Y lo consigue. Trump ha practicado un populismo incendiario y maquiavélico, capaz de instigar un ataque autodestructivo por una parte de la ciudadanía contra el núcleo de una de las democracias más antiguas de la historia reciente. Y aunque las sobrecogedoras imágenes del Capitolio asaltado por una muchedumbre furiosa hablan por si mismas, esto es tan solo el aperitivo del potencial peligro de semejante retórica populista. Que Trump deje de ser presidente, ¿supone el fin de las fake news o justo el inicio de un populismo aún más radical? Demasiado pronto para saberlo.

Las campañas basadas en el miedo y en las mentiras no van en contra de una ideología, van en contra de la propia democracia, la convivencia pacífica, el bienestar y el progreso, y a favor de autodestruir una sociedad para conseguir un bien individual. Que un político genere problemas donde no los hay para luego abanderar la solución, no deja de ser un político sumando más problemas en una sociedad en la que los problemas sobran. Muchos de esos problemas en los que se instalan las sociedades son autoinventados. La mayoría se generan con la intención de dividir y enfrentar a la sociedad entre grupos ficticios: el "nosotros" contra el "ellos". La división de colectivos puede ser por raza, por religión, por nacionalidad, por clase, por género… Pero son divisiones a priori inexistentes, prefabricadas en base a cuestiones abstractas, solamente existentes en el imaginario colectivo de los que las proponen, con la intención de manipular y conseguir el poder cueste lo que cueste. ¿Acaso los norteamericanos tenían un grave problema en su día a día porque no existiera un muro que los separara con México? Por cierto, ¿dónde está ese muro, promesa estrella de Trump? No existe ese muro, porque no existe ese problema.

Una idea un tanto rocambolesca me ha estado rondando estos días la cabeza: ¿Qué habría pasado si Donald Trump fuera el alcalde de Badalona? Lo sé, es un ejercicio al que hay que añadirle grandes dosis de imaginación, pero intentémoslo por un momento.

El ‘trampismo’ en Badalona habría empezado con una campaña incidiendo en el odio en contra del "ellos", prometiendo que las ayudas no irían destinadas a la gente que no fuera del "nosotros" para así hacer de Badalona Great Again, aunque ni unos ni otros las recibieran nunca. El populismo sería su baza electoral. Por ejemplo, decir que construiría una piscina nueva, o que regalaría libros de texto gratis a todas las familias. Pero todo se quedaría en humo, porque ¿alguien sabe decir una sola de las promesas que el Trump genuino hizo y que luego haya llevado a cabo?

Si en las elecciones municipales el Trump de Badalona no hubiera conseguido ser alcalde, diría sin reparo que no se está respetando la voluntad de los ciudadanos, que el resultado es ilegítimo o que al nuevo alcalde o alcaldesa no le votaron los vecinos. Estoy seguro de que intentaría quitarle valor al sistema democrático y repetiría hasta la saciedad que se ha cometido una verdadera injusticia contra su persona debido a algún tipo de conspiración indefendible. El Trump de aquí se habría hecho mediático por salir en la tele creando polémicas, y ahora viviría en su propia torre, alejado de la realidad, pongamos que hasta en Barcelona, en Pedralbes, por ejemplo. ¡Ah! Y negacionista, por supuesto. Me imagino que haría reuniones masivas sin mascarillas y montaría grandes eventos multitudinarios en plena pandemia. Incluso intentaría subirse el sueldo con miles de vecinos sufriendo las consecuencias de esta crisis. Eso sí, comunicaría a golpe de bulos y fake news, y encarándose a los medios de comunicación y a periodistas que no le favorecen el relato. Si Trump fuera de Badalona, estoy seguro de que también estaría siendo investigado por corrupción y pertenecería al partido de la financiación irregular que apoyó la guerra de Irak.

Volviendo a la realidad, esto nada tiene que ver con lo que pasa en Badalona, donde su alcalde no ha propuesto construir ningún muro que nos separe con Sant Adrià y Santa Coloma. O por lo menos, en el momento de escribir este artículo, no lo había hecho aún.

La era del 'trampismo' está a punto de concluir. El tiempo dirá si Joe Biden es el presidente que el mundo necesita para los Estados Unidos en este contexto, pero muy mal se tiene que dar para que no deje a Trump como uno de los líderes más peligrosos de la historia. Esperemos que sea un ejemplo también para los otros 'trampistas' que hay alrededor del mundo. Algunos están muy cerca.