La galería

Zoran Music y la condición humana

No somos los últimos (1970).

No somos los últimos (1970).

JOSEP MARIA Cadena

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Detenido por la Gestapo en 1944 acusado de haber colaborado con grupos partisanos triestinos, Zoran Music (Eslovenia, 1909 - Italia, 2005) fue internado en Dachau y allí fue víctima y testigo de lo que ocurría en aquel campo de exterminio nazi. Su salud se vio afectada, pero logró reponerse y vivió hasta los 96 años. De este modo, pudo realizar una obra amplia e importante, tanto en el grabado y el dibujo, como en la pintura; un hacer artístico que ha sido reconocido en Francia e Italia, pero que aquí no es tan valorado. No obstante, en el Museo de Arte Contemporáneo (1972) y en la galería Jorge Mara (1996), en Madrid; en la Bizkaia Kutxa Fundazioa (1999), en Bilbao; en la Fundación Bancaixa (1994) y en el IVAM (2001), en Valencia; y en la Pedrera de Barcelona (2008) ha habido interesantes muestras dedicadas al artista. Y ahora, hasta el 31 de octubre, la galería Oriol (Provenza, 269) nos ofrece un conjunto de pinturas y dibujos del artista, al que acompaña un excelente catálogo.

En sus comienzos, Music partió de los frescos bizantinos, fruto de su formación artística en Zabreg. En 1935, visitó Madrid y conoció las obras de Goya y de El Greco, sobre las que realizó algunas copias. La influencia de ambos genios fue importante, aunque derivó, debido a los horrores de la segunda guerra mundial y a su personal situación como prisionero, hacia un expresionismo que retrata la soledad del hombre y establece, mediante su serieNo somos los últimos, que el ser humano tiende hacia la destrucción de todos los principios.

Importan los óleos de Zoran Music, pero también son excelentes sus ceras, acuarelas, tintas y dibujos. Y sus autorretratos, que pintaba de lo que le nacía en su interior y no de la imagen que le ofrecía el espejo. Por ello pudo decir con toda propiedad: «Yo me conozco por dentro. Si me pusiera ante un espejo solo copiaría mi propia máscara». Recomiendo intensamente la visita.