Dos pioneros del fotoperiodismo

Capa y Taro vuelven a BCN

El retrato de Robert Capa por Gerda Taro, en el MNAC.

El retrato de Robert Capa por Gerda Taro, en el MNAC.

ERNEST ALÓS
BARCELONA

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el 5 de agosto de 1936, dos fotógrafos inexpertos y militantes llegaron a Barcelona para enfrentarse a la oportunidad de su vida: hacer llegar a las revistas ilustradas de todo el mundo las imágenes de la tragedia que empezaba en España. Él, Robert Capa, salió de la prueba reconocido como el mejor fotógrafo de guerra del mundo. Ella, Gerda Taro, murió aplastada por un tanque en Brunete al cabo de un año y su recuerdo quedó eclipsado. Hoy ambos, y con ellos las imágenes de los milicianos y milicianas exultantes de 1936, de los soldados combatiendo, de los mítines enardecidos, de las víctimas civiles de los bombardeos y de los refugiados huyendo a pie, regresan simbólicamente a la ciudad. El Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) abre hoy al público una doble exposición dedicada a ambos: Això és la guerra! Robert Capa en acció y Gerda Taro, producida por el Centro Internacional de Fotografía (ICP) de Nueva York, con más de 200 fotos que podrán contemplarse hasta el 27 de septiembre.

«Es el retorno a casa de Capa y Taro, al lugar que marcó sus vidas, la ciudad que los introdujo en España y en la guerra», dijo ayer la comisaria de la exposición sobre la fotógrafa, Kristen Lubben. La relación de los visitantes con las imágenes, reconoció Lubben, no será la misma que en Nueva York: «Esto es vuestra historia». En efecto, la muestra de Capa recoge las imágenes de la muerte de un miliciano en Córdoba en 1936 y el final de la guerra en Catalunya, com combates en el Segre y civiles huyendo hacia la frontera (además de reportajes sobre la guerra en China, el Día D y la toma de Leipzig) y la de Taro los primeros días de guerra en Barcelona, víctimas de los bombardeos en Valencia y Málaga, combates en Córdoba, Segovia, Navacerrada, Madrid y Brunete.

¿DÓNDE CAYÓ EL MILICIANO? / Mostrar en España todo el material disponible (cientos de fotografías en los dos catálogos editados por el MNAC) tendrá también otro efecto: «Esperamos que abra puertas a más investigaciones», añadio Lubben. De hecho, un estudio del profesor de la Universidad del País Vasco José Manuel Susperregui ha partido de las 40 imágenes de la muerte de un miliciano, exhibidas por primera vez en el catálogo de la exposición, para apuntar que el lugar donde se tomó la foto del miliciano caído no fue Cerro Muriano sino otra localidad de Córdoba, Espejo. «Es una cuestión abierta», reconoció ayer Cynthia Young, comisaria de Això és la guerra!.

La base de ambas exposiciones son las investigaciones de los biógrafos de Capa (el fallecido Richard Whelan) y Taro (Irme Schaber). Cynthia Young explica que el objetivo de la muestra es mostrar cómo trabajaba el fotoperiodista, a través de seis historias examinadas exhaustivamente, «en la primera contienda en que el lector pudo encontrarse en su casa de forma muy inmediata las imágenes de un conflicto bélico». La exposición, enumera, muestra «cómo fotografiaba, sus negativos y hojas de contactos, cómo actuaba la censura militar, cómo editaban las imágenes las revistas...»

TARO, POR DERECHO PROPIO / De las dos muestras, la que supone una aportación más novedosa es la dedicada a Gerda Taro. «Fue el resultado de un esfuerzo por destacar su independencia como fotógrafo: había quedado en la sombra –valoró ayer Lubben–, como la figura romántica vinculada a Capa, pero debe ser reconocida como una fotógrafa por derecho propio». Toda su obra conocida se resume en un año de trabajo en España, primero firmando bajo el pseudónimo colectivo Capa, después como Capa / Taro y solo finalmente con su propia firma. La investigación para esta exposición permitió diferenciar el trabajo de Capa y Taro, muchas veces confundido. Desde el principio hay características distintivas, que ayer detalló Lubben: «Taro estaba más influida por la fotografía vanguardista rusa y alemana, con encuadres y diagonales marcados e imágenes estáticas y heroicas al estilo de Rodchenko. Destacó el papel de las mujeres milicianas, armadas y con uniforme, que representaban a la nueva mujer. Para Capa, en cambio, es más importante el movimiento del cuerpo, la energía humana».

Según Lubben, varios motivos explican el olvido de Taro, además de su condición de mujer relegada por su compañero masculino: que Capa no hablase de ella («quedó traumatizado por su muerte») y que su evidente militancia comunista fuese incómoda en la posguerra. El ICP ha luchado en los últimos años por lograr una reparación histórica. La consagración sería que la famosa foto del miliciano fuese de su autoría. «Pero es muy improbable», sentenció Young.