La represión del régimen soviético

Orlando Figes recupera la voz de los supervivientes del estalinismo

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ANNA ABELLA / BARCELONA
DMITRI POLIKÁRPOV / MOSCÚ

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«Nos enseñaron a mantener la boca cerrada. ‘Tu lengua te meterá en problemas’, nos decían cuando éramos niños. (...) cualquier otra persona era un informante», recuerda una mujer cuyo padre fue arrestado en 1936 en la Rusia de Stalin. Este es uno de los testimonios recogidos por el profesor británico Orlando Figes en Los que susurran (Edhasa), un macrovolumen que, a través de testimonios orales acompañados de cientos de cartas, diarios, documentos personales, memorias, fotos y retratos, revela, como escribe el autor, «las historias ocultas de muchas familias» en una «nación que tuvo que aprender a hablar en susurros» por miedo a la represión del terror estalinista (1928-1953), que afectó a más de 25 millones de personas.

La censura tiene largos tentáculos, y la obra de Figes no se ha librado. Hace una semana, en The Guardian, el autor denunciaba presiones políticas tras la decisión de la editorial Atticus de cancelar la publicación del libro en Rusia y recordaba la redada, en diciembre, en la organización de derechos humanos Memorial en la que la policía de San Petersburgo confiscó los archivos utilizados por Figes en Los que susurran.

CENSURA / El periodista e investigador ruso Vitali Shentalinski, más prudente, se inclina por la «censura económica». Según el autor de la trilogía sobre los archivos del KGB sobre escritores represaliados por Stalin, publicada en España por Galaxia Gutenberg y cuyo primer título, Esclavos de la libertad, saldrá este mes en su país, «estos libros tienen un mercado muy pequeño en Rusia. La gente no quiere saber nada de las víctimas de Stalin. Es una verdadera traición a nuestros padres y abuelos que murieron en los campos».

Figes incide en las vidas privadas de víctimas –deportados, arrestados, perseguidos...– y verdugos –informadores, agentes de la NKVD (antigua KGB),  administradores del gulag...–, de distintas clases sociales, profesiones y procedencia. Para el autor de Una historia cultural de Rusia, la principal consecuencia de la dictadura de Stalin fue una «población silenciosa y conformista».