ENTREVISTA CON Siri Hustvedt, Novelista norteamericana

Siri Hustvedt: "Me obsesiona saber cómo es la gente"

Siri Hustvedt ha logrado por méritos propios que los reseñistas se olviden de que es la esposa de Paul Auster. Ahora publica 'Elegía para un americano' (Anagrama / Empúries).

ELENA HEVIA
BARCELONA

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--Tras Todo cuanto amé,

--Sí, Erik, el protagonista, este psiquiatra recién divorciado que junto a su hermana, Inga, busca el secreto que oculta el padre, recién fallecido, experimenta finalmente una sensación de resurrección, muy positiva.

--¿De dónde procede su interés por el psicoanálisis?

--Cuando tenía 15 años empecé a leer a Freud en el colegio y desde entonces no he parado. Me interesan todos sus escritos y muy especialmente, la escuela inglesa de psicoanálisis.

--¿Psicoanalizarse le ha ayudado a la hora de escribir?

--Todo surge de una de mis principales obsesiones, saber por qué la gente es como es. No es novedoso. Muchos escritores, empezando por Samuel Beckett, se han psicoanalizado. Hay quien teme las heridas que un análisis fue provocar pero en mi caso siento que me ha ayudado.

--¿Escribir tiene también ese efecto terapeútico?

--He pensado en eso y no tengo una conclusión clara. Creo que el acto de escribir es una necesidad, una urgencia, pero ni te soluciona los problemas ni te quita las penas.

--¿A usted no le ayudó a afrontar el duelo por la muerte de su padre?

--Empecé a escribirla cuando estaba agonizando. Le pedí permiso para utilizar parte de sus memorias que se integran en la novela casi sin variaciones. Cuando murió no me detuve, sentí la urgencia de seguir escribiendo para comprenderle mejor.

--El recuerdo, la memoria, el olvido, la paternidad son obsesiones recurrentes en su novela.

-- Se trataba de utilizarlos en una libre asociación de ideas, como si se tratase de una composición musical, una fuga y sus variaciones.

--Quizá el gran tema sea cómo incluso los seres más queridos son un misterio difícil de resolver.

--Utilice el síndrome de Capgras, una afección en la que el paciente siente que sus seres queridos se han convertido en impostores, como símbolo de esta idea. Pero en realidad los secretos aparentes de la trama son pequeños y engañosos, los verdaderos secretos están en otro lugar y no se resuelven.

--Usted es crítica de arte. ¿Por qué los cuadros, las fotografías y los muñecos que aparecen tan minuciosamente descritos en sus novelas son tan inquietantes?

--No lo sé. Cuando creo un personaje relacionado con el arte, éste impone sus propias reglas. Intuyo que esos objetos están hablando de las heridas de sus creadores.

--¿Cómo evita la impregnación de un universo literario tan potente como el de su marido?

--Tenemos intereses muy distintos, aunque hayamos compartido 30 años de nuestra vida. Paul es más fantástico, a mí me cuesta mucho imaginar algo que no sea real.

--Una parte de este libro parece un ajuste de cuentas con ese periodismo que la acusó de hacer en Todo cuanto amé

--Es un tipo de periodismo que por desgracia está proliferando en Estados Unidos, una práctica vacía que se disfraza de realismo sin profundizar, así que en realidad es lo más artificial que existe.

--¿Y ante esas críticas que subrayaban los aspectos más escandalosos qué es lo que sintió?

--No haré comentarios.