ECONOMÍA CIRCULAR

Obsolescencia programada: una oportunidad de renovarse para las marcas

Todo parece apuntar a que la obsolescencia programada de los electrodomésticos tiene los días contados: en 2021 entrará en vigor una normativa que obligará a las empresas a ofrecer piezas de recambio hasta 10 años después. Un paso más que da una vuelta de tuerca a la economía lineal, que otorga segundas vidas a los productos, sin necesidad de producir más de lo necesario.

Todo apunta a que la obsolescencia programada de los electrodomésticos tiene los días contados: en 2021 entrará en vigor una normativa que obliga a las empresas a ofrecer piezas de recambio hasta 10 años después. Una vuelta de tuerca a la economía lineal

Obsolescencia programada: una oportunidad de renovarse para las marcas

Obsolescencia programada: una oportunidad de renovarse para las marcas / economia

Nora Benito

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Europa quiere poner coto a la obsolescencia programada de los electrodomésticos. Para ello está dando algunos pasos en esta dirección, como la reciente aprobación de una nueva normativa: 2021 es el año que entrará en vigor, lo que obligará a las empresas a ofrecer piezas de recambio para estos aparatos hasta 10 años después. 

Una medida necesaria en la actualidad, ya que, según una encuesta reciente de OCU, la mitad de los móviles y las lavadoras sufre algún daño antes de los cinco años. Lavadoras, neveras, secadoras, pantallas electrónicas o fuentes de luz son los artículos sobre los que se aplicará la normativa, mientras que otros como móviles u ordenadores quedarán fuera. 

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios afirman que esta normativa hará, además de más eficientes energéticamente, que los cinco electrodomésticos a los que afecta sean más fáciles de reparar e incluso más seguros. Una medida que obligará a muchas marcas a renovarse. 

MEDIDAS “POCO AMBICIOSAS”

Esta normativa ha sido bien recibida por algunos sectores como muestra de un paso adelante, pero criticada por quienes consideran que no termina de “mojarse” del todo. Desde la Organización de Consumidores y Usuarios la valoran de forma positiva, sin embargo, creen que debería “haber sido más ambiciosa” por dos motivos. “Por un lado, porque la regulación debería incluir en el mismo sentido más categorías de productos. Y, por otro, porque se debería de facilitar a los consumidores la reparación de sus productos por sí mismos y mejorar la durabilidad”, afirman. 

Desde las marcas también se hace referencia a un cambio de pensamiento. “La aprobación de la normativa es un paso adelante muy positivo, pero requerirá de la voluntad de los distintos actores para que los objetivos marcados se cumplan. Es importante que los fabricantes de electrodomésticos cambien la mentalidad y apuesten por tomar medidas que permitan más utilidad, más ahorro y menos impacto medioambiental de los aparatos”, señalan fuentes de Miele. 

GARANTIZAR LA SEGURIDAD ES CLAVE

Alargar la vida de los productos es positivo en muchos sentidos, pero ¿podría incurrir en algún peligro que un objeto tenga una vida útil más larga de la habitual? Aunque influye el uso que se haga de los artículos y su calidad, garantizar su seguridad es clave, sea cual sea su periodo de vida. Aunque, tal y como observan desde Miele, “no cabe duda de que los aparatos no deberían tener fallos que causen cualquier tipo de daño a los clientes o al medioambiente”. Pero OCU avisa: “Las marcas tendrán que mejorar o cambiar la fase de producción para garantizar que sus productos son más fáciles de reparar y más seguros”.

En este sentido, desde Miele previenen: “Las medidas van encaminadas también a mejorar el mercado de reparaciones y, para ello, los fabricantes deben asegurar la profesionalidad y garantizar la fiabilidad de aquellos que ofrecen servicios gratuitos. Es importante que sean técnicos autorizados los que realicen las reparaciones de los aparatos”. 

Pero ¿que se dé una segunda vida a los aparatos podría conllevar una subida en los costes de reparación? “Todo dependerá del nivel de experiencia de los profesionales, del tiempo invertido y de si se puede arreglar en una primera visita”, alegan desde Miele. Además, para poder hacer posible el derecho a reparar, es necesario que las piezas de recambio sean accesibles a todos los consumidores y no solo para los reparadores profesionales, reivindican desde OCU.