La opinión de Business Insights

Transformación Digital. ¿Moda o exigencia empresarial?

¿Qué es la transformación digital? Todo el mundo habla de ella y de su importancia, pero no siempre queda claro de qué se trata. Jorge Perfontán, COO de Business Insights, explica qué es y sus retos principales.

La transformación digital está en el centro del debate de las empresas

La transformación digital está en el centro del debate de las empresas / Unsplash

Jorge Perfontán

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La transformación digital está en todas partes. Todo el mundo habla de ella, pero pocas veces se profundiza lo suficiente en el concepto para que nos quede claro de qué se trata realmente. En principio, siempre que se habla de transformación digital se sobreentiende que la expresión hace referencia a la incorporación de las últimas tecnologías al mundo empresarial, aprovechando las virtudes de la interconectividad global para potenciar un negocio. Sin embargo, esta tarea de innovación la vienen haciendo las empresas desde siempre. Entonces, ¿a qué viene tanto jaleo con dicho término?

Si bien es cierto que la idea inicial es en gran parte un concepto de marketing puro, no lo es menos que encierra una idea poderosa que puede ser parte del éxito empresarial. Como titular, y para aquellos que gustan de definiciones académicas, podríamos decir que la transformación digital es la integración transversal de las tecnologías digitales en todas las áreas de un negocio, cambiando fundamentalmente la forma en que se opera y se entrega valor a los clientes.

Ya tenemos una definición, pero ¿qué quiere decir?, ¿hasta dónde hay que llegar? Y lo más importante, ¿cómo sé si mi compañía está cumpliendo con esos estándares o si todos estos cambios están ayudando a mejorar mi negocio? Un buen punto de partida es entender, desde el principio, que esta evolución no solo hace referencia a la inclusión de la tecnología en los procesos de negocio, pues tan importante como ésta es el cambio cultural en toda la organización para asumir los nuevos retos. Y es que, las personas, como siempre, son la clave.

Uno de los ejemplos más obvios de este paradigma es el del flujo de la información. Cualquier organización sana y que busca ser competitiva hoy en día, debe hacer un esfuerzo para que la información circule de forma fluida a lo largo y ancho del organigrama.

Efectivamente, se debe hacer lo posible para que la información llegue a quien la necesite, en el momento que la precise independientemente del escalafón o rango del interesado. Además, esta información debe circular en “tiempo real” para facilitar la toma de decisiones en base a datos actuales y que estos fluyan por la cadena de mando rápidamente y sin interferencias.

Para lograrlo la tecnología es imprescindible (plataformas de Business Intelligence, entornos Big Data, ETLs bien diseñadas y fiables, etc.) del mismo modo que el equipo humano que mueve esos datos, los entiende y los procesa hasta convertirlos en información fiable. Otro ejemplo lo podemos encontrar en la reciente pandemia. En efecto, el covid-19 ha tenido un efecto acelerador en la transformación digital de muchas compañías. A raíz de este fenómeno mundial, el comportamiento del consumidor ha cambiado radicalmente. Las compras online han crecido de forma exponencial y el cliente espera una inmediatez en la entrega difícil de creer hasta hace muy poco tiempo. Si a esto sumamos las interrupciones en la cadena de suministro (retrasos en el transporte de mercancías, escasez de materias primas, etc.), las restricciones impuestas al trabajo presencial y las presiones del Time To Market, nos damos cuenta de la presión a la que están sometidas este tipo de empresas.

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Resulta evidente que la capacidad de una organización para adaptarse de forma ágil a todos estos retos se ha vuelto crítica y estos cambios rápidos (y muchas veces imprevistos) necesitan de inversión en tecnología que permita automatizar al máximo la cadena de suministro, evitando errores, aumentando la trazabilidad y rebajando los tiempos de entrega. Pero no hay magia: Estos cambios fracasarán si no contamos con un equipo formado y dispuesto al cambio y al aprendizaje continuo, apoyado, eso sí, por la mejor tecnología posible. Como podemos apreciar, la Transformación Digital depende de los desafíos y las demandas específicos de cada organización y sector, pero, a modo de resumen, podemos extraer cinco constantes que todos los líderes empresariales y tecnológicos deberían considerar al embarcarse en un proceso de transformación digital:

  1. Experiencia del cliente. Debemos incorporar herramientas que nos permitan conseguir “feedback” fiable de nuestros clientes (qué esperan de nosotros y qué les estamos dando en realidad) para ser capaces de analizar la información y convertirla en un proceso de mejora continua.
  2. Agilidad operativa. Toda la organización debe estar dispuesta a asumir cambios que mejoren la operativa para poder responder a un mercado cambiante .
  3. Cultura y liderazgo. Tanto la cultura como el liderazgo deben fluir de arriba hacia abajo y arraigar en todos los estratos de la organización, convirtiéndose en un proyecto único asumido por todos.
  4. Habilitación de la fuerza laboral. Todos debemos estar capacitados para asumir las responsabilidades que tenemos encomendadas, para lo cual es necesaria una formación continuada
  5. Integración de tecnología digital. Las personas y su capacitación son muy importantes, pero la tecnología es clave. Sin ella es imposible realizar el salto a la digitalización. Con todo, no debemos olvidar de que la tecnología tiene que ser un medio y nunca un fin.

Llegados a este punto y para finalizar, podemos intuir que, más que una moda pasajera o un enunciado de marketing, la transformación digital forma parte de la nueva “Revolución Industrial”, también llamada industria 4.0. En definitiva, un cambio de paradigma, un acicate para evolucionar, una razón para la supervivencia empresarial.