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¿Pasar del local de ensayo a los festivales de verano? Historias de autoproducción musical

Casos como el de Rosalía, en el que la discográfica ‘llama a tu puerta’, son escasos. Por eso muchas bandas y artistas optan por la autoproducción. ¿Y esto qué es? Básicamente, “sacar adelante todo por nuestros propios medios", explica Rocío Saiz, cantante y una de las fundadoras del grupo Las Chillers. 

Muchas bandas y artistas optan por la autoproducción. ¿Y esto qué es? Básicamente, "sacar adelante todo por nuestros propios medios".

Las Chillers Gigante

Las Chillers Gigante / economia

María Refojos

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Casos como el de Rosalía, en el que la discográfica ‘llama a tu puerta’, son escasos. Por eso muchas bandas y artistas optan por la autoproducción. ¿Y esto qué es? Básicamente, “sacar adelante todo por nuestros propios medios", explica Rocío Saiz, cantante y una de las fundadoras del grupo Las Chillers

El viaje comienza con largas sesiones de ensayo en casa o en un local (de alquiler mensual o por horas). Luego es momento de grabar las canciones y decidir el tipo de soporte: formato físico para los amantes de lo tradicional, lo que sería un CD o un vinilo de los de toda la vida; streaming para los que abrazan la innovación; o ambos, para no perder ninguna oportunidad de monetizar. 

El disco se acompaña de conciertos que lleven a la vida la música grabada; de fotografías y videoclips con las que ‘poner cara’ al artista; y de difusión para hacer sonar las canciones en radios y medios especializados. Todo esto combinado con el uso de las redes sociales y herramientas tecnológicas que puedan existir.

Un trabajo tan exigente que los artistas y bandas deciden en ocasiones contratar el trabajo de profesionales independientes. Hablamos de managers, bookers, estudios de grabación o agencias de comunicación. Y a todos ellos preguntamos: ¿cuáles son las claves que hacen que un proyecto autoproducido funcione?

“Tocar, invertir, perder dinero”

Rocío Saiz advierte que no hay una fórmula mágica, pero considera imprescindibles ciertos elementos: “Tocar mucho, invertir mucho, perder mucho dinero, hacer contactos, conocer las nuevas tendencias, saber hacia dónde va el público, qué pueden querer los promotores, dejar de lado tu vida personal... Trabajar en la música es duro, aunque no lo parezca”.

Su grupo, Las Chillers, es un ejemplo de que en ocasiones el trabajo da resultados: han pasado de ser una formación de amigas nacida casi por azar, a ser una de las bandas presentes en multitud de festivales de verano. El año pasado tocaron en el Low Festival ante más de 20.000 personas y este año han formado parte de carteles como el del SanSan Festival, el Spring Festival, el Metropoli Gijón, el Gigante o el Horteralia, además de ofrecer numerosos conciertos en toda España. 

Siguen el mismo camino, el de la autoproducción, en el que se mueven con soltura grupos multitudinarios como Vetusta Morla, Izal o Morgan, y que han visitado en algún momento de sus carreras Amaral o Quique González. “Por supuesto que es posible gozar de éxito y crear tu propia fórmula, sin tener una gran corporación detrás”, apunta Gloria González, que como responsable de promoción musical y directora de proyectos de The Pool G-News ha trabajado con algunos de los nombres de esta lista. 

No obstante, la líder de Las Chillers destierra la imagen de éxito que puede ir asociada a un grupo de música que “funciona”. “Tener un grupo es sinónimo de generar pobreza. Llenar conciertos o festivales no siempre se refleja en el caché y hay que cubrir gastos: furgoneta, alta en la Seguridad Social, hotel…”, explica. Un punto de vista que se relaciona de forma directa con una de las opciones que, según Miguelo, management y CEO en Suspiria, manejan las bandas para ir avanzando: “Ir a tocar a cambio de barrer, pero estar“. 

Profesionalización

La tecnología ha abierto un mundo de posibilidades que no existían en la época analógica y que dotan de una mayor libertad al artista. Por una parte, permite al músico “trabajar las canciones, probar cosas, escucharse para mejorar, solucionar problemas de toda índole musical”, indica Luis Criado, CEO de Estudio Uno. Y también ofrece un escaparate global, que te permite llegar a personas de todo el mundo sin salir de tu cuarto. Por eso es tan importante “cómo quieres sonar tú, qué te exiges. Y cómo quieres presentarte ante tu público y ante tu industria”, añade.

Así pues, para evolucionar el artista o grupo ha de dar el paso de ‘empresarizarse’. “Lo fundamental es que comprendan que dedicarse profesionalmente a la música no difiere en nada si lo comparamos con otros oficios. Si uno piensa en ser panadero, entiende que necesita invertir en formación en echar a andar un negocio”, destaca el CEO de Estudio Uno, donde han grabado Andrés Calamaro, Fito y Fitipaldis, Rayden, Depedro o Los Enemigos. 

“Requiere de formación y capacidad de riesgo y esfuerzo, como cualquier otro negocio que decidas emprender”, indica a su vez Gloria González. Y va más allá: “La música no es solo algo divertido o un hobby, requiere de profesionalización, tiempo, dedicación e inversión”. 

Y coincide también Miguelo: “Que se formen aparte de musicalmente es muy importante para dar ese salto: nada es imposible, pero tienen que conocer el mercado donde entran y que todo está muy profesionalizado ya. No valen romanticismos…”. Desde Suspiria, oficina de management que ha trabajado con Soraya Arnelas, Bombai o Pignoise, recuerdan que son muchos los procesos, más allá de lo puramente musical o creativo, que están relacionados con el trabajo de una banda. “Legales, logísticos, económicos, estrategias de redes sociales… Todos son imprescindibles para hacer un proyecto de futuro. Ah, ¡y buenos temas!”, afirman.

¿Cuestión de suerte?

Uno de los casos de autoproducción más conocidos en España es el de Vetusta Morla, que recientemente bromeaban en el programa de radio Carne Cruda sobre las numerosas y largas reuniones que mantienen para lidiar con estos asuntos del día a día. En opinión de Rocío Saiz, de Las Chillers, ponerse en manos de profesionales contribuye a que “no mueras en la angustia más absoluta, aunque no es garantía de que un proyecto vaya a funcionar”. 

Porque en muchas ocasiones, el recorrido se ve limitado por los recursos de los que dispone el artista: “Hacemos frente al 100% de los gastos, cuando no tienes el dinero no puedes sacar un proyecto adelante”, lamenta Rocío, de Las Chillers.

Y en otras, es decisivo el contexto social y cultural. Y a veces, incluso podría decirse que es pura cuestión de suerte. “El artista desconocido de hoy es el Fito de mañana, e independientemente de eso, el éxito es relativo, y a veces nada tiene que ver con el talento artístico”, concluye Luis Criado.