En los próximos 45 años
Carlos Cortés

Carlos Cortés

Profesor de Dirección de Personas y Organización e investigador del Instituto de Innovación Social de Esade

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La evolución del liderazgo: jefes al cuidado del planeta y de su equipo

Estará terminando su carrera profesional la generación Z, que hoy aspira a trabajos flexibles, equipos diversos y organizaciones que cuiden al planeta y su gente

Multimedia | De 1978 a 2023: el liderazgo empresarial, de los gestores públicos a la mujer ejecutiva

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45 aniversario El Periódico

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Si tuviéramos que definir las cualidades comunes más aceptadas del liderazgo a día de hoy, con toda probabilidad coincidiríamos en algunas de las siguientes. Un buen líder ofrece un propósito y una visión a futuro, sabe rodearse de quienes son mejores que él, actúa como ejemplo, crea líderes, motiva y mantiene al equipo alineado, actúa para el cambio y aspira a lograr un impacto social. Pues bien, estas características están recogidas de Ortega y Gasset, Schweitzer, Platón, Lao-Tsé, Goethe, Thunberg y Nooyi, respectivamente. Recorremos todas las épocas para encontrar el mismo destino, el liderazgo que anhelamos comienza en el autoconocimiento y concluye con el impacto en las personas y en la sociedad.

Los retos corporativos actuales se manifiestan en tres dimensiones: resultados sostenibles, equipos comprometidos y la adecuación al contexto, en concreto, a los avances tecnológicos como la inteligencia artificial o la velocidad exponencial de la digitalización. Este tercer elemento, el contexto, es el que determina la evolución de las expectativas sobre el liderazgo. Como en el modelo consolidado por Bill Sharpe de 'Los Tres Horizontes', el presente convive con las nuevas tendencias (futuro cercano) y avanza gracias a la visión del largo plazo (futuro lejano).

Velocidad de los cambios

Dos elementos más, propios de nuestro tiempo actual, alteran este mapa. Primero, la velocidad de los cambios, que hace que el futuro cercano casi alcance el presente y se solape como dos melodías en una acelerada sinfonía. Y el segundo, la aparición del futuro emergente, el que no es tan esperado –y del que tenemos recientes y extremos ejemplos–, que nos desvía del camino previsto.

En términos de evolución de liderazgo, parece que se mantienen firmes dos ejes: la sostenibilidad de la actividad empresarial y la escucha de las necesidades de las personas y otros grupos de interés ('stakeholder-centric'). El primero, consolidado en el marco ASG en cuestiones inaplazables como el medioambiente, la igualdad social y la ética de la gobernanza. Y el segundo, el foco en la persona, que quizá sea fruto de una inminente evolución de lo transaccional a lo relacional. El cuidado emocional o la diversidad y la inclusión en las empresas son un buen exponente de esta idea.

En lo demás, nos quedan aún muchas preguntas, como saber el encaje que tendrá la inteligencia artificial con ese foco en la persona como valor principal o el impacto de la digitalización en la igualdad de oportunidades. Un sencillo ejemplo de esto último es el modelo de trabajo híbrido, quizá el precursor del metaverso laboral, que podría dejar muchos perfiles profesionales sin acceso a ese espacio de trabajo y en una posición desfavorable. Irónicamente, los mismos perfiles que se revelaron como esenciales durante la pandemia.

La realidad es que será necesaria la convivencia de todos los modelos de trabajo y que el futuro liderazgo deberá sumar a los 'clásicos' antes mencionados otros aspectos hoy irrenunciables, como el encaje del propósito personal con el corporativo y la sostenibilidad, no solo de los resultados sino también de los equipos.

Dentro de 45 años, la generación Z estará terminando su carrera profesional. Y sus valores e inquietudes, según la mayoría de los estudios, se muestran muy cercanos a estas características del liderazgo que apuntamos. Así, aspiran a trabajos flexibles y equipos diversos, y en organizaciones que cuidan el planeta y su gente. Serán ellos quienes sostengan este liderazgo responsable con el planeta, con lo social y con las personas. La buena noticia es que esos líderes se están preparando ya. El futuro ya no es lo que era, quedémonos con el presente.