De los gestores públicos a la mujer ejecutiva

Por Sara Ledo
Diseño: Andrea Zúniga

En 1978, la primera empresa de España era Telefónica. Nacida como monopolio de las líneas telefónicas, en 1945 pasó a ser una compañía de capital público y delegado del Gobierno. Su presidente, Tomás Allende, había sido antes procurador de las cortes con Franco y exministro de agricultura con Carrero Blanco. Tenía 58 años. En 2023, la principal compañía por capitalización del Ibex 35 es Inditex, una empresa textil de origen familiar y capital privado dirigida por una mujer, Marta Ortega, de 39 años.

El ejemplo anterior no sirve para generalizar, pero sí que sirve de fotografía de la evolución del liderazgo empresarial en los últimos 40 años. La gestión directiva de una compañía tiene mucho que ver con su propiedad y un análisis rápido de situación pone de manifiesto cómo en los años 70 los monopolios públicos dominaban la realidad empresarial española y la mayoría tenían al frente a dirigentes con un marcado perfil político o industrial, mientras que ahora los perfiles de los grandes empresarios son mucho más financieros.

Hace 40 años había más de 130 empresas participadas por el Estado, que tenían un negocio enfocado fundamentalmente al mercado interno, mientras que ahora las principales empresas españolas cuentan con una parte importante de su negocio en el exterior a través de filiales. El punto de inflexión fue 2009, cuando la mitad de las 123 empresas con acciones en la Bolsa española consiguió más facturación exterior que interior hasta llegar a dos tercios en 2016, según un estudio elaborado por J. Carbonell, A. Gómez y J. Garrido, del servicio de estudios de BME. Eso lleva a la dirección de las compañías a apostar por nuevos perfiles más internacionales, digitales, jóvenes (aunque no siempre) y que proceden, en muchos casos, de “la casa”.

En los 70, además, el presidente de la empresa centralizaba todo el poder en sí mismo, mientras que hoy la mayoría lo comparten con otra persona en el cargo de consejero delegado como mandan los estándares anglosajones de gobierno corporativo, en parte en muchos casos por la influencia de los fondos de inversión.

Pero el cambio más significativo, sin ninguna duda, ha sido la llegada de la mujer a los puestos de mando. En 1981 Marita Vilallonga fue una de las primeras mujeres en llegar a la alta dirección empresarial al ocupar el sillón de consejera del Banco Central. En el 2008 había 26 mujeres sentadas en los consejos de administración de firmas del Ibex, mientras que en 2016 por primera vez todas las compañías tenían una mujer en sus consejos, según un estudio realizado por Atrevia e IESE. En 2022 las mujeres rozaban ya el 40% de los consejos de administración del selectivo, pero apenas pasaban del 15% de los comités ejecutivos, que es donde se ejecutan las decisiones.

Ana Patricia Botín, en cabeza del Banco Santander, es la única presidenta ejecutiva del Ibex. A ella se suman Beatriz Corredor, de Red Eléctrica entonces Redeia, y Marta Ortega, como no ejecutivas.

La proporción 3 de 35 demuestra que se ha avanzado algo en este campo, pero que todavía queda mucho ‘techo de cristal’ por romper. Y eso que el término fue acuñado, precisamente, en 1978, cuando la consultora de gestión estadounidense Marilyn Loden intervino en una mesa redonda en la que otras mujeres hacían autocrítica sobre sí mismas, centrándose en deficiencias como la socialización, la forma en que se comportaban o la mala imagen que proyectaban, para poner de manifiesto "la barrera a veces invisible para el éxito que muchas mujeres enfrentan en sus carreras".

Y en los próximos 45 años...

'Jefes al cuidado del planeta y de su equipo', artículo de Carlos Cortés

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos:
Sara Ledo
Diseño e ilustraciones:
Andrea Zúniga
Coordinación:
Rafa Julve, Ricard Gràcia y Iosu de la Torre