ENTREVISTA EN 'TELETODO'

Jaume Barberà: "Antes de 'salir del armario' era un periodista formalito"

El director y presentador del desaparecido programa 'Singulars' está al frente de 'Retrats' en El 33

Jaume Barberà

Jaume Barberà / JOAN CORTADELLAS

INÉS ÁLVAREZ / Barcelona

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Jaume Barberà (Mollet del Vallès, 1955) ha creado un estilo propio con su forma pausada de hablar, sus largas entrevistas sin apenas preguntas y por apostar por personajes desconocidos, que practicó durante cuatro años en el programa de El 33 'Singulars'. Su criatura. Ahora, por necesidades del guion, ha emprendido una nueva aventura con 'Retrats', un espacio que conserva ese espíritu de rebeldía. Aunque en la tele deja hablar, él cada vez se calla menos. Y eso está muy bien. Sus libros, verdaderos superventas, son ejemplo de ello.

-¿'Retrats' no es 'Singulars', pero han mantenido su esencia, ¿no? 

-'Singulars' y 'Retrats' son productos diferentes, aunque tengan el mismo objetivo: escuchar para aprender. Nos gusta decir que no hacemos entrevistas. Lo que se pretende es estimular la conversación y acercar a los telespectadores el conocimiento de personas en la mayoría de los casos desconocidas, pero con un discurso rico. Y eso es muy difícil.

–Debe de ser laborioso el trabajo de producción. 

–De eso me ocupo bastante yo, no porque sea el director, el ideólogo del espacio, sino porque me debo encontrar cómodo con el personaje. Debe de haber una relación empática, algo que no sería aceptable en un programa informativo.

–Y este no lo es... 

–No, no lo es. Y cuando digo una relación empática es que debe tener ganas de hablar conmigo, porque, si no, no habrá conversación. Hay quien dice: «¿Me irá haciendo preguntas?». Y contesto que solo una o dos, y que puede estar hablando 25 minutos seguidos sin interrupción.

–¿Hay quien se ve incapaz? 

–Sí. Pero es que yo no llevo papel. No puedo mantener una conversación con una persona, si voy con un guion. Y como no tenemos presupuesto para pasar largas horas de edición, hemos de ir muy seguros. Pasaba lo mismo en 'Singulars', aunque ese programa era más fácil de hacer; no se editaba por contenido. Solo me acuerdo de parar porque el invitado se tenía que calentar. Piense que suelen ser personas que no habían salido nunca en la tele. Por eso en 'Singulars' el plató era cálido. Mientras que en 'Retrats', si buscamos un tema, y el personaje es la excusa, discutimos con él los escenarios. Es que hay tres clases de 'Retrats', aunque es difícil poderlo catalogar, porque siempre me he saltado los formatos.

–¿Se inventó el formato Barberà? 

–No creo que haya inventado nada, pero como telespectador espero que me sorprendan. Cuando presentaba el 'Telenotícies', que era algo tan cerrado –ahora no, ahora se levantan y van a los gráficos–, yo lo hacía a través de las entradillas. Era mi momento de subversión. Un programa no lo entiendo si no tiene vida. Y como profesional también busco sorprender.

-¿'Singulars' era su feudo, ¿no? 

-¡Hombre! ¡Era mi casa! Y tampoco había guion, porque no hace falta.

–Pero actuar sin red implicará unos controles previos

–Tú tienes una responsabilidad siempre y debes ir con cuidado. Y si se tratan temas de salud, ese control lo debes multiplicar por dos. Yo no puedo traer a vendedores de feria. Por tanto, antes de invitar a una persona que analizará o dará unos consejos de medicina no ortodoxos, necesito una prueba. Quiero que personas que me merezcan confianza y conozca hayan superado dolencias con el tratamiento. Y a veces soy yo mismo.

–¿Hace de conejillo de indias? 

–A Xevi Verdaguer, uno de los invitados de Retrats que hablaba de la salud del intestino, me lo recomendó una compañera de confianza. Tardé en sacarlo, hasta que comprobé que las dolencias que yo tenía, y por las que debía pasar por el quirófano, se habían solucionado. Y es que necesito ser muy cuidadoso, porque en la medicina alternativa hay mucho vividor. Como en todos los campos. También en la tele, donde hay personas que se enriquecen vejando a los demás.

–Menuda cantera la de Singulars: Teresa Forcades, Ada Colau... 

–Sí, la cantidad de gente que ese programa ha descubierto es impresionante. Y ahora muchos son personajes muy conocidos.

–¿Eso le llena de orgullo? 

–Nos satisface el tema de Teresa Forcades. Antes había aparecido dos minutos en un debate de El 33 y una compañera me dijo: «Debes hablar con esta monja. Te fascinará». Y así fue: establecimos una relación empática. Le hice su primera entrevista larga y maravilló. Aunque le causó problemas; incluso, un capítulo de El Vaticano. Los ultracatólicos de Catalunya protestaron. Pero ella es lo suficientemente inteligente y ahí se acabó. Me gusta que hayamos puesto a una activista extraordinaria en un debate rico. Y, encima, mujer, lo cual aún me gusta más. Luego está Jonathan Tepper...

–¿El analista que aparecía con su 'power point' en 'Singulars'? 

–Sí, y que ahora participa en otros programas. También Edward Hugh, Ada Colau, Luis Garicano... Como profesional me satisface haber hallado a estas personas tan valiosas que han enriquecido el debate.

–¿Eso forma parte del periodismo intencionado que defiende? 

–Si no tienes una intención, ¿qué periodismo estás haciendo? Si lo que quieres es entretener, no hace falta ser periodista. Y si el periodismo no tiene una intención, es taquigrafía. .

–¿La clave está en huir del periodismo de teletipos? 

–Los periodistas debemos intentar que eso sea así. Aunque intuyo que las élites quieren cuanto menos análisis mejor. Esta es una lucha del periodismo. Porque, si no, internet nos matará. Ya hay muchos agregadores de noticias. Y esto se puede trasladar a todo. Incluso a mí mismo. A mi salida de armario. Antes era un periodista formalito de TV-3, y un buen día salgo del armario y digo las cosas de otra manera.

-¿Fue a partir de 'Singulars'? 

–Sí. Lo que ha pasado estos años no es normal. Como no creo en el periodismo aristocrático, opino que, en época de crisis, el periodismo no puede ser neutral. Dentro de los límites de la empresa en que trabajas, debes ejercer y atenerte a las consecuencias.

–¿Le han regañado mucho? 

–Una vez recibí un comentario.

–¿«Jaume, te has pasado»? 

–Digámoslo así. Pero una sola vez en 160 programas. Es normal, no hay guion. Escuchas al personaje, las cosas que dice te indignan y entonces puedes decir lo que no corresponde . Pero también sé que han indignado. Y lo volvería a hacer.

–¿Se siente un privilegiado? 

–Mucho. Teniendo en cuenta cómo están las cosas en el oficio y los recortes en TV-3 –a mí se me despedirá en el 2016–, que pueda idear un espacio como 'Retrats'... Sería cínico si dijera que no soy un privilegiado. Porque ¿cuántas personas tienen la oportunidad de estar 50 minutos sin la tiranía de la audiencia y disfrutando de ese momento?

–Su apuesta por la tele pública es firme. ¿No se ve en una privada? 

–No hay impedimento, siempre que tuviera la misma libertad. En la privada podría exteriorizar más cómo soy yo, como hago en RAC 1 y en mis libros. Pero deberían saber cómo pienso, pues no voy a cambiar.

–¿Y haría entretenimiento? 

–Eso no. No podría presentar concursos. Soy de primera línea, de lucha dialéctica. Además, el sentido del ridículo te lo impide. Yo tengo un perfil. Si la gente me viera haciendo 'Sálvame', me escupiría.

–Donde más se expone es en sus libros. ¿Se esperaba el éxito? 

–Que 'S’ha acabat el bròquil' fuera un éxito me di cuenta aquel Sant Jordi. El nuevo, '9N 2014', está más documentado y reflexionado.

–En él pide el derecho a decidir, algo en lo que es beligerante. 

–No solo pido el derecho a votar: me posiciono por la independencia. Pero no es antiespañolismo ni animadversión a España. Yo tengo familia extremeña y mi lengua es también el castellano. Pero es que ahora tenemos una oportunidad única de hacer un país nuevo.

–Otro tema que le saca de sus casillas son las prejubilaciones. ¿Suponen una descapitalización intelectual de las empresas? 

–Una sociedad que admite que las personas de una cierta edad puedan ser despedidas, no por una mala praxis, sino por una cuestión biológica, es una sociedad enferma. Llegado a un límite, ¿quién te dice que un día no dejaremos morir a quien consume más medicamentos?

–Oiga, por cierto, ¿le hace gracia su personaje en el programa satírico 'Polònia'? 

–No me veo. Aunque la gente diga que les hace mucha gracia, y toda caricatura tenga un punto de realidad... No me opongo, pero tampoco me encanta. Porque un día el personaje se tocó los genitales y cosas así. A ver, va bien desde el punto de la popularidad, pero, una vez que estás allá, eres tú diciendo cosas que no dirías jamás, y eso te sorprende.

(Extracto de la entrevista publicada en 'Teletodo' el 17 de mayo del 2014)