Gobierno papú da dos días para desalojar un centro de inmigrantes clausurado

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Las autoridades de Papúa Nueva Guinea dieron a los casi 600 inmigrantes que ocupan el clausurado centro de detención en la isla papuana Manus, que gestionaba Australia, un plazo de dos días para salir del lugar, informaron hoy medios locales.

Las autoridades de Inmigración papúes ordenaron en un comunicado el desalojo por razones higiénicas o de lo contrario "se utilizará la fuerza para reubicar a aquellos que se rehúsan a salir de forma voluntaria", según la cadena local ABC.

Los solicitantes de asilo y refugiados continúan en el centro, que fue cerrado el 31 de octubre, sin agua, comida ni servicios básicos porque temen por su seguridad si son trasladados a los nuevos centros de acogida en Lorengau, el principal poblado de Manus.

El aviso que se entregó a los ocupantes también indica que las verjas alrededor del centro, que fue clausurado por orden del Tribunal Supremo al considerarlo ilegal, serán demolidas a partir de hoy por lo que la seguridad de los ocupantes no será garantizada.

El jefe de los magistrados del Tribunal Supremo de Papúa Nueva Guinea, Salamo Injia, rechazó el martes una solicitud de los refugiados que aún permanecen en el centro de Manus para que se restablezcan los servicios básicos al considerar que las alternativas provistas por los gobiernos de Papúa y Australia tenían "buenos estándares".

Sin embargo, la agencia para refugiados de la ONU (Acnur) criticó ayer la idoneidad de las nuevas instalaciones para acoger a los casi 600 inmigrantes que se encuentran en Manus dado que faltan camas, médicos y otros servicios básicos, extremo que ha sido negado tanto por las autoridades de Papúa como Australia.

El centro de refugiados de Manus y otro en Nauru, en el Pacífico, abrieron después de que Australia reactivara en 2012 su controvertida política de tramitar solicitudes de asilo en terceros países.

La ONU y grupos de defensa de los derechos humanos han criticado con anterioridad estos centros de detención al calificar de inhumanas las precarias condiciones en las que viven los internos y los abusos que padecen.

Muchos de los internos en Manus y Nauru han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria; otros han escapado de la discriminación como las minorías rohinyá, en Birmania (Myanmar), o bidún, en la región del Golfo.