MEMORIA ANUAL

El 14% de las personas atendidas por Cáritas malviven en coches o al raso

Teresa Pérez / Barcelona

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La precariedad del mercado laboral, el desorbitado precio de los alquileres de los pisos y el insignificante parque inmobiliario social han formado una alianza perversa que ha atrapado a las familias más vulnerables y les ha impedido el acceso a una vivienda. Cáritas Catalunya, que agrupa las 10 sedes que tiene la entidad en todas las comarcas, ha dado este miércoles en Barcelona durante la presentación de la memoria anual cifras que explican esta precaria situación: cerca del 40% de las personas atendidas por la oenegé no tienen una “vivienda digna”.

Este concepto por sí solo no da idea de la crudeza de la realidad, lo que sí la describe son los casos detectados por la oenegé: hay un 14% que ni siquiera tienen un techo y malviven en fábricas abandonadas, durmiendo en coches o al raso. Otras tienen su cobijo en habitaciones realquiladas (9,5%) "en condiciones muy precarias", según la entidad. A algunos los atienden las entidades sociales (4,8%) o bien, sin pagar, algún amigo o familiar (7,6%). Por primera vez la entidad ha contabilizado el fenómeno de la ocupación y ha detectado que un 3,2% de las familias "se han visto abocadas a ocupar una vivienda vacía". El año pasado apenas representaba el 1%. 

Esta es la otra cara del mercado inmobiliario que revela que el porcentaje de personas que no tiene una casa adecuada ha aumentado y ha pasado del 31% del 2015, al 39,5% registrado durante el año pasado. Únicamente el 10,4% de las personas atendidas en la oenegé son propietarias del piso donde viven.

Elemento de pobreza

Francesc Roig, presidente de Cáritas Catalunya, ha afirmado que la falta de un hogar digno es "un elemento alarmante de pobreza" y ha criticado que el parque de pisos sociales en Catalunya apenas represente el 2%, "cuando debería situarse en el 16%". La escasez de pisos de estas características, además de "la lentitud de la burocracia y los retrasos en la recepción de ayudas oficiales para el alquiler social", son, a su juicio, las dificultades más importantes que tienen las familias para poder vivir en un lugar adecuado. El arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, también ha reivindicado "viviendas dignas" y "políticas para atender a las personas refugiadas". Luis Miguel Luna, responsable de Comunicación de Cáritas Catalunya, ha calificado de "preocupante" la situación de estas familias y ha reconocido que la falta de vivienda "conculca un derecho como es el acceso a una vivienda digna" y Anna Roig, que ocupa el mismo cargo en Cáritas Barcelona, ha alertado: "La vivienda es un elemento de exclusión social".

Menores

La vivienda es una de las grandes preocupaciones de la oenegé como también lo son la pobreza infantil, la precariedad laboral, la soledad de los mayores. la pobreza hereditaria o los refugiados. También los menores de 18 años han llamado a la puerta de la oenegé y ya representan el 22,7%.

 La entidad atendió el año pasado a 360.604 beneficiarios, un 4,7% más que en el 2015, casi la mitad (47,5%) han nacido en España. El 71% de los casos son personas sin empleo.  No solo se ha incrementado el número de personas atendidas, también se ha alargado el tiempo que han tenido que recurrir a este auxilio. Esto significa que "estamos en una profunda crisis social caracterizada por la cronificación de la pobreza", ha recalcado Anna Roig. Las ayudas a las familia han aumentado pero se ha correspondido con las aportaciones que ha recibido la entidad. Sobre todo ha mermado la colaboración que realizan las empresas.