Un espeso tapizado de plantas acuáticas provoca problemas en el Ebro

Con el calor y la caída de caudal en torno a 100 metros cúbicos por segundo, ha llegado la eclosión de macrófitos o plantas acuáticas al río Ebro. Enormes tramos fluviales presentan un tapizado selvático que crece en extensión. La situación se agrava cada año y ocasiona serios perjuicios a las captaciones de agua de los regantes y acumulaciones de material vegetal en las compuertas de las nucleares de Ascó y de las hidroeléctricas. También se resiente la calidad del agua de consumo, y así mismo las algas provocan problemas de salubridad, al retener basura, sobre todo al paso del río por zonas urbanas. Por último, la vegetación acuática contribuye a la proliferación de insectos como la mosca negra.

El Institut per al Desenvolupament de les Comarques de l’Ebre (Idece) ha instalado este año una nueva máquina segadora de macrófitos que, por primera vez, también los recoge, a toneladas, del lecho del río. El nuevo aparato palía ligeramente el problema, abriendo paso por la línea central del Ebro para que la densidad de plantas acuáticas no entorpezca el tránsito de las embarcaciones. Varios ayuntamientos han reclamado soluciones de urgencia, como un desembalse en Flix y actuaciones extraordinarias de la máquina segadora en Amposta. Son conscientes, sin embargo, de que el alivio es ligero, puntual en algunas zonas, y temporal, ya que además en unas semanas los macrófitos se habrán recuperado.

"Este año, debido al colapso en el tramo del meandro de Flix (de cinco kilómetros de longitud), nos hemos visto obligados a pedir un desembalse extraordinario semanas antes de cuando lo solicitábamos los años pasados, que solía ser hacia mitad o finales de julio", asegura el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Flix, Francesc Barbero. Endesa llevó a cabo el pasado jueves un desembalse puntual de 150 metros cúbicos por segundo durante cuatro horas. De 8 a 12 del mediodía, la central hidroeléctrica suministró caudal extra a través de sus compuertas en lugar de hacerlo por las turbinas, como es habitual.

Esta intervención, complementaria a otras dos crecidas extraordinarias que se llevan a cabo en primavera y en otoño, “tiene como objetivo renovar el agua del meandro para preservar el ecosistema que de forma natural hay en el río”, asegura Endesa. Pero el efecto de tal acción tiene los días contados. “Sabemos que el problema de un desembalse de este tipo es que no tiene ni capacidad ni duración suficiente, pues los macrófitos se regeneran rápido”. Por ello, antes de sus fiestas mayores, a mediados de agosto, solicitarán otra actuación extraordinaria, en este caso de la máquina segadora, para poder llevar a cabo las actividades festivas habituales en el río.

QUEJAS EN AMPOSTA

Unos 70 kilómetros río abajo, en Amposta, las quejas del Club Náutico, cuyos remeros -entre ellos algunos de los mejores de España- veían vetado su acceso al río desde el embarcadero para entrenar debido al manto de algas, y también de empresas turísticas ubicadas en la fachada fluvial con actividades de navegación, han hecho que el ayuntamiento reclamara la atención de la anhelada nueva barca segadora.

“Ha venido por deferencia, porque habitualmente se limita a operar en el canal navegable y no interviene en las riberas del río. Ha operado en las zonas más próximas a los embarcaderos, de forma que ahora ya pueden salir remeros y piraguas, pero no sobre la totalidad de nuestra fachada fluvial, lo que da mala imagen y problemas de salubridad”, afirma el concejal de Medio Natural, Dani Forcadell. Calcula, sin embargo, que en un mes la situación volverá a ser insoportable.

Los expertos apuntan que las causas de la proliferación de macrófios en el Ebro detectada años atrás, y en crecimiento progresivo, son múltiples. El bajo caudal, la mayor transparencia del agua, la presencia de nutrientes y la acción limpiadora del mejillón cebra, son algunas.

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