La cumbre del clima va hacia un acuerdo de mínimos pero por primera vez universal

Los casi 200 países presentes en la cumbre del clima de París (COP21) decidirán este sábado en una jornada que se augura maratoniana si votan a favor de un acuerdo internacional que impulse con valentía la lucha contra el cambio climático, con una reducción rápida e intensa de los gases de efecto invernadero, o bien optan por un pacto más humilde que obligaría en los próximos años a tomar decisiones drásticas que corren el riesgo de no ser suficientes. La reunión se acaba y no hay tiempo para más. La presidencia francesa de la COP21 entregará por la mañana a todas las delegaciones un nuevo borrador de acuerdo con las últimas sugerencias incorporadas, algunas todavía conflictivas, que primero deberá ser analizado y luego, ya por la tarde, aprobado en la sesión de clausura.

Destacados científicos han recordado en una rueda de prensa celebrada en la COP21 que el proyecto de limitar a un máximo de dos grados el aumento de las temperaturas es solo una "aspiración" en el texto. "Si no fijamos un objetivo de reducción de emisiones de entre el 70% y el 90% [de aquí al 2050] no se logrará. Las opciones compatibles con la ciencia han sido reemplazadas por formulaciones vagas", ha dicho Steffen Kallbekken, director de investigación en clima en el instituto Cicero.

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Para compensar estas inconcreciones, el acuerdo de París establecerá que en años venideros deberá analizarse cómo evoluciona la situación (las temperaturas y la emisión de gases) y ajustar más las tuercas si es necesario. Las fechas y las condiciones de los inventarios son aún motivo de discordia. En este sentido, Iñaki Gili, especialista de la Oficina Catalana de Canvi Climàtic y miembro de la delegación española, explica que China y la India se niegan a cualquier sistema de verificación de emisiones porque lo consideran una injerencia extranjera. Chocan así con la ambición de la UE y de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático.

Para contentar a todas las sensibilidades, desde los países del océano Pacífico hasta las potencias petroleras que se oponen a la descarbonización de la economía, todo indica que el texto definitivo será un acuerdo de mínimos cuyo gran avance no serán las cifras, prácticamente inexistentes, sino su universalidad. Todos los países, cada uno dentro de sus posibilidades, reconocerán por primera vez que han de hacer algo para mitigar el problema del cambio climático porque, como recuerda el comisario europeo de Acción por el Clima, Miguel Arias Cañete, los antaño países industrializados, los miembros del llamado Anexo 1 del Protocolo de Kioto, solo representan actualmente el 35% de las emisiones mundiales de CO2.

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Eso sí, debido a la fuerte oposición de China y EEUU, entre otros países, el esfuerzo que deberá realizar cada uno será por ahora de carácter voluntario y no proporcional. La base serán los planes nacionales de mitigación que los respectivos gobiernos han elaborado con vistas al 2030 y que ya han entregado a las Naciones Unidas, los llamados INDC en la jerga climática. Lo que sucede es que los INDC presentados, incluso en caso de cumplirse escrupulosamente, no evitarán que la temperatura ascienda a lo largo del siglo más de dos grados con respecto a los valores industriales, el límite que la comunidad científica considera tolerable para evitar los peores estragos del cambio climático.

Gili comenta que se está negociando un texto final que pueda satisfacer a todos. "A veces se hacen intercambios  -pone como ejemplo-. Yo cambio esto si tú aceptas aquello". En su opinión, los países más desfavorecidos, muy a menudo con el apoyo de la UE, presionan para lograr un acuerdo más ambicioso, pero las principales dificultades proceden de China y la India, las dos superpotencias asiáticas, que buscan todo lo contrario. "Ellos quieren tener un crecimiento económico a su ritmo y sin que nadie les imponga nada. No les gusta el multilateralismo y no tienen ninguna prisa en acabar las negociaciones", afirma.

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Además, entre los escollos principales del acuerdo destacan la oposición mostrada por varios países petroleros, como Arabia Saudí o Venezuela, al capítulo que subraya justamente que la comunidad internacional debe esforzarse para evitar que las temperaturas medias mundiales aumenten como máximo dos grados, o incluso 1,5 grados si es razonablemente factible. También ha habido quejas de los más desfavorecidos porque se "ha suprimido alguno de los apartados más ambiciosos", explica Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace-España. Por ejemplo, el borrador ya no habla de porcentajes concretos de reducción de emisiones en un horizonte determinado, sino que se limita a decir que debería llegarse a un pico de producción "lo antes posible". Las asociaciones ecologistas englobadas en la coordinadora Climate Action Network han entregado a la delegación Saudí el premio del Fósil del Día por méritos propios.

"Ya estamos casi. Soy optimista", ha dicho Laurent Fabius, ministro francés de Asuntos Exteriores y presidente de la COP21. "Sabemos las soluciones y tenemos poco tiempo de margen", ha añadido a su lado el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon. En el penúltimo borrador habían desaparecido prácticamente los corchetes o asuntos pendientes de discusión, pero eso no significa que el texto hubiera sido aceptado. Ban Ki-moon, optimista, ha pedido a las delegaciones presentes que hagan lo posible para dejar al margen intereses locales y se centren en objetivos globales. "Estoy seguro de que vamos a lograr un acuerdo ambicioso y fuerte", ha concluido. 

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"De la descarbonizaci\u00f3n a la neutralidad clim\u00e1tica","text":"Otro asunto conflictivo, como destacan las oeneg\u00e9s ecologistas, es que, a petici\u00f3n tambi\u00e9n de Arabia Saud\u00ed, el objetivo de la \"descarbonizaci\u00f3n\" o eliminaci\u00f3n completa del uso de combustibles f\u00f3siles en el mundo ha sido sustituido en el texto por la expresi\u00f3n \"neutralidad clim\u00e1tica\", lo que da v\u00eda libre a sustituir la reducci\u00f3n de emisiones por t\u00e9cnicas de\u00a0geoingenier\u00eda como la captura y el almacenamiento de carbono. \"Necesitamos una descarbonizaci\u00f3n global\", ha declarado el cient\u00edfico\u00a0Johan Rockstr\u00f6m, director del\u00a0Stockholm Resilience Centre, en Suecia. \"Lo de la 'neutralidad' abre la posibilidad de confiar en demas\u00eda en los sumideros de carbono sin dejar de quemar combustibles f\u00f3siles. Es un futuro muy arriesgado\", ha a\u00f1adido Rockstr\u00f6m. \"Para los pobres del mundo, especialmente en el hemisferio sur, el texto actual es peligroso y mortal\", ha concluido\u00a0Kevin Anderson, director adjunto del Centro Tyndall para el Cambio Clim\u00e1tico, en el Reino Unido."}}