TRAGEDIA EN LAS MONTAÑAS DE MARRUECOS

Rabat rehusó que espeleólogos españoles ayudaran en el rescate

Juan Bolívar, único espeleólogo superviviente del grupo, el domingo camino del hospital de Ouzazat.

Juan Bolívar, único espeleólogo superviviente del grupo, el domingo camino del hospital de Ouzazat.

JULIA CAMACHO / BEATRIZ MESA / SEVILLA / RABAT

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La actuación de las autoridades marroquís en la operación de rescate de los espeleólogos españoles está siendo cada vez más cuestionada. A las denuncias de los familiares de los dos fallecidos, que ayer volvieron a criticar la tardanza en organizar el salvamento, se sumaron las de un grupo de 15 espeleólogos españoles especializados en rescate -incluida una traumatóloga--, que ante la demora decidieron movilizarse por su cuenta y se plantaron en Marruecos como turistas con la esperanza de que las autoridades de Rabat aceptaran su ayuda, lo que no sucedió.

El grupo de espeleólogos llegó a Marruecos con un remolque con una tonelada de material específico para las labores de salvamento de sus tres compañeros atrapados en la garganta de Uarzazate. Según explicó el secretario de la Federación Andaluza de Espeleología, José Enrique Sánchez, que organizó el operativo, se quedaron en segunda línea esperando a que las autoridades del reino alauí autorizaran la expedición oficial organizada por el Gobierno con geos y guardias civiles, que estuvieron esperando más de 12 horas en un avión para salir. En varias ocasiones pareció que la cosa marchaba, pero hacia las cinco de la tarde del viernes llegó la comunicación oficial con el permiso denegado.

Fue entonces cuando los espeleólogos se pusieron en marcha: ferri y turnos conduciendo durante toda la noche para llegar lo antes posible a las montañas del Atlas. Una vez allí, y en compañía del cónsul español en Casablanca y personal de la embajada española, a quienes agradecen el esfuerzo porque «se dejaron la piel haciendo gestiones», ofrecieron a la Gendarmería marroquí tres opciones, según Sánchez: descolgarse ellos por el barranco, que al menos la médica española acompañara a los agentes marroquís, o bien que estos dispusieran del material transportado por la expedición. «No tenían material adecuado para rescates, se veía en las cuerdas y en cómo se manejaban», reprocha Sánchez. Ninguna de las opciones fue aceptada.

Los gendarmes, asegura, hicieron el rescate «porque Juan Bolívar -el único superviviente—pudo salir por su propio pie», y fue entonces cuando dieron luz verde a la colaboración española para extraer los cadáveres de los otros dos compañeros.

HIPOTERMIA / Así las cosas, los compañeros de los dos fallecidos redoblaron ayer sus críticas. «Gustavo Virues ha muerto en la montaña, pero a José Antonio Martínez -fallecido al parecer de hipotermia- lo han matado entre el Gobierno español y el marroquí», denunció en Canal Sur José Morilla, compañero de las víctimas. «Se han tirado seis días y medio en lo alto de una piedra rodeados de nieve desde que dimos la voz de alerta el miércoles», añadió.

Hasta el último momento, cuando las autoridades marroquís reconocieron finalmente la imposibilidad de hacer frente a una operación de tal envergadura, no pudieron entrar en el país magrebí los equipos especializados de la Guardia Civil y los GEO, que el domingo solo pudieron desplegar la estrategia para rescatar los dos cuerpos sin vida. Para ello, instalaron en la pared de la montaña, de unos 250 metros de altura, un sistema de cuerdas y poleas con la intención de izar las camillas con los cadáveres hasta la parte superior del cañón. Hoy está previsto que los cuerpos de los espeleólogos sean trasladados en un helicóptero de la Gendarmería marroquí a la ciudad de Uarzazate.