Diana Pou «España debería organizar un equipo experto en ébola»

Diana Pou, en el servicio de Medicina Tropical adscrito al Vall d'Hebron.

Diana Pou, en el servicio de Medicina Tropical adscrito al Vall d'Hebron.

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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La última vez que Diana Pou (Barcelona, 1971) intervino en una epidemia de ébola fue en la República Democrática del Congo, en el 2012. Antes, lo había hecho en Angola y Uganda. Si no ha acudido a la que aún afecta al occidente de África es porque tiene una hija de un año que también la necesita. Atiende enfermedades importadas en el servicio de Medicina Tropical de Dressanes, adscrito al Hospital del Vall d'Hebron, y es uno de los escasos médicos españolas con experiencia directa sobre el virus hemorrágico que formó parte del comité de crisis constituido por el Gobierno tras la infección de la auxiliar de enfermería Teresa Romero, en Madrid.

-¿Sigue activo el comité de crisis?

-Hace un mes que suspendimos las actividades. Cuando se produjo el contagio de la auxiliar de enfermería se pidió ayuda a los sanitarios con experiencia directa en ébola que estuvieran en cualquier hospital español. A mí me encargaron la formación del personal, que impartí en la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salut Carlos III.

-¿A cuántos sanitarios formó?

-A más de mil personas, de toda España. Ellos han formado a otros.

-¿Qué les enseñó?

-Cómo manejar una epidemia de ébola sobre el terreno. Cómo organizábamos los centros de tratamiento en África, dónde situábamos a los enfermos sospechosos de sufrir el virus, en qué lugar a los ya confirmados, qué trajes llevábamos.

-Les explicaba todo lo que hacían.

-Exacto. Muchas cosas son extrapolables y otras no, pero esos cursos sirvieron para acabar con muchos mitos. Los sanitarios de aquí pensaban que si allí lo estaban haciendo bien en aquellas condiciones (hasta la epidemia del 2014 no hubo contagios entre ellos) también aquí se podían hacer las cosas bien. Creo que, sobre todo, mis clases resultaron tranquilizadoras. Tenían mucho miedo.

-¿Esa formación continuará?

-Está por decidir. Las autoridades sanitarias españolas deberían recopilar esta experiencia y organizar un equipo de sanitarios especializados en fiebres hemorrágicas, un grupo experimentado. No es necesario que estén todos en un mismo edificio, ni en una misma comunidad. Es necesario preparar el futuro con un plan estratégico sobre el ébola, y tener hospitales de referencia.

-¿No existe ese equipo experto?

-No. Hay mucha gente, virólogos, epidemiólogos y microbiólogos, que saben cómo es el virus y qué ocurre con la enfermedad, pero médicos que tengan experiencia con pacientes de ébola, muy pocos. Tal vez ahora surgirán. Hablo de sanitarios que en un momento dado, ante una nueva crisis por virus hemorrágico, pudieran reaccionar, organizar.

-¿Qué balance hace del episodio de ébola en Madrid?

-Fue una llamada de atención. Era el primer caso en España y es evidente que nos pilló desprevenidos. Se actuó como en otros países, siguiendo un protocolo, pero aquí se contagió una persona y eso marcó la diferencia. Los dos religiosos fueron atendidos por un equipo sin ninguna experiencia previa en ébola. Coincidieron dos elementos fatídicos: había miedo y desconocimiento.

-¿Trabajaron con seguridad?

-Se adoptaron protecciones exageradas, como lo de ir vestidos de astronautas en la ambulancia, cuando el enfermo iba dentro de una burbuja inviolable para el virus. El problema era la atención en la habitación de los tres pacientes. Debían entrar muchas veces y tenían una formación mínima. Ahora las cosas han cambiado, pero creo que, en los primeros días, los sanitarios que atendieron a Teresa Romero se sentían con menos seguridad que la que teníamos los médicos en África.

-¿Ha tenido relieve el ébola porque hubo españoles infectados?-Sin duda. La prueba es que cuando enfermaron los dos religiosos ya había habido miles de muertos y enfermos, y los informativos de aquí apenas decían nada de esta epidemia. Por desgracia, se valora de forma distinta la vida de un africano que la de un occidental. Hay categorías.

-¿Cómo valoran allí la vida?

-El africano, en general, está más acostumbrado a la pérdida que los occidentales, lo que no significa que lo sientan menos. Una muerte es igual de dolorosa. Si a una madre africana se le muere un hijo, le llora, pero sigue adelante porque tiene otros cinco que la esperan. Una madre occidental pierde a un hijo y se hunde. Lo sufren las dos, pero la forma de aceptar esa muerte es diferente. Una cuestión de supervivencia.

SEnD¿Por qué le interesa hacer medicina en países que están peor que aquí?-Los problemas son más genuinos allí. Aquí existen otras prioridades. Lo básico está tan cubierto que se pierde la perspectiva de lo que es realmente fundamental. Allí, lo que es importante es importante. Como médico, me siento mucho más útil estando allí que aquí. Tienes la impresión de que tu intervención es más pertinente, más resolutiva.

-Aquí atiende a inmigrantes extracomunitarios recién llegados.-Sí. Recibimos a inmigrantes de cualquier punto de Catalunya, sin necesidad de que sean derivados por ningun médico. A todos.