Al menos 3 grupos de inmigrantes fueron devueltos tras pisar Ceuta

Féretros destinados a los restos de dos víctimas, en Castillejos.

Féretros destinados a los restos de dos víctimas, en Castillejos.

BEATRIZ MESA / TETUÁN

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El director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, ha vuelto a insistir en las últimas horas en que ninguno de los inmigrantes de la tragedia de Tarajal, la frontera que separa España de Marruecos, «pisó suelo español», gracias a la intervención disuasoria de los agentes, que utilizaron material antidisturbios para «cumplir la ley e impedir que inmigrantes ilegales entraran en España a través de la valla». Sin embargo, este diario recogió ayer los testimonios de dos supervivientes subsaharianos que alcanzaron con éxito la costa ceutí y denunciaron que fueron «entregados a la Guardia Civil nada más llegar a la orilla española». Sucedió, al menos, con tres grupos de inmigrantes.

Traouré y Alí Moussa se hallaban entre el centenar de simpapeles que el jueves se arrojaron al mar. Primero fue Moussa, de Níger, quien llegó a Ceuta en un grupo de 15 personas. Pero nada más pisar la playa, el suspiro de «aleluya» se convirtió en amargura, cuando se vio detenido y devuelto automáticamente a Marruecos. Dice que descendió «al infierno» cuando los guardias le gritaron «¡manos arriba!» y se lo llevaron caminando por la orilla española hasta la puerta de una verja que lo devolvió a suelo marroquí. «Aún tenía acumulada toda la adrenalina y no sentía frío ni dolor, solo indignación».

Su colega Traouré, de Camerún, alcanzó la playa de Ceuta en otro grupo, de 11 personas. Y el procedimiento se repitió: en pocos minutos fue llevado al lado marroquí. Y ahí quedó enterrado su sueño. «En Camerún no hay nada que hacer», lamenta.

EXPULSIONES 'EN CALIENTE' / La devolución de ambos grupos y, al menos, el de otro formado por otros ocho inmigrantes, cuya imagen fue captada en vídeo por un vecino, se realizó en caliente, algo que sucede con regularidad, según las organizaciones humanitarias, y que choca frontalmente con la ley de extranjería, el decreto 557 del 2011 y el acuerdo bilateral hispano-marroquí sobre «readmisión de extranjeros entrados ilegalmente».

La ley estipula que todo extranjero que entre irregularmente en España «será conducido a una comisaría, donde debe ser identificado» antes de, si procede, ser devuelto. «La Guardia Civil está obligada además a preguntar al inmigrante si es demandante de asilo porque, en este caso, tiene derecho a permanecer en España. La expulsión inmediata solo está autorizada en el caso de que los irregulares no lleven papeles», afirmaron a este diario fuentes oficiales de España en Rabat. Algo que ocurre muy raras veces. No fueron tampoco los casos de Trouré y Moussa. «¿Sabes?, siempre pensé que España era diferente. Sin embargo, nos tiraron pelotas de goma contra los chalecos y gases lacrimógenos contra las piedras a las que se agarraban los que no sabían nadar bien». Moussa y Traouré se encontraron en la morgue del hospital Hassan II de Castillejos, ciudad marroquí a los pies de la playa de Ceuta, para identificar dos de los nueve cadáveres repartidos en los hospitales de Castillejos y Rincón. Los conocían: un guineano y un nigeriense. «En ese frigorífico podía haber estado yo», pensó.