INAUGURACIÓN DE LA LÍNEA ENTRE BARCELONA Y FIGUERES

Diálogo de sordos

Mariano Rajoy y Artur Mas, en la inauguración de la estación del AVE de Girona.

Mariano Rajoy y Artur Mas, en la inauguración de la estación del AVE de Girona.

CRISTINA BUESA

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El baño de masas del estreno del AVE no dio pie ayer al diálogo. Por lo menos no permitió que elpresident, Artur Mas, y el jefe del Ejecutivo central, Mariano Rajoy, lograran la mínima intimidad necesaria para conversar sobre los conflictos abiertos entre ambas administraciones. Sin embargo, el acto protocolario de la inauguración de la línea de alta velocidad entre Barcelona y Figueres (Alt Empordà) sí sirvió para constatar una vez más el abismo que existe entre la capital catalana y Madrid. Mientras Mas se quejaba de que la infraestructura alcanzaba finalmente Catalunya para superar un agravio histórico, Rajoy subrayaba que el nuevo AVE iba a servir para «avanzar juntos», «abolir distancias» y «unir territorios».

Un diálogo de sordos. Unos discursos en la estación de Girona que, en el caso de Rajoy, estaba previamente escrito. Así que, hubiera dicho lo que hubiera dicho elpresidenten el parlamento inmediatamente anterior, nada evitó que el jefe del Ejecutivo español se refiriera a los «raíles de prosperidad», «que son también vías de entendimiento», abogó. Sin recoger el guante a las peticiones de Mas. Y, a juzgar por los acontecimientos de los últimos meses, todo indica que el acercamiento es cada vez más complicado.

CONVERSACIÓN CORDIAL/ Fueron cordiales, eso sí. Mas había esperado a Rajoy en el vestíbulo de Sants para bajar juntos a la vía 6, desde donde salió el S-103 a las once en punto

con dirección a Figueres-Vilafant. En el coche número 1, ambos compartieron una mesa de cuatro con el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y la ministra de Fomento, Ana Pastor. En la ventanilla, el Principe y elpresident, con lo que Rajoy y Mas tampoco estuvieron cara a cara durante el recorrido. Si no quisieron, ni se cruzaron la mirada. El encuentro entre ambos deberá esperar un par o tres de semanas, informaron fuentes conocedoras de las tensas relaciones.

Durante los 47 minutos que duró el primer trayecto entre Barcelona y Figueres, las cuatro autoridades principales trataron diversos asuntos, entre otros temas de infraestructuras. En ese mismo coche viajaban también numerosos cargos del ministerio; la presidenta del Parlament, Núria de Gispert y elconsellerde Territori i Sostenibilitat, Santi Vila, este último alcalde de la capital del Alt Empordà hasta el viernes de la semana pasada.

PLACA CONMEMORATIVA/ Una vez en la estación ampurdanesa solo descendieron del tren los ocupantes de ese primer coche de altos cargos, con el objetivo de que descubrieran la placa conmemorativa del acontecimiento. Y de nuevo, perseguidos por una nube de fotógrafos, saludos y besamanos, los dos presidentes, la ministra y el Príncipe regresaron al AVE que les llevaría en menos de un cuarto de hora a Girona. Si durante el recorrido ferroviario las posibilidades de entablar una conversación mínimamente clandestina o emplazarse a un encuentro posterior habían sido nulas, en la última parada fue aún más impensable.

Con el programa completamente marcado y ninguna intención de moverse del guion, Mas y Rajoy se dispusieron en el vestíbulo de la estación de Girona donde una lista interminable de alcaldes, diputados en el Parlament y el Congreso, portavoces parlamentarios, directivos de empresas constructoras y concejales les escucharon con más o menos atención.

FRÍO EN LA ESTACIÓN/ Tal vez por el aspecto aún desangelado de la nueva estación, muchos de los asistentes se quejaron del frío que hacía. Ni la broma inicial delpresidentlogró arrancar más que alguna sonrisa entre el público («Hace muchos años que pedíamos en nuestra carta a los Reyes esta línea y no sé si nos la han traído ellos», abrió fuego Mas). A continuación, el jefe del Govern desgranó un discurso marcadamente reivindicativo en el que hizo memoria de la «vieja aspiración» que siempre ha representado para los catalanes conectarse con Europa. De hecho, ese discurso le sirvió también para subrayar la vocación europea de Catalunya, sabedor de que en los próximos meses es más que probable que les necesite mucho en su pulso con la Administración central.

Tuvo palabras también para el corredor mediterráneo pero donde fue especialmente duro fue al advertir «a quienes quieren presentar esta línea como un privilegio» que «Catalunya es la que tiene menos dotación en infraestructuras públicas a pesar de que es la que más aporta al PIB del conjunto del Estado». Esta frase cosechó algún discreto gesto de disgusto en las filas populares, pero elpresidentno cejó y lanzó: «El de hoy es un acto de justicia con Catalunya». Sus palabras no estaban escritas en ninguna parte.

COSTURAS DE LOS TERRITORIOS/ Y si la ministra Ana Pastor ya había sido conciliadora en el discurso previo a Mas («Viajar de Barcelona a Figueres nos ha hecho conservar, perfeccionar, ser más tolerantes y sobre todo mucho más amigos», proclamó parafraseando al escritor Josep Pla), Rajoy evitó responder a las reclamaciones delpresident. El líder del PP consideró el AVE «un relato inmejorable de nuestra ambición como país» e insistió en la vertebración territorial, esta vez en forma de «costuras capaces de acercar los más diversos territorios en aras de una voluntad común». Obvió que la tensión en esas costuras es algo ya demasiado difícil de disimular.