MALOS TIEMPOS PARA SER JOVEN

Abdel el Gufairi: "Esta generación ha tocado fondo"

Vecino de Cornellà, dejó los estudios porque quería trabajar, ahora aprende a reparar y mantener edificios

Abdel el Gufairi, de 19 años, el sábado, en Cornellà, donde vive tras dejar los estudios porque quería trabajar.

Abdel el Gufairi, de 19 años, el sábado, en Cornellà, donde vive tras dejar los estudios porque quería trabajar. / periodico

MAURICIO BERNAL / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Era lo que yo quería, ganar dinero, ayudar a mi familia", formula Abdel, de 19 años, Abdel el Gufairi, nombre marroquí, cuna marroquí, nacido, para ser exactos, en Beni Melal, a los pies del Atlas, hace 19 años; pasaporte, no obstante, español. "Llevo aquí toda la vida», dice. Tenía 16 --tres años ha, casi cuatro-- cuando acabó cuarto de ESO, el final, por lo tanto, de la enseñanza obligatoria, y entonces hizo lo que muchos por aquella época, porque se podía, porque había opciones: buscar un trabajo.

"Siempre he vivido en Cornellà. Estudié primaria en el Jacint Verdaguer y la ESO en el Maria Aurèlia Capmany, pero en cuanto pudeme puse a trabajar, no solo para ayudar a mi familia sino porque, bueno, el tema del estudio no me gustaba. Me gustaba más el dinero, la verdad". En su familia eran cinco ("soy el mayor de tres hermanos") y el único que trabajaba era el padre; trabajaba, en pasado. Ahora está en el paro.

En una economía, la española, que aún parecía sólida, Abdel se acogió a la opción de empezar a trabajar cuanto antes, y pensando siempre en el dinero y en ayudar a su familia se apuntó a una fundación (Llindar) que le abrió las puertas del mundo laboral. "Me metieron de prácticas en un restaurante. Estuve dos meses de ayudante de cocina; hacía pan, cortaba postres, ayudaba al cocinero, limpiaba. Al final el jefe me dijo que tenía la plantilla completa y no podía cogerme, así que fui a otro restaurante, hice una práctica de 15 días y entonces sí me contrataron".

Tres meses buscando empleo

Allí estuvo tres años. Empezó con un sueldo de 650 euros y acabó con uno de 900, y pudo contribuir a laeconomía familiar; que era lo que importaba. Abdel, su horizonte, era trabajar, seguir trabajando; ganar para vivir o al menos para sobrevivir. Pero llegó la crisis. "Un día dijeron que sobraba alguien en la plantilla. Y como yo era el ayudante... Quieras que no, la crisis pasa factura a la gente joven, a la gente con menos experiencia". Durante varias semanas Abdel se dedicó a buscar trabajo ("por las mañanas, por las tardes, enviando currículos, hablando con amigos, preguntando... Estaba convencido de que al final encontraría algo, pero no, nunca encontré nada"), y al cabo de tres meses se rindió ante la evidencia.

"Estoy haciendo un curso de reparación y mantenimiento de edificios". ¿Y la cocina? "No, no más cocina. La hostelería es un sector muy esclavizante, y uno de los más golpeados por la crisis, además". Abdel se transforma, pues, laboralmente se reinventa. "Necesito alternativas. Necesito un trabajo: la situación de mi familia no es la mejor". La fe no la pierde, a pesar de lo que ve cuando mira a su alrededor. "¿Sabe qué veo? Una generacion que ha tocado fondo. Tengo muchos amigos que buscan trabajo y se han deprimido porque no encuentran nada, porque es imposible encontrar algo. Y han renunciado. Ya no buscan, ni tienen ganas de formarse, nada. Se pasan el día en la calle".