El desconcertante caso del lavacoches

Montgat se moviliza por el vecino condenado por mafioso en Italia

Un retrato de Óscar Sánchez.

Un retrato de Óscar Sánchez.

MICHELE CATANZARO / ÀNGELA BIESOT
MONTGAT

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«Sorpresa monumental», «impensable», «no me cabe en la cabeza». Así comentan los ciudadanos de Montgat el caso de Óscar Sánchez Fernández. Nadie puede creer que este lavacoches, de quien sus conocidos dicen que tiene capacidades limitadas y que casi nunca ha salido del pueblo, es un mafioso dedicado al tráfico internacional de drogas. Sin embargo, fue exactamente esta la acusación por la cual el miércoles pasado se le condenó a 14 años de cárcel en un juicio celebrado en Nápoles. Otro proceso por acusaciones parecidas se celebró dos días después; la sentencia de este se espera para el 6 de junio. Luigi Alberto Cannavale, de la Fiscalía Antimafia de Nápoles, informó a EL PERIÓDICO de que ha pedido 15 años más para Sánchez.

Montgat ha ido más allá de la incredulidad. El ayuntamiento ha impulsado una moción en defensa de Sánchez, que se votará en el pleno de mañana y que cuenta con el apoyo de todos los partidos del consistorio. Además, un grupo de amigos se ha constituido en plataforma, está recogiendo firmas para pedir justicia para Óscar y ha convocado a la ciudadanía a reunirse cada viernes en el centro del pueblo en señal de protesta. Jordi Funtané, uno de los impulsores de esta iniciativa, explica que abrirán una cuenta popular para costear los honorarios del abogado.

Sánchez, de 44 años, fue detenido en Montgat el 5 de julio y extraditado

a Italia por la Audiencia Nacional en agosto. Dos investigaciones de la policía italiana, en colaboración con la Guardia Civil, lo señalan como el coordinador en España del tráfico de drogas entre Sudamérica e Italia de los clanes Bianco y Iadonisi, de la Camorra napolitana. Grabaciones de decenas de llamadas de un móvil a nombre de Sánchez lo confirmarían.

MOCIÓN MUNICIPAL / «No encontrarás a nadie en el pueblo que se lo crea», afirma rotundamente el alcalde de Montgat, Jordi Ràmia (PSC). La moción impulsada por el municipio afirma que Sánchez trabajaba casi ininterrumpidamente, nunca salía del pueblo y solo hablaba castellano. Basándose en esto, el ayuntamiento pide la intervención de la Generalitat y el Gobierno, de la Defensora del Pueblo y de los ministerios de Justicia y Exteriores en defensa de Óscar.

«Cualquier persona que le viera se daría cuenta de que no tiene la capacidad de cometer los delitos de los que se le acusa», explica Juan, un taxista del pueblo que lo conoce de toda la vida. Aunque Óscar no tuviera un diagnóstico, es probable que tenga un pequeño retraso, según Rosa Dalmau, coordinadora de Acció Social del ayuntamiento, que tuvo oportunidad de hablar con él, aunque no le atendiera.

VIDA HUMILDE / Sánchez ha pasado su vida en Montgat, con la excepción de un año, en el cual trabajó en Barcelona. «Si le dejaras en Alella, no sabría volver a Montgat», comenta Juan, su primo. Su casa, en el barrio de Les Costeres, no tenía ni nevera ni lavadora: no las sustituyó cuando se rompieron. «Siempre iba con el traje del autolavado: la última vez que le convencimos de que se comprara ropa fue hace 10 años», explica su hermano, José Antonio.

El único vicio de Óscar eran los porros, a los cuales se aficionó durante el servicio militar, según los familiares. «Se le podría convencer de llevar un paquete de droga, pero es imposible que fuera un traficante», afirma Funtané.

Todos coinciden en que es una persona fácil de engatusar. En una ocasión, una persona se le acercó para proponerle un matrimonio de conveniencia con una africana, a cambio de 2.500 euros. Seguramente lo habría aceptado si David, un compañero del autolavado, no le hubiera convencido de que era mejor rechazar la oferta.